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Entradas

Mostrando entradas de abril, 2005

El sello de entrada (II)

Pronto comprendí que nadie iba a darme el sello en España. Y desplazarme hasta Croacia para conseguirlo costaba una pasta. ¿Qué hacer? Me ofrecían una posibilidad. No tenía sello, pero podría tener al menos una prueba de que viajé desde allí hasta aquí. Pues no. Vine en coche. Además para que la paradoja fuese más grande la única frontera donde nos pararon -y que según el poli de Port Bou ya no es una frontera- fue la entrada en España. El único coche que pararon unos tíos vestidos de guardia civil con pistolas fue el que llevábamos mis amigos y yo. Nos hicieron salir de coche, nos cogieron los pasaportes y se los llevaron al interior de una caseta. Mientras tanto sacaron todas las cosas del maletero y registraron los asientos. Sin ninguna explicación. Unos veinte minutos más tarde nos devolvieron nuestros pasaportes y nos desearon buen viaje. Sin ninguna aclaración. Sin ningún sello. ¿Quizá fue porque la matricula era de Bilbao? ¿Quien lo sabe? Así que me pararon en una frontera que n

El sello de entrada (I)

Muchas veces he tenido la sensación que el absurdo y la burocracia van cogidos a mano burlando se de mí. Cuando al fin volví de mi país con el sello de la embajada española que decía que podía trabajar aquí, me sentí otra persona. Me sentí visible. El tiempo cambió, hacer planes parecía más fácil. Desde el momento en que el sistema decidió aceptar mis datos e incluso mi fotografía al lado cambié hasta mi manera de caminar. Empecé a mirar los anuncios grandes de la sección Empleo de La Vanguardia. Por las mañanas tenía la impresión de disfrutar de más tiempo. No sentía la presión de tener que salir corriendo a acabar algo por si acaso salía un nuevo curro y necesitaba los papeles. Pero esa sensación duró sólo hasta que Cristina, mi abogada, se dio cuenta de que no tenía el sello de la entrada en la Unión Europea. Resulta que pasé seis fronteras, pero en ninguna de ellas me pusieron un sello. Sin esa estampilla no podía concluir el trámite final. Sin esa marca seguía siendo invisible par

Fecha de renacimiento

El otro día participé en un programa de la Radio nacional de España donde leí algunos textos míos junto con la poeta peruana Mariana Llano ( http://www.marianallano.com/ ). Allí me di cuenta de que aunque veníamos de dos países completamente distintos en todos los sentidos Mariana y yo compartíamos una experiencia común: el renacimiento administrativo. Cuando la preguntaron cuánto tiempo llevaba aquí en España respondió “cinco años” y dijo la fecha exacta en que llegó: 15 de junio. Igual que ella, también recuerdo la fecha de mi primera entrada: era el 28 de abril de 2002. Hoy cumplo tres años y me considero el español más joven de mi generación. Tengo tres años y ya camino, hablo y soy, más o menos, un bebé consciente. Y ahora que tengo los papeles supongo que empieza mi adolescencia.Pero ¡¿cómo voy a trabajar con sólo tres años!? ¡Explotación infantil! ¡Debería jugar más! (¿Alguien conoce un colegio para 29añeros que recién cumplieron tres años?)

La mano de Dios

Katia, que vino de Guatemala, nos dijo que no era un caso típico. Los demás participantes en aquella mesa redonda sí que lo éramos, pendientes de numerosos trámites que unos llevamos a cabo y otros no. En el caso de Katia unos sacerdotes guiaron la “Mano de Dios” que puso los sellos necesarios para que su hermana fuese más eficiente a la hora de conseguir promocionar esa misma Mano de Dios entre aquellos que la ponen en duda. O sea, que nuestra compañera vino a España a través de la Iglesia católica formando parte de una Misión en su país natal. Y así fue como en un mes ya era residente y tenía permiso de trabajo. Eso sí que es echar una “Mano”, digo yo. Y también fue eso lo que, después de la conferencia, me dijo un señor que antes había criticado mi actitud. Al parecer, le sorprendía que nos quejáramos de cómo están las cosas en España, a la que el se refirió diciendo “Una y Libre”. Según él, lo decía porque él mismo había sido inmigrante y ya sabía lo duro que es ir marcharse a un

Frío del Sur

- ¿Te gusta el fútbol? – me preguntaron el otro día antes del comienzo del gran derby. - Sí, mucho –contesté, porque realmente me encanta. - ¿ Eres del Barça o del Madrid? - ¿ Y eso qué tiene que ver con el fútbol? –pregunté. Siempre me costó acostumbrarme a tener que aceptar que el mundo se establece de forma que existe un NOSOTROS y un ELLOS. Incluso me siento muy raro a la hora de tener que contestar a una pregunta tan sencilla como: ¿De dónde eres? Contesto, por defecto, que soy de Croacia. Allí es donde nací y donde viví toda mi infancia. Pero luego, si me preguntan ¿qué tal Croacia? tengo que decir que no tengo ni idea porque ya hace más de 15 años que no vivo allí. En la película “Tierra de abundancia” un protagonista al ser preguntado de dónde es contestó: “Mi país no es un lugar, es la gente”. Igual que él, yo me siento de todas y de ninguna parte y el modo en que me siento depende de la gente que me rodea. Veo que para poder identificarse y querer a su equipo algunos van más

Odio los domingos

¡Odio los domingos! Son los días que más triste me ponen. Es que simplemente tengo que fingir que me da igual . comer lo que como normalmente y que lo haré de una forma mecánica sólo para satisfacer mis necesidades básicas. Últimamente tengo los domingos libres y estos se han convertido en mis días de ´"reflexión". Con tanto "reflejo" me pongo brillante y salgo a tomar algo. Entonces veo a todas estas familias saciadas de comidas dominicales, tres platos y postre. Y me siento inseguro, vulnerable, invisible. Me entran ganas de pedir una cerveza y soltar una frase tonta y chistosa a la camarera, pero querría decírsela en mi idioma. Y querría que me pusiera la cara correspondiente también en mi idioma. Me gustaría no tener que traducirlo todo antes de decirlo. Querría ser más presente. Querría ser y no simplemente estar. ¿Y qué hago entonces? Pues busco otro emigrante y hablamos de los lunes.

Lectura real

¡¡¡Ostia!!! ¡La madre que los parió! ¡Esto no puede ser! –gritaba como un loco al abrir el sobre con la factura de la luz y descubrir el importe. En seguida llamé a Endesa, donde me explicaron que no había ningún error y que la factura que acababa de llegarme correspondía a la lectura real. Así fue como me di cuenta de que del mismo modo en que hasta entonces había estado pagando una cantidad fija por la electricidad que no se correspondía al verdadero consumo, sino al que calculaban que habían “estimado”, durante el último período también yo he estado viviendo en algo que podríamos llamar “tiempo estimado”. Por pura inercia, durante los tres años que hace que vivo aquí no he prestado atención a cuánto “gastaba” de mí mismo. Había cosas, muchas cosas por hacer, por acabar y no tenía más remedio que hacerlas. Algunas buenas, algunas malas y todas en la misma dirección: salir adelante, cumplir objetivos y seguir con el “proyecto”. Hasta ahora la “estimación” de mi consumo consistía en ag

Intoxicación televisiva

Como ya dije antes la tele me ayudó mucho a entender España y los españoles. Pero no siempre hemos tenido una relación de entendimiento. Al principio cuando no comprendía nada del idioma tenía que deducir qué me estaba contando la caja mágica según la narración visual. Uno de aquellos días mientras saltaba de una cadena a otra vi una noticia de la cual entendí muy pocas palabras. Entre ellas destacaba una: “coca”. Las imágenes del reportaje mostraban un hospital, médicos y pacientes. Así que deduje que se trataba de una intoxicación de coca y que las personas que aparecían en la pantalla tenían problemas de adicción o se intoxicaron con la cocaína. Lo que me sorprendía fue que había gente de todas edades, pero la mayoría era gente mayor, de sesenta años y más. Pensé “pues bien, esto es Europa, una civilización avanzada y donde todo el mundo intenta seguir el ritmo acelerado de la vida moderna, y los que no aguantan optan por los estimulantes sintéticos”. Por eso, informan con tan

Tramitar o conquistar

Recuerdo un graffiti que alguien pintó en una pared de Belgrado el día después de que los aviones de la OTAN, en su mayoría estadounidenses, empezaron a bombardear esta ciudad y el resto del país. La pintada decía: "Colón, tu curiosidad nos está jodiendo". El mismo lema podría haber sido escrito en las paredes de muchas de las ciudades bombardeadas en la actualidad por el Nuevo Imperio, en su momento descuberito por el curioso Cristóbal. Pero en el fondo la culpa no la tiene él. Colón se limitaba a hacer su trabajo. Y, por cierto, lo hizo bastante chapuceramente. Teniendo en cuenta que iba para las Indias no se puede considerar un éxito haber descubierto que existía América. Los que después le siguieron tras ese accidente llevando la cruz y la espada para cortar cabezas también "hacían su trabajo". Y así fue como crearon el Nuevo Imperio y las nuevas reglas del juego. El descubrimiento del Nuevo Mundo ha provocado una sucesión de acontecimientos cuya filosofía se re

El verdadero significado de la paciencia

¿Y qué es la paciencia?- me preguntó Belín. “Aguantar como un mulo”, le respondí acordándome de pronto de la última vez que he oído aquello de en próximas fechas le diremos en qué fecha puede venir y así un mes tras otro. Son ya tantas las fechas de “Usted tiene que venir el día 16”. Luego, a causa de una huelga de submarinistas checos o algún motivo parecido, esta fecha se cancelará hasta “Digamos, el 23 del mes que viene”. Ese 23 del mes que viene me dirán que no presenté mis fotos junto a la solicitud. Yo diría que sí, pero para qué me voy pelear. Así que me hago otras seis fotos. La costumbre de llevar siempre unas cuantas fotos conmigo no tiene nada que ver con ser narcisista. Se trata simplemente de que siempre me están pidiendo fotos y firmas. Si no fuese porque soy lo que soy, igual me podría sentir como una estrella. Ahora resulta que no pueden aceptar estas fotos que les ofrezco porque “Habrá que hacer una nueva solicitud”. Bueno, digo, me voy a buscar alguien que s

Un país galáctico

Ahora que hay nuevo Papa, voy a colgar algo que escribí durante la última visita de Juan Pablo II a España: "Llevo casi dos años en España. Ronaldo, unos meses menos. Yo, humilde terrícola, le saco ventaja a un supergaláctico. ¿A que es fantástico? Desde que llegamos hemos visto aterrizar al Papa, a Mule y la Mecca-Cola. ¿Pero se puede saber por qué establezco semejante paralelismo entre el crack y yo? Para empezar, Ronaldo y yo nacimos el mismo año. Él en Brasil y yo en los Balcanes. Sin embargo, lo más importante es que su llegada al Real Madrid me ha ayudado muchísimo a entender España. En cuanto pisó suelo ibérico, Ronaldo se convirtió en la noticia más importante de los telediarios, incluida la información internacional. ¡Ronaldo ha fichado por el Real! ¡Qué alegría! Veía la tele y no me lo podía creer. El telediario empezó con un reportero en directo que señalaba el camino por el cual Ronaldo se escapó del aeropuerto para evitar a la pesada prensa. ¡Ya está en España! ¿Pero

Lost in translation

Kamel es un magrebí que ha montado una pequeña empresa de traductores en Barcelona. Muy profesional. Los juzgados de toda la provincia llaman a Kamel y él llama a sus traductores. Para trabajar con él sólo tienes que dejar tus datos y te van avisando cada vez que te necesitan. O sea, cada vez que uno de tus compatriotas hace algo que no se ajusta del todo a la ley. El puesto de traductor viene a ser algo así como el de cónsul pero sin protocolo ni coche oficial. Un buen día Kamel necesitó a alguien para traducir del yugoslavo. Eso fue lo que me pidió cuando acudí a su despacho. Mientras me preguntaba se entretenía mirando un calendario: - “¿Hablas yugoslavo, no?” - “No”, le respondí. “Nadie lo habla porque el idioma yugoslavo no existe”. Estuve a punto de explicarle toda la situación geopolítica de mi país de origen pero decidí cortar el rollo. - Bueno, ¿pero eres yugoslavo? - Sí. Al instante me dijo que debía presentarme en los Juzgados de Barcelona al día siguiente. Allí me personé y

La boda real

- Ostras, mi Emilio se ha hecho daño en una pierna y ahora tenemos que cancelar la prueba de video”, se lamentaba una tarde Cristina, una compañera de trabajo en una cafetería en la que pasé unos meses. Desde que Cristina estaba a punto de casarse siempre andaba muy estresada. Claro que lo de “a punto” es un decir, porque aún faltaban seis meses para el enlace. - ¿Qué prueba?, pregunté yo. - La de video. El chico del estudio que nos grabará el día de la boda tenía que hacernos una prueba. - ¿Cómo? –yo seguía sin comprender nada-. ¿Qué chico, qué prueba? - ¿Cómo que qué prueba? ¡La del video! Tenemos que hacer una prueba para asegurarnos de que lo grabaremos bien el día de la boda. - A ver si lo entiendo... Quedan seis meses para tu boda y tú vas haciendo pruebas de video mientras tanto... Contratar un estudio profesional para que grabe una boda ya me parece exagerado, pero hacer una prueba es tremendo... No tengo palabras. Supongo que es para el DVD, para añadir escenas y el making-off

El Tour de Francia

Ser emigrante no es nada fácil. Nadie lo ignora. Todo el mundo habla sobre cómo protegernos, cuidarnos, escucharnos, apoyarnos, alimentarnos, mimarnos... ¡Es que ya no puedo más! Con tanto cariño, acabaré flojo, relajado, feliz y entonces, ¿para qué serviré? Perderé mi papel vital, el que con tanto ánimo me asignaron en la oficina que nos ayuda a conocernos entre nosotros y dirigirnos hacia una vida en trámite, llena de etapas y obstáculos. Ríete tú del Tour de Francia. Y es que esta condición es para toda la vida. Siempre te faltará algo y ellos siempre te dirán dónde dirigirte. De vez en cuando, pensarás que “ya estás allí” y que ya no les necesitas, pero te estás equivocando. En cualquier momento, te puede llegar una de esas cartas escritas de modo que no entiendas nada, porque sustituyen los números por letras y esas letras no tienen vocales en medio. Algo así como GHI34 en el séptimo párrafo de la TRPLM de CRES. Y, aunque suene a swahili, no te molestes en buscar un traductor de s

Un homenaje

Spencer Tunick no tenía ni idea de dónde se metía. La frase suena como el principio de una novela policíaca, pero no tiene nada que ver con eso. Este fotógrafo, muy famoso él, vino en el verano del 2003 a hacer tres fotos de desnudos en Barcelona, porque es una ciudad muy ultraguay y estaba muy de moda por su movilización contra la guerra. Tunick ya se había dado a conocer por sus fotos de actos desnudos en las calles de muchas metrópolis mundiales. Decidí participar porque, además de ser un guarro enamorado de la belleza del cuerpo humano, esencialmente femenino), me atrajo la idea de ver a cinco mil españoles desnudos a las cuatro de la madrugada en un proyecto que se planteaba muy en serio. El e-mail que se envió a los participantes tenía el tono de las cartas informativas de los comandos nazis cuando se preparaban para una ejecución. Desde el principio nos metieron en una sala de la Fira de Barcelona y nos hicieron esperar una hora y media hasta que salió un tío hablando argentino

¿Soy o no soy? ¿Estoy o no estoy?

La posibilidad de “ser” o “estar”, le da a uno mucho margen para escoger cómo quiere que sea su existencia, pero a mí me costó mucho interiorizar esa sutil diferencia. “¿Cuándo soy y cuándo estoy?” Me explicaron que el verbo “ser” se utiliza para algo que no cambia o que, por lo menos, no cambia demasiado. En cambio, “estar” se usa para algo que es variable, no determinado. Al final llegué a la conclusión de que hasta conseguir los papeles “estaría”, porque los inmigrantes son los que están. Mi confusión con ambos verbos fue tremenda durante un buen período de tiempo. Recuerdo que una vez ese cacao mental me supuso hacer el ridículo delante de veinte periodistas. Aquel día estaba haciendo de traductor de dos escritores serbios que estaban presentando un libro en Barcelona. En un momento de la charla, en lugar de traducir que “las madres son buenas”, dije “las madres están buenas”. Sin embargo, nadie pareció tenérmelo en cuenta, supongo que porque poco antes había dado un notición. Solt

Propinas

Más que por razones antropológicas, Audrius y yo estamos interesados en investigar el fenómeno de los bares españoles por razones prácticas. Buscar bares para dejar el curriculum es nuestra manera de investigar la sociedad. La mayoría de los emigrantes con estudios tenemos dos tipos de curriculum. Uno es el normal, en el que dice que somos licenciados universitarios. El otro es un curriculum sencillo para conseguir trabajo “hasta que salga otra cosa mejor”. En este último informamos sobre nuestra experiencia en el campo de la hostelería y esas otras faenas que ocupan la mayoría de ofertas en las páginas de trabajo. Los nuestros son los trabajos que se anuncian en letra pequeña. Los que tienen letra grande y están recuadrados ni siquiera los miramos. Son para gente con papeles. - “Como tradicionalmente los catalanes no han tenido tantos bares como el resto de españoles no han podido desarrollar el sentido de “dejar propina”, me dijo mi amigo lituano una noche mientras tomábamos una c

El invierno ibérico

"Ya lo verás", me decían cuando preguntaba cómo era el invierno aquí. Cuando lo vi, no me lo podía creer. Desde qe la temperatura descendió por debajo de los 20º se hizo muy fácil distinguir entre guiris e indígenas. Los que gritaban “¡La madre que me parió, qué frío!” eran ibéricos y aquellos a quienes miraban con cara de “están locos” por llevar manga corta, esos eran los guiris. Incuso se podía leer en su cara algo semejante a la frase preferida de Astérix y Obélix: ¡Qué locos están estos romanos!” Más que nada por hacer la pelota, yo también me acostumbré rápidamente al frío español y a taparme como la población nativa. Al final, tengo que admitir que llegué a pasar frío. Tal vez sea el efecto placebo o las ganas de pasar frío por pasar frío, del mismo modo en que aquí se practicar el “hablar por hablar”. En cuanto el termómetro baja un solo centígrado más de la media, se oyen por todas partes voces diciendo “este frío no es normal”. Y no es nada normal porque este país t

Casandra es inocente

La primera vez que conviví con un español fue en Kovoso, donde yo trabajaba como una especie de guía de periodistas y Javier era un policía. ¿Y qué hacía un policía español en Kosovo? Pues exactamente lo mismo que yo, se ganaba la vida, y debía estar algo desesperado para trabajar allí y compartir el piso con alguien como yo. En aquel momento no podía imaginar que alguna vez yo sería un emigrante en su país, un lugar del que sólo conocía una serie de tópicos como el de las mujeres guapas, vino barato y hablar rápido. Por eso cuando aquel policía se me presentó como Javier, pero en su documento ponía Xavier, pensé que tal vez estaba de cachondeo o que era su nombre artístico. Después he conocido varios casos en los que sucede justo al revés. Recuerdo que entonces me intentó explicar toda la historia sobre Cataluña y España, pero yo pasé bastante, tenía suficiente líos estando en el lugar donde estaba. Xavier era simpático y estaba enamorado de una chica a la que tengo que agradecer mis

Hablar por hablar

Escribir en castellano es un ejercicio mental mediante el cual pongo a prueba mi habilidad para pensar en este idioma. Escribo de un modo automático, lo voy apuntando todo como si fuese un diálogo interno de un tirón. Antes creía que si pensaba en español podría comprender cómo piensan los españoles. Pero no. Ya hablo en castellano más o menos bien, pero resulta que me escucho en mi lengua materna. Suena lioso, pero es así. Además, empiezo a aceptar que probablemente nunca podré pensar como un español. Para empezar, después de conocer a bastantes tipos de personas, he llegado a la conclusión de que para un español es mucho más importante hablar que escuchar. Eso sí, hay que encontrar a alguien que te escuche o, por lo menos, que parezca que lo hace. Conseguirlo es casi un reto vital. Creo que por este motivo, algunos españoles son tan amables, especialmente los de mayor edad. Suelen ponen mucha voluntad a la hora de comunicarse con los extranjeros, pero me temo que, simpatía aparte, el

Vender frigoríficos en el Polo Norte

La verdad es que soy un emigrante mimado y que lo he tenido más fácil que los demás. He tenido suerte de estar con muy buena gente y, lo más importante, con gente que tenía papeles. Incluso yo mismo tenía algo similar: tenía permiso de estancia como estudiante y en teoría podía trabajar cuatro horas al día siempre que no entorpeciese mis clases. En la práctica, nunca conseguí que me hicieran un contrato. Varios de mis jefes intentaron asegurarme e incluso tengo número de la Seguridad Social, pero jamás han logrado concluir el proceso. Siempre había un impedimento, cosas de esas incomprensibles que abundan en la Ley de Extranjería. Mientras llega el permiso definitivo de trabajo, voy haciendo lo que puedo. Y, entretanto, he descubierto que los “con papeles” también sufren lo suyo. Una amiga me dijo: “Yo soy legal y pago tantos impuestos que sólo pienso en “salir” de este sistema como sea. Y tú estás luchando para meterte en esta rueda, es bastante irónico”. No comprendí la seriedad

Orgullo gay

Cada entrevista de trabajo es una historia, pero creo que la mejor de todas fue la que tuve en un pub de Sitges. - Eres gay? - No. - ¿Bi? - No. - ¿Tienes papeles? - No. - Pues no sé qué estás haciendo aquí. No creo que haber tenido papeles hubiera cambiado algo aquel día.

Vocabulario de supervivencia

Desde que llegué he trabajado en varias cosas. Fontanero, distribuidor de publicidad, comercial, traductor, periodista... Pero como la mayoría de extranjeros, empecé como camarero. Fue divertido. Llevaba un mes aquí y mi vocabulario se componía de unas trescientas palabras. Una amiga leyó un anuncio en el diario que pedía: “SE NECESITA CAMARERO PARA FINES DE SEMANA. RESTAURANTE”. De toda la frase apenas si entendí “necesita” y “restaurante”. Cuando fui a la entrevista, pensé que lo peor que me podían decir era que no me cogieran. Pero me equivoqué. Lo peor era que me dijeran que sí lo hacían. Y eso fue lo que sucedió: “¿Puedes venir el sábado? Te llamaré para confirmar”. Pensé que era una broma y que el jefe me estaba tomando el pelo, igual que hizo una vez un taxista andaluz en Madrid. El guasón interrumpió una conversación que mantenía con mi amigo Xavi, quien, entre los idiomas extranjeros que habla, incluye el castellano. Aquel taxista nos preguntó si éramos de Valladolid. Pero no,

Artículos extraños

Este texto ha sido corregido. En caso contrario, te sorprendería la cantidad de artículos que faltarían. Y que sobrarían. Y es que, simplemente, no encuentro ninguna lógica que justifique su uso entre mis palabras. No soy el único. Se puede vivir sin ellos y, además, tener un sueldo muy bueno. Y hablar con la prensa. Y hablar de un tema muy concreto, siempre que ese tema sea el fútbol. Una vez estaba sentado en un bar viendo un partido del Barça contra no sé qué equipo y a mi lado había dos señores inmigrantes, aunque españoles–dedicaré un espacio solamente a este fenómeno-. Hablaban del entrenador del Barça: Radomir Antic: “No sé, pero me hace mucha gracia cómo habla este hombre. Es que no pone ningún artículo”. Su compañero añadió: “Es que los bosnios no tienen”. Eso es cierto. Ningún idioma eslavo los tiene, pero no es verdad que Antic sea de Bosnia, sino de Serbia. Pero como la guerra es como una denominación de origen, todos los que somos de esa parte del mundo podemos pasar por b

Una Suiza mediterránea

Mis primeros minutos en España los pasé en la Feria de Abril de Barcelona. El sábado por la noche de mi llegada, Marta, Marijose y Sergi vinieron a buscarme a la estación de Sants y sin apenas mediar palabra me metieron en el coche y nos fuimos al recinto de la Mar Bella. Yo acababa de despedirme de mis compañeros de vagón, dos senegales y un cubano, y me quedé embelesado mirando el nombre de la estación. “Sants” me daba buena vibraciones. ¿Qué mejor que los santos para saludar y darle la bienvenida a un viajero cansado que se había cruzado media Europa? Pero no pude agradecerles nada, porque, de repente, fui abducido e introducido en un coche: - “Hola, ya hablamos luego. “Padentro”, que nos vamos”, me dijeron. Dejamos mi equipaje en el maletero y nos sumergimos en un ambiente en el que se oía flamenco y colgaban jamones por todas partes. España en su esencia, gente bailando y con aquellos gestos de mírame, mírame, mírame... búscame, búscame, búscame. Realmente, era demasiado. Estaba e

Un viaje espacial

Estaba harto de todo y simplemente supe que tenía que irme de Belgrado. Cuando llegué a esa conclusión, pensé en ir a Italia, como mi amigo Sava. Él fue el primero de nuestra pandilla en irse "fuera" y su historia puede ayudar a entender cómo es el país del que vengo y cómo son las cosas allí. Muchos opinan que Sava tuvo suerte porque durante la guerra estuvo seis meses “a salvo” en la cárcel. La Cruz Roja lo incluyó en su registro de prisioneros de guerra y por tanto nadie pudo hacerlo “desaparecer”. Algo después, su madre se casó con un italiano y, en cuanto lo intercambiaron por otros prisioneros, Sava cogió el primer avión con rumbo a Italia. Así fue como Sava se salvó y alcanzó las tierras del Primer Mundo. La geopolítica existe y una de sus manifestaciones más físicas se concretó en la antigua Yugoslavia. Hasta hace quince años el que entonces era mi país era vecino de Italia. Pasar de un lado a otro era tan simple como enseñar un pasaporte, nada de esperar dos meses en