Ir al contenido principal

Una Suiza mediterránea

Mis primeros minutos en España los pasé en la Feria de Abril de Barcelona. El sábado por la noche de mi llegada, Marta, Marijose y Sergi vinieron a buscarme a la estación de Sants y sin apenas mediar palabra me metieron en el coche y nos fuimos al recinto de la Mar Bella. Yo acababa de despedirme de mis compañeros de vagón, dos senegales y un cubano, y me quedé embelesado mirando el nombre de la estación. “Sants” me daba buena vibraciones. ¿Qué mejor que los santos para saludar y darle la bienvenida a un viajero cansado que se había cruzado media Europa? Pero no pude agradecerles nada, porque, de repente, fui abducido e introducido en un coche:

- “Hola, ya hablamos luego. “Padentro”, que nos vamos”, me dijeron.

Dejamos mi equipaje en el maletero y nos sumergimos en un ambiente en el que se oía flamenco y colgaban jamones por todas partes. España en su esencia, gente bailando y con aquellos gestos de mírame, mírame, mírame... búscame, búscame, búscame. Realmente, era demasiado. Estaba en medio de un escenario de colores, olores, sonidos y sentidos completamente nuevos. Y el caso es que, en el fondo, aquello me sonaba. Lo había visto antes en mi imaginación, gente moviéndose y seduciendo. Ese día ni siquiera intenté practicar mis dos palabras en castellano, porque muchos de los que allí había aquella noche hablaban con acento andaluz.

Al día siguiente me desperté en Cataluña y descubrí que era mucho más tranquila y organizada. La fiesta de aquel domingo estaba cuidadosamente planificada y todos los participantes conocían su papel. El objetivo era subirse uno encima del otro y construir un castillo humano

Me sentí muy bien. Descubrí que estaba en un país de otro país y que la combinación era justo lo que necesitaba. Marcha y orden. En aquel momento creí que iba a vivir en uan especie de Suiza mediterránea.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Es la X

¿Será por la X de extranjero en mi carné de identidad o por no tener la nomina? Me preguntaba a mi mismo en el post Denegado (Noviembre 2007)cuando me rechazaron en Orange. Hoy conocí la respuesta. ¡Es la X! Me fui a la FNAC a comprar el regalo de cumpleaños para una amiga. La iba a hacer una bonita sorpresa regalándola algo que creía que la gustaría tener. Y como no soy socio de la FNAC la pedí a Lesliie que me acompañara y lo compráramos a su nombre. Hola qué tal, etc. Muy bien, etc. Nos gustaría comprarlo a crédito, ¿qué condiciones tenéis? ¿Eres socia? Sí. Pues claro, nos dijo la chica, muy simpática, que nos atendía. Pues puede ser así, o así, también puede ser así y por otro lado si no os gusta puede ser así, de todas formas siempre podéis hacerlo así,.. y durante unos diez minutos nos explicaba todas las opciones del amplio abanico de las posibilidades que FNAC ofrecía a sus clientes. Leslie es socia desde hace cinco años o más, pero nunca antes había utilizado la opción de créd...

Signos Ulisesíacos

- ¿Y cómo terminaste en Barcelona? – pregunté. - En tren. – no era esto lo que quería saber, pero me gustó la respuesta. Se llama Nadia. Es de ¿Austria? ¿Egipto? ¿Barcelona? Mientras hablábamos, alrededor nuestro nacía verano a grito pelao’. - ¡Que bien! – dije – yo también. Me encantan los trenes. He tardado 36 horas en llegar. – y después de explicarle la ruta y las paradas que hice, dije – Llegué en abril. El 28 de abril. ¿Y tú? - En junio. El 6 de junio. - ¿Qué serías en el horóscopo inmigrante? - ? Inmigrar es cambiar de aires, costumbres, amistades, amores, ideas y zapatos. Muchos zapatos. Es aprender, perder, emprender, querer, mover, sentir, crear, crecer. Mucho crecer. Es practicar todos los verbos del alma, sin reglas, ni sintaxis. Inmigrar es volver a nacer. Por esto los que migramos también deberíamos mirar otro horóscopo. Llamadlo Ulisesíaco. En nuestro horóscopo, los signos astrales serían representados por los salmones, golondrinas, ballenas, cebras, flores,… y los demás...

Found in translation

A noche vino a visitarme por unos días un buen amigo de Belgrado. Tras volver del aeropuerto nos fuimos a cenar y pensé que tras el día de viaje no le apetecería ir muy lejos, así que propuse el “Donde Jorge”, un restaurante chileno que tengo al lado de mi casa. Es un lugar tranquilo, donde se come bien y barato, así que cumplía con los requisitos. Entramos en el restaurante sobre las diez y media y todas las mesas estaban vacías. Le dije, en cachondeo, a la camarera que estaba detrás de la barra que no teníamos la reserva, pero antes de terminar me di cuenta que era china. - Perdona, no sé si me equivoqué de puerta, o qué, pero aquí antes había un restaurante chileno - dije. - Sí, sí. Esto lestaulante chileno Efectivamente, la bandera chilena, las fotos de cantantes y los objetos de folclor chileno, también lo decían. - ¿Y tú de qué parte de Chile eres? - Yo, china. - Ahhhhh, y ¿qué pasó aquí? ¿Donde están los chilenos? - Nosotlos tenel 50 polciento. - ¿Pero la co...