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Mostrando entradas de agosto, 2005

Krajina

Hace cuatro meses que escribo esta bitácora y la mayoría de las historias son de aquí. Con las historias que siguen os quiero presentar una parte de la realidad de mis tierras. Digo una parte porque como implicado en la historia reciente de los Balcanes no me creo capaz de asumir que la realidad que yo conozco sea la única. De hecho hasta que me fui de allí no era capaz de escribir sobre lo que pasaba a mi alrededor. La siguiente historia la escribí para el www.cafediverso.com : Krajina “Lo que más echamos de menos es oír llorar a un bebé en nuestro pueblo”, decía mi amiga Inga, citando las palabras de una anciana serbia que había vuelto a su pueblo natal en Croacia central, tras años de vivir en un campo de refugiados en Serbia. Regresó a Krajina, el montañoso corazón de Croacia, habitado predominantemente por serbios ya desde que las primeras tribus eslavas llegaron a los Balcanes. Durante muchos siglos, esta zona ha hecho de frontera entre dos imperios: el aust

Buenos viejos tiempos

Cuando una sociedad llega al punto de que para sus ciudadanos es más importante odiar el equipo rival que amar a su propio equipo quiere decir que la cosa pinta mal. Ante esa situación, quienes se encargan de la esfera pública deberían tomar conciencia de la responsabilidad que detentan y actuar para mantener la paz y el bienestar. El fútbol quizá sea el mejor reflejo de una sociedad y la rivalidad que siempre existe entre dos equipos suele ser una buena manera de conocer el estado de ánimo de la población. Si no fuese por su contexto histórico-político, un Barça-Madrid sería solo un partido más de la Liga y, por otra parte, la Liga no sería lo que es sin un Barça-Madrid. Algo parecido ocurría en la antigua Yugoslavia donde el fútbol tenía un papel muy importante para vigilar de cerca que el nivel de los diferentes nacionalismos no excediera los límites permitidos. A través de los servicios secretos, el Partido Comunista aplastaba cualquier intento de manifestación chov

Bancos y matrimonios

¡El precio de la vivienda en España es una vergüenza! Simplemente, no entiendo cómo la gente se apaña para ir pagando esos metros cuadrados. Entiendo que los que tienen pasta no tengan problemas, pero la gente normal y corriente, o sea, la gran mayoría de los españoles con un sueldo medio debe estar flipando. Sobre todo los solteros. Esa debe ser la principal razón por la que se casa la gente en la actualidad. Se ven obligados a contraer matrimonio para poder ir pagando la hipoteca durante unos treinta años y más. ¿Y por qué tanta hipocresía con que si se van a casar en la iglesia o en el ayuntamiento? Lo más normal sería que se casaran directamente en el banco. Allí el director de la entidad les daría la bienvenida y les leería el ya clásico discurso de si tú tal y tal, coges el o la tal y tal por tu legítimo esposo(a) y bla, bla, bla. Entonces, cuando los dos contestasen positivamente el director cerraría el contrato con las siguientes palabras: - Os proclamo marido

Tito somos todos

Este era uno de los lemas más populares durante mi infancia en un país que ha dejado de existir desde hace más de una década. Para aquellos a quienes no les suene el nombre, Tito fue el presidente y el creador de la Yugoslavia socialista. Esta frase era solo una de las muchas que se podían encontrar expuestas en sitios públicos para reforzar el sentimiento de pertenencia a una identidad nacional creada artificialmente para unir a una serie de pueblos “juntados” a pesar de que su historia estaba plagada de violencia y enfrentamientos mutuos. Tito era la pieza clave de esta nueva identidad y alrededor de su figura se creó todo un mito hasta el punto de que ya nadie sabía qué era verdad y qué el cuento “autorizado”. Lo que diferenciaba al Mariscal de los demás dictadores era su gran poder seductor, incluso hipnótico Gracias a él podía vender la moto del bienestar social y la igualdad de clases al tiempo que disfrutaba de sus coches, casas y los yates de lujo en los que se ro

Guca

“¡Esto se parece a cuando un ejército ganador celebra la victoria después de una batalla!”, fue el primer comentario que hizo Audrius al ver Guca. Hace un par de semanas, Audrius, Amélie y yo fuimos a visitar este pueblo del centro de Serbia conocido por su famoso festival de trompetas. Cada agosto, desde hace 45 años, las mejores orquestas de Serbia compiten en Guca para obtener los prestigiosos premios que, además de fama, hará que consigan los mejores bolos para tocar en bodas y funerales. Para comprender mejor la sensación que provocó tal reacción en Audrius hay que entender que este pueblo tiene unos cinco mil habitantes, pero durante el fin de semana del festival reúne a más de 200.000 personas. La mayoría son jóvenes, bebedores y carnívoros. Hay que subrayar esta última caracterísitca porque en Guca es casi imposible encontrar algún tipo de comida que no sangre y que no haya tenido una madre. Pese a todo, a Amélie le sorprendió comprobar que a pesar de todo hay algún sentido y o

Panching

“El trabajo creó al hombre”, clama un dicho popular alemán, pero la frase estuvo incompleta hasta que la sabiduría popular de mi pueblo añadió un anexo: “Y la pereza creó al listo”. He tenido muchas vacaciones desde que estoy en España. La única, aunque importantísima, diferencia entre las que he tenido en el pasado y las que estoy teniendo este mes de agosto es que esta vez me las están pagando. Las anteriores no las cobraba y solían transcurrir con mucha incertidumbre, entre dos trabajos y resolviendo algún asunto burocrático. En esta ocasión me voy a mi país sabiendo que puedo volver al mismo trabajo sin tener que pensar que los jefes me están haciendo un gran favor que tendré que devolverles a mi regreso trabajando un montón de horas extras. Esta vez es algo diferente, es lo que me corresponde. Aunque ha pasado casi un año desde que obtuve el permiso de trabajo, hasta ahora no me había identificado con los españoles. Pero ahora que voy a estar casi un mes de “panching” veo cómo es