Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2011

Nomen est omen

El nombre es el destino. Y para mi uno de los mejores ejemplos es el nombre del paso fronterizo entre Tijuana (México) y San Diego (EEUU). San Ysidro es el lugar en que se sitúa la frontera terrestre más cruzada del mundo. En el año fiscal de 2005 más de 17 millones de vehículos y 50 millones de personas entraron a Estados Unidos a través de este paso. La gran mayoría de estas personas cruzaron por motivos de trabajo. Según el National Agricultural Worker Survey (NAWS), un 78% de toda la mano de obra en el sector agricultor de EEU proviene del extranjero y un 75% de los trabajadores son de origen mexicano. (2005, US Departmente of Labor). Y qué otro nombre podría llevar el paso que el de del patrono de los agricultores del mundo. ¿Casualidad o causalidad?

El primer mandamiento

SolaMente

“Cuando hablamos de hombre, tenemos la concepción de la humanidad como un todo, y antes de aplicarle métodos científicos a la investigación de su movimiento, debemos aceptar esto como un hecho físico. Pero ¿podría alguien dudar hoy en día que todos los millones de individuos y todos los innumerables tipos y caracteres constituyan una entidad, una unidad? Aún cuando libres de pensar y actuar, estamos sujetos juntos, como las estrellas en el firmamento, con lazos inseparables”, es una frase del ensayo “The problem of increasing human energy”, escrito por Nikola Tesla. La mejor forma de ilustrar esta interconectividad es ponerlo a escala menor. Un buen modelo es el juego de ajedrez, donde el movimiento de cada pieza activa millones de asociaciones, relaciones, efectos y consecuencias. “When we play the ancient and noble game of chess, we grapple with ideas about honesty, deceitfulness, bravery, fear, aggression, beauty, and creativity, which echo (or allow us to depart from) the attitude

CambiYo

La Comisión Europea recomendará el viernes el ingreso de Croacia en la UE Y algunos amigos me comentan la noticia, pero sinceramente no sé qué decir y ni siquiera sé sí debería sentir algo, dado que desde hace casi veinte años la relación con mi país natal es puramente administrativa. Tenía quince años cuando comenzó la guerra civil en Croacia. Desde entonces el cambio fue mi único constante. Durante todo este tiempo, he tenido una enorme suerte de confiar en mi mismo y seguir empujando los límites. He cambiado cinco países y siempre que me preguntan de dónde soy, contesto “de Croacia”. La cosa se complica con la siguiente pregunta habitual “¿y qué tal Croacia?”, pues allí ya no sé más que decir, que hablarles del bonito mar, buena comida y algún que otro logro deportivo. En fin, lo mismo que cualquier turista que alguna vez haya viajado por allí, o haya tenido el interés en conocer Croacia. Me ha costado mucho tiempo procesar y aceptar las emociones que me despertaba el pasado sangri