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Mostrando entradas de mayo, 2006

La isla

La semana pasada conocí a Alija, un bosnio-musulmán. Tiene unos cincuenta años, problemas con la ley española y con su propia ubicación en el tiempo/espacio. - ¿De dónde eres? – le pregunté. - De Prijedor –me contestó. Prijedor es un pueblo en la parte occidental de Bosnia y Herzegovina que actualmente forma parte de la entidad serbia. Casi toda la población musulmana tuvo que abandonar el pueblo durante la guerra y muy pocos volvieron después. - ¿Y tú de dónde eres? –me preguntó. - De Knin –le contesté. Knin es un pueblo de Croacia, en el norte de Dalmacia. Casi toda la población serbia tuvo que abandonar el pueblo al final de la guerra. Muy pocos volvieron después. - Ya…. –suspiró Alija y con un solo suspiro resumió la vida de los dos. A continuación, como si se tratase de Eurovisión, evaluamos los diferentes países en los que hemos vivido desde entonces. Comparando la vida, el dinero y la gente en cada uno de estos países me di cuenta de qu

Rumbo: Crecer

Hace unos diez años mi sueño era trabajar en un crucero de lujo. Quería viajar por el mundo y ganarme la vida así. Vivía en un país que ni de lejos se parecía a uno de los destinos de estos barcos y ni en mis más remotos sueños podía imaginarme pasar un fin de semana gratis en uno de ellos. El sueño remoto se hizo realidad el pasado fin de semana. Fui invitado a pasar tres días en el viaje promocional de uno de los cruceros más grandes del mundo y lo hice aprovechando al máximo todo lo que me ofrecía esta gran máquina de complacer la vanidad. Al final cuando ya no me quedaba nada más por probar me quedé conmigo mismo en la cubierta rodeado del mar, las estrellas y el vacío, y apunté en mi libreta: “De todo el Universo yo era lo único que se movía. Yo era nada”. Lo titulé “Nada se movía”. Desde la cubierta sentí que otro crucero estaba zarpando desde la “nada” con mi consciencia a bordo y siguiendo el nuevo rumbo: "crecer".

Una clase

No tengo ningunas ganas de quedarme en casa salvo que sea realmente necesario. Un día de esta maravillosa luz/calor/olor estuve con Brownie tomando café en una placeta del Raval cuando se nos acercó Román. Ignorando por completo mí presencia regaló a Brownie una mitad de chocolatina. Todo tímido dio un giro y se fue corriendo hacia Facundo, su hermano mayor que en seguida le dijo que volviera encargándole de llevar algo “Para la nena”. “¡AAAAAAAhhhhhhh!”, me han llamado “nena” soltó Brownie. Justamente unos minutos antes estábamos discutiendo sobre la diferencia entre tener veinte y treinta años y lo único que acordamos era que a los treinta los llamaremos los “veintediez”. Ha sido la presentación, muy original, de los dos hermanos que nos distrajo de no perder más tiempo con tonterías. Román es Argentino y yo diría que no lleva muchos años aquí. No es que yo tenga algún método secreto para determinar cuanto tiempo llevara la gente en Barcelona sino que Román no tiene más de cinco y su

Mi banco de sonrisas

Últimamente me parece como si todo lo que me rodea estuviera en el aire y que pudiera desaparecer en cualquier momento. Ya me pasó una vez. Tenía 19 años y de un día para otro mi familia y yo lo perdimos todo y empezamos de nuevo en un país nuevo, en una casa nueva, con unos vecinos nuevos. Llevo cuatro años en Barcelona y últimamente me repito a mí mismo con bastante frecuencia “¿Qué hago yo aquí?, ¿Será la hora de levar el ancla?” Y para no pensar me meto en la piscina. El agua no deja respirar a ese aire que me quema, y voy nadando hasta que ya sólo quedan el azul del agua y sus reflejos en mi retina. Hoy cuando he salido de la piscina he visto mensajes y llamadas perdidas de gente que quiero mucho. Luego he mirado la agenda de mi móvil y he entendido lo que hago yo aquí y lo muchísimo que tengo. Armado de una sonrisa voy acortando las distancias y llenando mi agenda. Mi banco de sonrisas.

Sostenibilidad

Leo en “El País”: “José Luis Rodríguez Zapatero ha asegurado hoy que la crisis de los hidrocarburos con Bolivia es un "problema puntual" que el Gobierno español aborda mediante "el esfuerzo político y diplomático". En conversación informal con periodistas, el jefe del Ejecutivo asegura que el problema en absoluto afectará a la ayuda oficial al desarrollo”. ¿Y no sería mejor pensar que en el futuro Bolivia podría ser un país que no necesitase ayuda para el desarrollo sino que, con sus propios recursos y su propia explotación, incluso podría contribuir económicamente a esa ayuda? ¡Sostenibilidad, para todos!