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Mostrando entradas de marzo, 2010

Tu-tu-tu-tu-tu,...

- ¡Me ha colgado! - ¿Por qué? - No sé. ¡Está loca! Solamente la dije que me iba esta noche a ver el partido, ya que esa era de las pocas cosas buenas que me quedan. - ¡Tías!,…. La transcripción de la conversación que escuché esta noche entre un socorrista en la piscina donde voy y un colega suyo.

Entre los poetas

Más de diez mil kilómetros en dos días para hacer dos entrevistas. Ensenada – Ciudad de México – Villahermosa. De frontera Norte, hasta la frontera Sur, de un país tan inmenso, y llevo un lío de relojes, tanto que constantemente tengo tres horas diferentes. El otro día en el D.F., quería poner el despertador a las ocho pero no sabía que hora tenía porque venía de Ensenada y allí justo cambiaron al horario de verano, sin embargo en D.F. todavía no toca hacerlo. De los tres relojes que tenía, cada uno mostraba una hora distinta, así que llamé a la recepción para que me despertaran. La verdad es que, por el trabajo no me ha dado mucho tiempo para hacer turismo, pero la sensación de hospitalidad y simpatía que me transmitía toda la gente con los que he tenido trato estos días, me demuestra lo arrogante que se ha vuelto la Vieja Europa. Y si, a parte de la sonrisa, tuviera que seleccionar otra sensación que me acompañó a lo largo del viaje, esa sin duda sería la poesía. En casi todos los di

Atún vs. Forbes

Si, “El consumo de atún en las familias mexicanas es de siete latas al año, (según) asegura la Procuraduría Federal del Consumidor.” Y, “Con una fortuna personal de 53 mil 500 millones de dólares, Carlos Slim (empresario mexicano) es la persona más rica del mundo, según la revista Forbes.” ¿Cuántas latas de atún consume Carlos Slim? En la respuesta a esta ecuación está la clave de la formula para luchar contra la pobreza. Pero primero se habría que definir qué es la pobreza. Porque, igual que la soledad, existen la pobreza física y la pobreza moral. Y me temo que la pobreza moral es aún más difícil de batir. Las primeras dos citas son de “El Vigía”, un periódico local que leí está mañana en Ensenada, Baja California, México donde me encuentro, físicamente. Llegar hasta aquí, ha sido el viaje más largo que he hecho hasta ahora, y todavía no estoy seguro que haya llegado, ya que no se me hace nada extraño estar aquí. Llevo dos días, y medio Mundo, sin dormir y espero que mi mente le haga

"Fiesta de Toros"

Algunos dirán “¡Por qué no te calles! si ni siquiera eres de aquí”, pero, estoy aquí y esto de callarme no se me da muy bien. Pero, esta vez quizá me hubiera callado si no fuera por haber escuchado al “mataor” Joselito llamar a la práctica taurina, “Fiesta de Toros”. Poner nombre de “Fiesta de Toros”, a un evento sádico que consiste en pinchar a un pobre animal hasta agotarle las últimas neuronas y clavarle la espada al cuello para terminar, es como llamar al Holocausto: “Fiesta de Judíos”. (El concepto de fiesta, en mi entender, es un evento lúdico en el cual todos los seres presentes disfrutan (incluso los camareros)) Y, una vez más (como siempre que surja la polémica en la relación Madrid-Barcelona), gracias al oportunismo de los políticos que usan la identidad nacional para canalizar las energías y los ánimos de sus votantes, se levantó la polémica alrededor de un tema periférico. Ya les viene bien para distraernos de su incapacidad de actuar como seres responsables y consientes, y