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Mostrando entradas de noviembre, 2006

Match Point

Tengo el móvil siempre encendido procurando que tenga cobertura. Miro mi mail cada cinco minutos esperando que llegara “el mail”. Buscando ofertas. Enviando currículum. Escribiendo cartas de motivación. Mentalizando las entrevistas. Silencio. Preguntas. Dudas. Si tenga suerte me llamarán para hacer alguna traducción. No llaman. Como ser humano me alegra que la criminalidad esta bajando. Como parrado me jode. Cojo el diario y un titular se me cae encima: “Los inmigrantes y los gitanos lo tienen difícil para encontrar trabajo y vivienda en España”, dice un informe del Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia. Confío en mí. Espero mi oportunidad. Creía que la suerte es la cuestión de valentía. Pero, “en un partido, la pelota golpea en lo alto de la red; durante un cuarto de segundo, puede caer hacia uno u otro lado. Con un poco de suerte rebota en el que te conviene y ganas el partido. Pero también puede caer de tu lado, y entonces pierdes". (Woody Allen, Match Point) ¿Qué hac

Taysha

Cuando los misioneros españoles empezaron a explorar lo que hoy en día es conocido como el estado de Texas, EEUU, los Caddo indios eran la población autóctona. Una de las primeras cosas que hicieron los misioneros fue a dar nombre a todo lo que les rodeaba y para ello muchas veces utilizaban las palabras caddo. Una de las palabras que seguramente más escucharon en su llegada fue “taysha”. Con el tiempo y siguiendo la ya conocida costumbre española de castellanizar los idiomas extranjeros (un buen ejemplo son los celebres discurso en inglés de José Maria Aznar) la palabra “taysha” se convirtió en “tejas”. Para conmemorar el respeto por el pasado del país que representa, el mejor amigo de Aznar y la peor desgracia para la institución del presidente de los EEUU, George W. Bush, actualmente esta planeando a construir la valla más larga del mundo entre México y EEUU, para prevenir más llegadas. ¡Curiosa manera de homenajear la memoria histórica! Siglos después de la llegada de los misionero

¡Viva la emancipación!

He hecho unas cuantas traducciones en el tribunal de la Violencia sobre la mujer y he visto muchas mujeres perdonando a sus “parejas” la paliza, los insultos, las bofetadas y otro tipo de malos tratos. Sin dar más explicaciones, esas mujeres decidían no declarar contra los que las pegaron, insultaron, amenazaron y maltrataron, y a mí me daba la sensación de que, más que miedo de los maltratadores, ellas tenían miedo de vivir solas. Aunque su pareja sea el peor hijo de puta, la muy baja autoestima les hacía creer que eso había sido un caso aislado y que no volvería a suceder o que “Mi marido me pega lo normal”, como decía el título de un libro que trata el tema. La cultura machista&la religión han conseguido hacer que la mujer sea vista como un aparato electrodoméstico con capacidad reproductiva. Y, ¿qué es lo primero que hace alguien que no sabe nada de los electrodomésticos cuando le parece que ese no funciona bien? ¡Le pega! Debe ser el cromosoma que nos falta a los hombres lo qu

Busco trabajo II

Se acerca el domingo, y eso quiere decir una cosa; saldrán los clasificados de La Vanguardia. Es muy chungo esto de buscar curro, quizá tan chungo como trabajar, pero bueno no le vamos a dar más vueltas porque acabaremos con el debate de si la gallina o el huevo. (Me haré vegetariano y paso de contestarlo :) La primera campaña de búsqueda de trabajo a través de está página (léase http://lospapelesdeboris.blogspot.com/2006/10/busco-trabajo.html ) no ha dado resultados, así que en vez de buscarme la vida trabajando, he decidido ganármela viviendo. Estaba considerando dos posibilidades, pero la primera ha quedado descartada cuando me devolvieron mi currículum desde La Zarzuela diciendo que el puesto de Príncipe ya está ocupado y que no habrá próximas convocatorias. Así que apostaré por la segunda. Pues bien, ahí va: Demanda de trabajo: “Busco trabajo para mis padres. Son jubilados, les gusta viajar y organizar grandes comidas y reuniones. Recientemente, han tomado la posesión de cargo de

De gripe madre o Muerte a la postmoderna

Llevo tres días en casa con mi fiel compañera de otoño. La gripe. La cabrona es como tener primos o amigos pesados, que a pesar de haber estado super borde con ellos durante su última visita siguen volviendo a tu casa pensando que tú mal comportamiento forma parte de un cariño especial o de tú sentido de humor particular. ¡A la mierda, no quiero que vuelvas! Pero no está de todo mal esto de estar con gripe. Algo bueno va saliendo con los mocos, por ejemplo, tengo tiempo para estar conmigo y reflexionar sobre todo lo que me gustaría hacer un día en que no esté tanto tiempo conmigo. ¿Qué me gustaría hacer? ¿Con quien me lo gustaría hacer? ¿Dónde me lo gustaría hacer? Y finalmente la pregunta puta ¿Por qué me lo gustaría hacer? En fin, es el individualismo y la única respuesta moralmente correcta parece ser “no lo sé”. El otro día hablé con Elena sobre las parejas, las relaciones y el lío que todo esto supone, y deducimos que el problema principal es que todo el mundo quiere realizarse. L

Donde dije bomba digo Diego

Entraba en la Audiencia Provincial para hacer una traducción y, como siempre, deposité la mochila y todo lo metálico que llevaba en los bolsillos en el puesto de control de los guardias de seguridad. Delante de mí un chico y una chica hacían lo mismo y justó cuando el chico cogía su bolso, después de que esa pasara por el aparato de rayos X, el guardia de seguridad se le acercó preguntándole: - Disculpe señor, me podría decir ¿qué es este objeto largo de plástico que lleva en su bolso? - Ahhhh, eso – le dijo chaval girándose suavemente hacía él como si no estuviera seguro de lo que le iba a contestar – Ehhh, pues,… es una de estas cosas que sirven para inflar la rueda de bicicleta cuando está desinflada. - ¡¿Una bomba, quiere decir?! – contestó el guardia de seguridad como si estuviera sorprendido de que el chico no conocía una palabra tan fácil. - Sí. Es eso es. – le confirmó el chaval - Pero, ¿verdad que reaccionarías diferente si te hubiera dicho dire

Volando voy

He vivido dos guerras. Con la primera, los sastres de historia me convirtieron en refugiado. Cortaron los hilos y mis recuerdos salieron volando. Buscándolos aprendí a volar. Durante la segunda posguerra leí “tuga moja sluša još nerodjene pse kako laju na još nerodjene ljude” (“Mi tristeza escucha como los perros aún no nacidos, ladran a los hombres aún por nacer”). El nombre del poeta rumano que lo dijo se me borró de la memoria, pero fueron sus palabras las que me ayudaron a comprender el molesto ruido que escuchaba mientras hacía de guía e interprete para los periodistas occidentales. El buen sueldo que me ganaba no callaba a los perros no nacidos y por ello decidí marcharme antes de que se despertasen los hombres por nacer. Ahora. Tengo treinta años, memoria selectiva, futuro incierto, faltas ortográficas, y por primera vez vivo en un país que he escogido por voluntad propia. Agarrado a los tiempos verbales trato de huir del tiempo. Si volara más rápido, antes llegaría al principio

Denegado

El mes pasado recibí una factura de Movistar y observé que la tercera parte del importe eran “Otros conceptos”. Llamé en seguida para ver qué eran “otros conceptos” y una de estas chicas androides que atiendan las llamadas me explicó que se trataba de un “fallo informático” y que el importe me será devuelto con la próxima factura. Como no es la primera vez que me pasara, en estos cuatro años que llevó con ellos, decidí cambiar de compañía y a recomendación de Chetri me fui a Orange. “Buenos días, me gustaría cambiar de Movistar a Orange”, le dije al empleado de una nueva tienda de Orange en la Vía Layetana. “Por supuesto” me contestó. Me explicó las condiciones del contrato, me ofreció un teléfono móvil de regalo, añadió que el cambió de operador a operador tardará ocho días y que una vez esté con Orange tendré que permanecer con ellos durante 18 meses, en el contrario tendré que pagar 140 euros. Firmé el contrato y “¡Adiós Movistar!”, pensé contentó por haber hecho el cambio. Ocho día

Londres vía Rambla

Entro en los juzgados. Busco el juzgado penal desde el cuál solicitaron un intérprete de inglés. Me presento a los agentes del tribunal. Apunto el número de procedimiento y el nombre de la persona a la que tengo que hacer la interpretación, y me siento en el pasillo a esperar que llegara. Unos minutos después se presenta acompañada de su hermana y abogado quien me explica brevemente de que su clienta está acusada de falsificación del documento público. Se llama J.O. Es nigeriana, de piel oscura, y unos 25-30 años. Esta tranquila y parece ser que la acusación y la sentencia no la asustan. Puede ser que en comparación con otras malas experiencias que podría haber tenido esta la resultara poco peligrosa. Quizás. No lo sé. Y por ello me pongo en mi papel de “Yo estoy aquí para prestar el servicio”. Normalmente, la interpretación la hago traduciendo las palabras del acusado (testigo, victima, etc.) en tercera persona, tratando de mantenerme a la margen del dialogo que se establezca entre la

Sugerencia

“Para mentir hace falta uno que mienta y otro que escuche” decía Homer J. Simpson. George W. Bush es un ejemplo práctico de esta frase. No es que crea que la victoria demócrata vaya a cambiar significativamente el orden de las cosas y traer algo de humildad en la actitud hegemónica del gigante militar, pero por lo menos espero que ayudará a cortar la arrogancia y prepotencia de este hijo de... Bush. Parece ser que los que escuchaban y creían sus mentiras todos estos años, finalmente se dieron cuenta de la doctrina H. J. Simpson que practicaba su presidente y lo mostraron claramente en las elecciones. Pero, como George W. no tiene desarrollada la parte del cerebro responsable del razonamiento moral, su respuesta fue echar a la calle a Donald Rumsfeld, el que fue el principal ideólogo de la guerra de Irak. Encima, lo hizo diciendo que eso no tiene nada que ver con las elecciones. Hace sólo unas semanas declaró “que tanto Rumsfeld como el vicepresidente Dick Cheney permanecerían en sus ca

Celulosis

Esperaba en el pasillo de los juzgados a que empezara el juicio en el que tenía que traducir, cuando escuché las siguientes palabras: “¡78 detenidos en toda Barcelona! Esto es poquísimo. Recuerdo cuando teníamos cada uno seis o siete durante la guardia... ¡Claro! ¡Si no hay policías no hay detenidos!”, concluía un abogado de turno de oficio hablando con otra compañera suya. A mi me sonaba como si los juzgados fuesen una granja o un matadero que va por piezas y no por personas. Algunos jueces con ataques de ira u otros completamente ausentes y deprimidos dictan las sentencias, sin ni siquiera haber escuchado lo que tenía que decir el acusado cuyo abogado de oficio se había presentado en la declaración para poner el sello en su hoja de servicio, lo que le permita justificar y facturar el servicio que el Estado garantiza a cada detenido, igual que los interpretes y los policías a los que nos sellan nuestras hojas de servicio. En fin muchas hojas. Quizá el principal beneficiario del sist

Hasta la vista, Mujo

¡Ey! – sentí como una voz interrumpía mi concentración en mantener una distancia cordial con los demás seres pasajeros en una estación de metro de Barcelona mientras esperaba coger el tren. A continuación esa misma voz me dijo - Ti si naš!? Entendí que alguien me preguntaba en serbo-croata si “soy nuestro”, o mejor dicho uno de los nuestros, pero no podía ubicar su cara dentro de mi agenda de contactos. ¿Y tú quien eres? – le contesté en el mismo idioma a un chaval moreno, joven, vestido de niño bueno, tirando hacía el styling del vídeo “Amo a Laura”. Bien peinado, con jersey a romboides, una camisa blanca y pantalón planchado a raya. Limpio. - ¿No te acuerdas? – dijo sorprendido mientras entrabamos en el vagón del tren. – Soy Mujo. ¿Tú eres intérprete? - Ahhhh, sí Mujo. ¿Qué tal? ¿Cuándo has salido? – le pregunté no sabiendo que le confundía con otro chico gitano de Bosnia. - Yo no estaba en la cárcel. Solo tengo que pagar la multa. 240 euros… ¿te acuerdas? - Ahhh vale, vale. – entonc

Fin de miedos

Fui a ver el Barça-Chelsea en casa de Xavi, y en los ratos muertos del partido hablábamos de las elecciones catalanas que se iban a celebrar el día siguiente. - Boris ¿tu puedes votar mañana? – me preguntó Xavi. - Sí que puedo. Pero el voto no será valido - le dije en cachondeo. - ¿Y tú, que crees que pasará mañana? - Mucho depende del Barça – decía Xavi. - ¿¡Cómo!? - Pues si el Barça ganara esta noche la gente mañana saldrá a votar y si no, habrá poca participación – me contestó. Y acertó. El Barça empató y Cataluña se absentó. ¡El fútbol es así! Seguimos hablando de las elecciones y de todo un poco, cuando Tino en un momento me dijo: - Oyé Boris, te tengo que preguntar algo, pero por favor no lo malinterpretes. - A ver – le contesté esperando con sonrisa su pregunta. - ¿Tú que opinas de Cataluña y la inmigración? ¿Cómo lo ves? Le contesté con un breve análisis a través de lo que a mí me parecían los puntos claves del asunto. Le hablaba del crecimiento económico que se sostenga en man