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Una clase

No tengo ningunas ganas de quedarme en casa salvo que sea realmente necesario. Un día de esta maravillosa luz/calor/olor estuve con Brownie tomando café en una placeta del Raval cuando se nos acercó Román. Ignorando por completo mí presencia regaló a Brownie una mitad de chocolatina. Todo tímido dio un giro y se fue corriendo hacia Facundo, su hermano mayor que en seguida le dijo que volviera encargándole de llevar algo “Para la nena”.

“¡AAAAAAAhhhhhhh!”, me han llamado “nena” soltó Brownie. Justamente unos minutos antes estábamos discutiendo sobre la diferencia entre tener veinte y treinta años y lo único que acordamos era que a los treinta los llamaremos los “veintediez”. Ha sido la presentación, muy original, de los dos hermanos que nos distrajo de no perder más tiempo con tonterías.

Román es Argentino y yo diría que no lleva muchos años aquí. No es que yo tenga algún método secreto para determinar cuanto tiempo llevara la gente en Barcelona sino que Román no tiene más de cinco y su hermano Facundo un par de años más. El próximo recado para Brownie consistía de un par de tarjetas de restaurantes del Raval, un anuncio inmobiliario y al final llegaron las piedrecillas de diferentes formas y colores. Poquito a poco y nuestra mesa se llenó de piedras, carteles, papeles y risas.

En un momento Facundo volvió con cara seria para decirnos:
- Hay un chico,… esta muy triste y llora. Creo que le ha pasado algo.
- Porqué no le preguntas que ha pasado – dijo Brownie.
- Ya lo he preguntado, pero no quiere decírmelo. Le dije que tengo un hermano pequeño y que le entiendo pero él sigue triste – contestó Facundo y acompañado por su hermano se marcho corriendo hacia el niño que lloraba al final de la placeta.

Desde ls mesa Brownie y yo fuimos testigos de la inolvidable muestra del mayor valor humano. ¡La empatía! No podíamos escuchar lo que le decían los chicos al niño que lloraba pero podríamos ver que su cara se alegraba. Se levanto del suelo puso la mano en el hombro del Facundo y se fueron los tres juntos. Abrazados.

“¿Cuándo es que los adultos lo perdemos?” la dije a Brownie “¿El qué?” me preguntó. “Ese poder. El de estar siempre atento y dispuesto a preocuparte de todo lo que te rodee”.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
hola nenes! acabo de ver una peli japonesa sobre los ninyos que viven solos en Tokyo! Breathtaking, acojonamente guapa y triste. pero guapa. sobre los ninyos. Os regalo a los dos la peli: vais a la filmoteca El Septimo Arte que esta en la calle Verdi arriba, cogedla en mi nombre, Audrius Stasiulaitis, nr. de pasaporte lituano 20328232, tengo cuenta alli todavia para cuando vuelva sera molt aborrit y solo me quedara mirar las pelis.

os mandare tambien muchos juguetes y bambones de Lituania!

un abrazo y un beso(coged lo que a cada uno le corresponde:)
Boris Matijas ha dicho que…
Mmmmmmm ¡juguetes, bombones, abrazos y besos lituanos!
gracias hermano :)

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