Me hizo mucha ilusión recibir la foto que acompaña este
post. Me la enviaron de la Plataforma Editorial y muestra Cuenta siempre contigo, mi libro, destacado en la librería de la estación de Sants en Barcelona.
Es allí donde bajé del tren a finales de abril de 2002 y
donde empezó la bonita aventura que fueron los años vividos en España.
Fue en Barcelona donde empecé a poner en orden mis recuerdos
y buscar sentido a lo sucedido. En fin, es donde me convertí en el editor de mi
propia vida. Donde empecé a contar conmigo.
El nombre de la estación. “Sants” me daba buenas vibraciones. ¿Qué mejor
que los santos para saludar y darle la bienvenida a un viajero cansado
que se había cruzado media Europa? Aquella noche, al llegar a Sants, tenía una maleta, algo
menos de mil euros y un Sí, el poema de Rudyard Kipling escrito en un papel. Me
lo había dejado anotado Tanja, mi Preciosa Bruja de Dorćol. Con este himno
estoico empezó mis odiseas ibéricas. Me lo dejó escrito en una carta para el
largo viaje, pero nunca podía haber imaginado que me bastaría para ir llenando
la maleta de sentido, propósito y esperanza.
No hablaba ni una sola palabra de castellano y tampoco podía
permitirme las clases en una escuela, pero pronto me di cuenta de que estaba
rodeado de muchos maestros y por encima de todos tenía a Magda.
Desde 2005 escribí 587 entradas. Conté muchas historias y compartí
otras tantas experiencias y reflexiones. El mero ejercicio de hacerlo me trajo
incontables regalos. Pude ordenar mis pensamientos y sentimientos. Es mi almacén
de recuerdos que me ayuda poner las cosas en perspectiva para poder observar el
progreso que he tenido y hacer más llevadero el presente.
Ver el libro, que en buena parte es el resultado del proceso
de escribir Los Papeles de Boris, me hizo ver que había llegado la hora de
hacer el cierre. Toca un nuevo capítulo de mi material literario que empecé en www.borismatijas.com
Los Papeles de Boris se quedan aquí como un bello recuerdo
de la increíble experiencia que fue la vida compartida con tantos amigos,
guerreros y amantes queridos que me acompañaron en este viaje.
Adiós a Los Papeles de Boris y recordad:
"No hay que esperar que Ítaca te dé riquezas, Ítaca te
ha dado el bello viaje”[1]
El susurro de Ítaca
“Cuando emprendas el viaje hacia Ítaca
ruega que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
A los Lestrigones, a los Cíclopes
o al fiero Poseidón, nunca temas.
No encontrarás trabas en el camino
si se mantiene elevado tu pensamiento y es exquisita
la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los Lestrigones, ni a los Cíclopes,
ni al feroz Poseidón has de encontrar,
si no los llevas dentro del corazón,
si no los pone ante ti tu corazón.
Ruega que sea largo el camino.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que – ¡con qué placer! ¡con qué alegría! –
entres en puertos nunca antes vistos.
Detente en los mercados fenicios
para comprar finas mercancías,
madreperla y coral, ámbar y ébano,
y voluptuosos perfumes de todo tipo,
tantos perfumes voluptuosos como puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
para que aprendas y aprendas de los sabios.
Siempre en la mente has de tener a Ítaca.
Llegar allá es tu destino.
Pero no apresures el viaje.
Es mejor que dure muchos años
y que ya viejo llegues a la isla,
rico de todo lo que hayas guardado en el camino
sin esperar que Ítaca te dé riquezas.
Ítaca te ha dado el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
No tiene otra cosa que darte ya.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado,
sabio como te has vuelto con tantas experiencias,
habrás comprendido lo que significan las Ítacas”
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