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Mostrando entradas de julio, 2005

Kamel ha vuelto

Hace ya dos años que me “contrató” una empresa de traducciones que no sabía que el idioma yugoslavo no existe ni tampoco que las lenguas serbocroata y albanesa son absolutamente distintas (explicaba esta anécdota en el post “Lost in translation” 19/4/05). Pues bien, la empresa ha vuelto a las andadas. Hace unos quince días me llamó la chica que trabaja allí con voz de tener mucha prisa y en seguida me preguntó por mi disponibilidad para ese día. Cuando le confirmé que en principio tenía tiempo, me informó de que pensaban encargarme hacer una traducción en Salou. La verdad es que no me hacía mucha gracia ir hasta Salou, pero la pela es la pela. Le dije que sí, pero antes de colgar el teléfono, por pura curiosidad, le pregunté de qué iba la traducción. Entonces ella me contestó que se trataba de unos chicos eslovacos y que habría que hacerleses de traductor delante del juez. - ¡¿Chicos eslovacos?! –dije espantado–. ¿Y qué hago yo allí? - ¿Cómo?... Perdona -se sorprendió la chica. - Sí. D

II.UU. (Inmigrantes Unidos)

A veces me olvido de que detrás de todos mis amigos inmigrantes, los que estamos conviviendo aquí, hay distintos países de origen. Las cosas de las que hablamos entre nosotros y la manera en que la sociedad que nos acoge percibe el fenómeno de la inmigración me produce la sensación de que todos los inmigrantes formamos una misma nación. Por ello creo que realmente debería crearse una única institución global cuyo objetivo debería ser dedicarse a promover y proteger los derechos de los inmigrantes de todo el Mundo. Se debería redactar un manifiesto y una “Declaración de Derechos” que promoviera la universalidad de la inmigración. Estos deberían basarse en la raíz biológica de todos los seres humanos, en el sentido de las palabras de Garrigues Walker (en La Contra de La Vanguardia del Lunes 25 de julio 2005): “Al final, estoy convencido de que la ley será tan universal como los derechos y obligaciones del ser humano.” La ONU era una idea bonita, pero no ha logrado quitarse encima el pesa

Retén

Entristece muchísimo ver las llamas devastando miles y miles de hectáreas de bosques dejando las colinas sin vida. Y mucho más cuando se toma conciencia de que habrá que esperar muchas generaciones para volver a respirar sus aires. Estos días todo el mundo está hablando de las medidas que habría que tomar para proteger los bosques de los incendios. Espero que la “ingenua” propuesta del principal impulsor de la filosofía del ataque preventivo, George W. Bush, no sea una de las alternativas. Cuando hace un par de años le preguntaron al presidente de Estados Unidos qué se podía hacer para prevenir los incendios dijo: “Para prevenir los incendios, hay que cortar los bosques”. No creo que esa táctica sea una solución inteligente, pero sí que estoy de acuerdo en que la única manera de evitar que ocurra un incendio es prevenirlos y tener los medios suficientes siempre en alerta por si acaso hay que actuar con rapidez. Sobre todo creo que hay que valorar más el trabajo de los r

Kings Cross

El 7 de julio de 2005, cuatro jóvenes, que, según los testimonios de sus vecinos eran ”chicos normales”, entraron en unos trenes llenos de gente con mochilas llenas de explosivos y se inmolaron. Una de las estaciones era la de Kings Cross, la misma en la cual, paradójicamente, Harry Poter cogía el tren para irse a la escuela de magia. Para poder llegar a su tren mágico Harry tenía que estrellarse contra la pared que separa dos andenes. Allí se abría un paso sólo para los que creían en la existencia del tren y el mundo mágicos. En esa misma estación los cuatro terroristas cogieron los trenes y activaron sus cargas mortales creyendo que emprendían su particular viaje al paraíso. Harry Poter cogía el tren sintiéndose incomprendido por la sociedad de los “normales” (así se llaman los que no son magos en el libro). No sabemos como se sentían los cuatro jóvenes británicos de origen paquistaní, pero algo se puede intuir si se leen las estadísticas publicadas en El País ( La célula

El Colón del Mar Negro

- Estaba en Alemania, era invierno, hacía mucho frío y tenía poco trabajo, cuando alguien me dijo: “¿Y por qué no te vas a España?” y pensé “¡¿por qué no!?”. Al día siguiente cogí el autobús y llegué a Barcelona. Nada más salir empecé tocar y aquí estoy. Barcelona muy bien. La historia que me contó Dimitri le supuso a este músico gitano de Bulgaria ganarse el mote de “Colón”. Él fue quien descubrió Barcelona y en seguida llamó a los amigos de su pueblo en el Mar Negro. Al cabo de pocos días ya habían montado una orquesta que cada día tocaba en la Plaza Catalunya. Un día les oyó el dueño del Harlem Jazz Club y les propuso que tocaran en su local. Desde la primera noche que actuaron se vio que tenían buena onda y que a la gente les gustaba la espontaneidad y la alegría con que tocan. Cada vez que actuaban en Harlem, el club se llenaba e incluso empezaron a salirse bolos para tocar en bodas y fiestas de cumpleaños. En breve, las cosas empezaron a ir bien en el Nuevo Mundo que había descub

La duda como sistema

Franjo Tudjman, el ex presidente de Croacia, no veía con buenos ojos a los intelectuales y las gentes de letras porque, como dijo una vez, “son propensos a dudar”. Le daba rabia pensar en todos aquellos que se atrevían a cuestionar los métodos utilizados por él y su gobierno-partido a la hora de crear el estado nacional croata. Los derechos humanos y las libertades ciudadanas no formaban parte de su programa nacional y le sorprendía que algunos se atrevieran a poner en duda su liderazgo moral. Pero lo cierto es que a nadie le sorprendió que un antiguo general del Ejército de la “odiada” Yugoslavia comunista, ex presidente además de uno de los más importantes equipos de fútbol serbio, se convirtiera de la noche a la mañana en el líder nacionalista croata. Del mismo modo en que nadie se sorprendió de que, con su título de demócrata, se deshiciera de la mayor parte de los ciudadanos de Croacia de etnia serbia. En aquel momento, los únicos que levantaron su voz en contra de estos métodos f

Limonada china

- Bueno, ahora vamos a hacer una cosa. Cada uno tiene que escoger un nombre español de los que están apuntados aquí en la lista – dijo mi amiga Marta indicando la página del libro para aprender español a sus alumnos, entre los cuales había tres estudiantes de China. - Limón –dijo una de las muchachas chinas. - Ehhhh, perdona, pero “Limón” no es un nombre adecuado para ponérselo a las personas. Aquí la gente no se llama Limón –intentó explicar Marta. - ¿Por qué no? -insistió la alumna. Al instante uno de sus compatriotas salió en su ayuda y para demostrar que el nombre en cuestión era lo más natural del mundo empezó a decir: - Fanta limón, schweppes limón, yo limón. Llegados a este punto, Marta decidió que lo mejor era dejar la cosa tal cual, con una estudiante china llamada Limón. Mientras mi amiga me lo contaba me partía de la risa imaginando su cara, la de alguien que de todo corazón y con la mejor intención intenta explicarle a una china que no es normal llamarse Limón. Pero el pro

Itaka ataca

El próximo 5 de agosto se cumplirán 10 años de mi particular “Ulises”. En esta fecha*, el ejército croata acabó expulsando a más de 250.000 personas de Croacia, entre ellos a mí y mi familia. Desde entonces no tengo casa. Quizá sea por esto que no siento mucho apego por los lugares físicos y cambiar de lugar, ciudad o país ya no me resulta traumático. La única vez que me afecta el hecho de no tener casa es cuando me despido de mis amigos inmigrantes porque estos han decidido volver a la suya. Es entonces cuando Itaka ataca. Pero la tristeza se me va rápido. Me la despejan los recuerdos y las sensaciones que siempre quedan vivas entre dos personas que han experimentado la amistad. En estos últimos diez años he vivido en diferentes lugares y poco a poco he ido construyendo mi nueva casa. La construyo en un lugar muy seguro, donde sé que sólo yo decido su destino. El material con el cual la construyo es la experiencia de la gente que voy conociendo por el camino. Cada uno es una pieza val

Conciencia ficción

“Quien controle las imágenes controlará la consciencia”, Bill Gates Ya nada parece ser real. Es como si toda la humanidad hubiese atravesado al otro lado del espejo y nos hubiéramos acostumbrado a una nueva realidad donde los sentidos se dirigen a través de las frases retóricas en forma de mensajes publicitarios. La actualidad dirige el tiempo. Lo que era y lo que será depende de lo que aparezca como noticia ahora mismo, porque a nadie le importa ya ni el futuro ni el pasado. Dentro de la actualidad de conciencia-ficción que vivimos podemos escuchar a Bush, Michael Jackson, Aznar, Papa, Bin Laden, ONG’s, ONU, Coca Cola, alcaldes, abogados, etc. Todos hablan de hacer un mundo mejor. Todos creen tener el derecho moral de poder hacerlo y todos parten de lo mismo: localizar e identificar el problema principal. ¿El hambre o el terrorismo? ¿El sida o la polución? ¿La globalización o la inmigración? ¿El comunismo o el capital? Nos piden nuestro apoyo para demostrar que lo han localizado y sob

Dos hostias

Escondidos en una trinchera oíamos las detonaciones cada vez más cerca. El miedo se había apoderado de todos nosotros y lo único que nos distinguía era la manera en que cada uno lo manifestaba. Un compañero que estaba a mi lado tuvo un ataque de pánico y empezó a gritar incontroladamente. Sin pensar le cogí por los hombros y le pegué dos hostias pidiéndole que se calmara y dejara de gritar. En seguida se calmó y me dio las gracias. Han pasado diez años desde aquel episodio y desde entonces mi vida ha ido tomando, poquito a poco, un rumbo más tranquilo y mis experiencias se han hecho cada vez más plácidas. Ahora, cuando desde esta distancia me observo a mí mismo en situaciones como, por ejemplo, cuando el ordenador se me ha estropeado o he perdido el móvil, cuando falla alguna cosa burocrática o no se me cumple algún plan previsto, y eso me vuelve loco, histérico e insoportable, veo cuánto he cambiado y siento que me irían bien un par de hostias.

Felicidad sostenible

Al ver el cartel publicitario de una nueva campaña de vuelos baratos de una compañía alemana que ponía “No bromeamos, somos alemanes”, me di cuenta de la enorme importancia que tiene el humor para la identidad nacional. El sentido del ridículo es una de las cosas que más dicen sobre una cultura determinada y para mí ha sido muy importante ver que, a pesar de la distancia, hay bastantes puntos en común entre el sentido del humor en mi cultura y la española. Tanto el cine yugoslavo como el español siempre llevan hasta el absurdo la burla sobre lo peor de nuestras culturas. Esta similitud se ve en el modo en que recibimos las películas unos y otros. Como ejemplo basta ver lo bien que conectó “Torrente” en su pase en Belgrado, donde fue uno de los filmes más vistos durante varias semanas. Almodóvar y Bigas Luna ya llevaban años siendo más que bien recibidos. Por otro lado, las películas de Kusturica son siempre muy bien acogidas aquí. Hay cierto punto de encuentro entre el sentido del hum

Sabiduría popular

Me cuentan que en Cádiz se repite el siguiente dicho popular: - No es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita. Hoy sólo quiero preguntar cómo sería un mundo en el cual la lista Forbes la hicieran en Cádiz en vez de Nueva York.

Lo normal

El verano pasado mis dos amigas Noemí y Xènia decidieron hacer un pequeño tour por la ex Yugoslavia. En esas mismas fechas yo estaba en Belgrado, donde ya hace diez años que vive mi familia, así que vinieron a verme. La mejor manera para estar al día sobre el presente de los Balcanes es conocer su historia, por desgracia, repleta de violencia. Realmente hay pocas ciudades que hayan sido devastadas tantas veces a lo largo de la historia como es el caso de Belgrado. Solo en el siglo pasado la “ciudad de los dos ríos” ha sido bombardeada masivamente cuatro veces: En la I Guerra Mundial por los austriacos, en la II primero por los nazis y al final de la guerra por las fuerzas aliadas. Estas mismas volvieron a hacerlo en 1999. Todo ello ha provocado que la población cree ciertos mecanismos psicológicos por los cuales aceptan la violencia como si se tratara de unos ciclos repetitivos y naturales que se suceden del mismo modo a como lo hacen el sol y la lluvia. Estábamos entrando en un bar, c

No Alineados

- ¿Por qué estamos aquí tú y yo? –me preguntó Moustafa y sin esperar a que le respondiera, me contestó: - Por la mala política de nuestros países. A Mustafa le conocí en el hotel donde estoy currando desde hace un par de meses. Desde el principio noté que aquel guineano era diferente. Ayer descubrí porqué: Mustafa era “No alineado”. Recuerdo que cuando era niño en el colegio solían explicarnos que existían los estados que pertenecían a la OTAN, los del Pacto de Varsovia y nosotros, los No Alineados. Y ahora, cuando ya no existen ni mi país ni los No alineados, me encuentro con otro “huérfano” y descubro que tenemos un pasado común. Cuando Mustafa pronuncia “Marshal Tito” me sobreviene cierta nostalgia de los tiempos en que los pequeños países aún tenían la esperanza de crear su propio camino y creer en su futuro. Lo que quedó de todo aquello es la imagen de gente como nosotros, dos “no alineados” hablando de tiempos comunes y pasados en la cocina de un hotel de lujo del Primer Mundo. -