Hace ya dos años que me “contrató” una empresa de traducciones que no sabía que el idioma yugoslavo no existe ni tampoco que las lenguas serbocroata y albanesa son absolutamente distintas (explicaba esta anécdota en el post “Lost in translation” 19/4/05). Pues bien, la empresa ha vuelto a las andadas.
Hace unos quince días me llamó la chica que trabaja allí con voz de tener mucha prisa y en seguida me preguntó por mi disponibilidad para ese día. Cuando le confirmé que en principio tenía tiempo, me informó de que pensaban encargarme hacer una traducción en Salou. La verdad es que no me hacía mucha gracia ir hasta Salou, pero la pela es la pela. Le dije que sí, pero antes de colgar el teléfono, por pura curiosidad, le pregunté de qué iba la traducción. Entonces ella me contestó que se trataba de unos chicos eslovacos y que habría que hacerleses de traductor delante del juez.
- ¡¿Chicos eslovacos?! –dije espantado–. ¿Y qué hago yo allí?
- ¿Cómo?... Perdona -se sorprendió la chica.
- Sí. Digo que qué hago yo allí si no hablo eslovaco.
- Ahhhh, ¿tú no hablas eslovaco?
- No, nunca lo he hablado y nunca dije que lo hablara. No sé como se os ha ocurrido que lo podía hacer.
- Pero, ¿tú de dónde eres?
- De Croacia.
- Ahhhhh, vale. Entonces no hablas eslovaco.
Decidí cortar el rollo y despedirme antes de perder el buen humor.
Hoy, tan solo dos semanas después, me despertó una llamada a las siete de la mañana:
- “¡¡Urgente!!” –era la misma chica, de la misma empresa-. Boris, por favor, necesitamos a alguien urgente. ¿Estás disponible?
La dije que sí y escuché con lamáxima atención que podía tener después de haber dormido muy pocas horas. La cosa era complicada, porque la voz al otro lado de la línea explicaba a toda pastilla que sería una traducción breve en Sant Vicenc dels Horts, a una media hora de Barcelona. En principio, debía presentarme en la comisaría de
Apunté la dirección y me hice un mapa-ruta mental: debía ir hasta la estación de metro de la plaza de Catalunya para llegar a plaza de Espanya. Allí podría tomar un tren con destino a Sant Vicenç dels Horts.
- “Bueno, ese dinero no me iría nada mal y seguro que sucede alguna anécdota para escribir” -pensé.
- Sin embargo, antes de colgar me acordé de mi última conversación con la misma chica y de las experiencias que ya tenía con su empresa, por lo que decidí preguntar en qué idioma sería la traducción.
- ¡En “checo-eslovaco”! -me dijo esta vez con la misma voz con que anteriormente me encargó hacer de traductor del “yugoslavo”.
El titular de
Es que no entiendo cómo puede ser que siempre me llamen para traducir de un idioma que no hablo. Y, por otro lado, me preguntó cómo puede ser que nunca me toque traducir a ningun criminal de mi ex país (me refiero a Yugoslavia) teniendo en cuenta que ha “criado” a tantos.
Solo se me ocurren dos posibilidades: o son tan buenos que no les pillan nunca o están desesperados intentando aclararse con el traductor eslovaco que les debe haber tocado en suerte.
Comentarios
Para conocimiento de los ciudadanos, a la opinión pública:
El Colectivo de afectados por el concurso de intérpretes del Departament de Justicia de la Generalitat de Catalunya lo formamos la mayoría de las personas que nos dedicamos profesionalmente a que jueces y fiscales, agentes de la autoridad y otros cuerpos puedan comunicarse con los extranjeros implicados en un delito, ya sean imputados, víctimas o testigos.
Nuestra situación es la siguiente: la Administración convoca sucesivos concursos para la interpretación judicial y los adjudica a la empresa que menos le vaya a facturar “por tiempo de interpretación”. Esto hace que las empresas bajen de forma indiscriminada sus precios, buscando recuperar el beneficio con “intérpretes” más baratos al no cotizar a la Seguridad Social.
A diferencia del servicio de limpieza de los Juzgados y Comisarías, que también se adjudica mediante concurso público, en el servicio de traducción-interpretación no se respetan las normas del Estatuto de los Trabajadores sobre sucesión de empresas.
Somos profesionales que lo único que pedimos es que se valore el mérito y la capacidad de quienes colaboramos en que se garanticen los derechos de defensa y de tutela jurídica efectiva en los juicios con extranjeros. Sin contrato, sin horario, sin descansos, vacaciones ni retribución garantizada, permanecemos de guardia las 24 horas de todos los días del año. ¿Cómo se nos reconoce nuestra dedicación y flexibilidad laboral?: rebajándonos la retribución desde los 48 euros/hora a menos de 12 en algunos servicios (y los desplazamientos son a cuenta nuestra)...
El Juez o Fiscal que precisa un intérprete emplea sin saberlo la economía sumergida. La Administración no le permite llamar a un intérprete autónomo titulado y las empresas adjudicatarias tienen por costumbre no dar de alta a sus empleados.
Si no puede creerlo, gire esta hoja: la Inspección de Trabajo de Lleida constató que de un total de 147 traductores e intérpretes judiciales, sólo uno cotizaba a la Seguridad Social.
Sólo pedimos
- a la Generalitat: que cumpla con su deber de supervisión de la legalidad y la calidad del servicio público de interpretación en Juzgados y Comisarías.
- a la empresa adjudicataria: contratos dignos para todos los traductores e intérpretes judiciales y la subrogación legalmente prevista para los ya existentes.
¿Acaso es pedir demasiado que el servicio de interpretación en Juzgados y Comisarías se ajuste a la legalidad?