Hace ya dos años que me “contrató” una empresa de traducciones que no sabía que el idioma yugoslavo no existe ni tampoco que las lenguas serbocroata y albanesa son absolutamente distintas (explicaba esta anécdota en el post “Lost in translation” 19/4/05). Pues bien, la empresa ha vuelto a las andadas. Hace unos quince días me llamó la chica que trabaja allí con voz de tener mucha prisa y en seguida me preguntó por mi disponibilidad para ese día. Cuando le confirmé que en principio tenía tiempo, me informó de que pensaban encargarme hacer una traducción en Salou. La verdad es que no me hacía mucha gracia ir hasta Salou, pero la pela es la pela. Le dije que sí, pero antes de colgar el teléfono, por pura curiosidad, le pregunté de qué iba la traducción. Entonces ella me contestó que se trataba de unos chicos eslovacos y que habría que hacerleses de traductor delante del juez. - ¡¿Chicos eslovacos?! –dije espantado–. ¿Y qué hago yo allí? - ¿Cómo?... Perdona -se sorprendió la chica. - Sí. D...
Diario de un emigrante balcánico en la Península Ibérica