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Mostrando entradas de enero, 2006

Tiempo-espacio

Acabo de volver a Barcelona y llamo a mi padre para decirle que he llegado bien. “¿Cuando vas a volver?” me pregunta. “No lo sé” le contesto. Ya no tengo tan claro qué es la ida y qué es la vuelta.

Salir del país

Salir del pais sigue siendo una de las principales ambiciones de los jóvenes de Serbia. S. es de mi edad y fue mi vecino en nuestro pueblo de Croacia hasta que nos fuímos a Serbia a vivir como refugiados. Una vez aquí cada uno tuvo que escoger un camino. S. escogió el de las drogas y todo lo que habitualmente rodea este mundo, robos, mentiras, problemas familiares, etc. En cierto modo, no se distinguia de muchos otros jóvenes de nuestra edad. Sin trabajo y perspectivas, uno busca la motivacion donde sea y como sea. Real o artificial, da igual, porque todos acabarán en la misma mierda. El otro día pregunté a una amiga común cómo estaba S. y me contó que andaba colgado hasta que su padre decidió pedir la repatriación a los EEUU. En la entrevista la oficial de la embajada encargada de hacer entrevistas a los candidatos y evaluar si cumplen o no los requisitos para vivir el «american dream» una funcionaria le preguntó: - «¿Cuáles son tus motivos para irte de Serbia?». S. la miró a los ojos

Patriota

«Venir del plácido clima mediterráneo a pasar 15 grados bajo cero... ¡Eso sí que es la mejor muestra de mi patriotismo!», le digo a mi padre y él, entre risas, me contesta: «Hijo, no tienes que ser serbio, pero tienes que ser patriota!». Haciendo zaping observo que los tiempos han cambiado, pero tambien que los problemas de siempre simplemente se han vestido de otros colores y paralizan el giro necesario para que el país se quite de encima el peso que han dejado los diez últimos y dramáticos años. Los principales programas en las numerosas cadenas televisivas siguen siendo los noticiarios y el espacio entre dos informativos suele ser alguna pelicula o una serie repetida infinidad de veces. Ver cómo anda la realidad sigue siendo mucho más importante que la opción de «desconectarse» viendo algo de ficcion. Misa, un amigo, lo ha solucionado a su manera. «Ya no me canso ni pierdo el tiempo con tonterias. Ahora todo es tan sencillo». Hace cuatro meses nació Nikola. Su primer hijo. Su única

Pankartas

Durante mi infancia la idea de la unidad entre los pueblos eslavos hermanos era la doctrina utópica dominante. Yugoslavia ha dejado de existir y con su desaparición tambien lo ha hecho la necesidad de mantener los mitos que la fortalecían. Esta mañana, mientras estaba hablando con mi padre, he descubierto que unas de las frases mas emblemáticas de nuestra historia común no es nada más que eso, historia. «Cuidad de Yugoslavia» era una de las frases mas célebres durante la construcción de la llamada Yugoslavia. Se la atribuye al rey de Yugoslavia, Aleksandar Karadjordjevic, asesinado en Marsella en 1934. Para evitar su propia muerte política los que le rodeaban crearon el mito de que esas fueron sus últimas palabras. En el informe médico consta que la muerte fue instantánea, ya que la bala que le dispararon a sólo dos metros de distancia le perforó el corazon. El rey de Yugoslavia ni siquiera tuvo tiempo de tomar una última inspiración y mucho menos para dejar un encargo tal para el futu

Las pilas

«!Quedaos aqui! El sol de las tierras lejanas nunca os calentará como este nuestro» –decía Aleksa Santic, un poeta romántico serbio del siglo XIX en el primer estribillo de su poema “Patria”. Esta estrofa es una de las más emblemáticas para las distintas oleadas migratorias que desde siempre han caracterizado estas tierras. Me acordé de él porque nada más llegar a Belgrado he pillado un resfriado del carajo. Ya me estoy haciendo ibérico. He sido víctima de la integración térmica. Desde hace años, mi familia vive en Belgrado. Esta ciudad es el principio de mis distintos síndromes de Ulises y de alguna manera la tengo como referencia para ver lo cambiado que estoy. Ahora hablo un nuevo idioma y llevo una vida bien distinta a la que tenía cuando vivía aquí. Veo las cosas desde una perspectiva diferente, más distanciada. Más de visitante. De observador. Lo que observo no es muy distinto a lo que dejé cuatro años atrás. El país sigue viviendo una catarsis nacional al enfrentarse al doloroso

De vacaciones

Me voy a mi(s) tierra(s) durante unas dos semanas y muy probablemente no voy a escribir demasiado durante este tiempo. Mientras tanto espero que si no hay cambios positivos por lo menos se mantenga el “Estatut Quo” y que siga el diálogo hasta que se llegue a una solución democrática. También espero que las “aMenazas” sigan encerradas en sus casas jugando al Risk, con soldaditos de plomo o cualquier otro juego que satisfaga sus ganas de pelear. Últimamente noto que los quioscos están llenos de recuerdos de la Guerra Civil. De postales, libros, fotos, sellos, testimonios, verdades y mentiras sobre quién tuvo la culpa. Pero hay que tener una cosa en cuenta; la inmensa mayoría de los españoles de hoy no había nacido en las fechas en las que todo esto sucedió, por lo que a ningún “culpable” le queda demasiado tiempo por vivir. Y recordad también que los que más ruido hacen con este tema son siempre los que más beneficios personales pretenden obtener con él. Hasta la vuelta, os recomiendo:

Girasoles

¡Sentado en una terraza de la Barceloneta bañada por el sol! Sobrasada con queso brie untados en pan crujiente con orégano y aceite de oliva. Placer. Abro el periódico. Estatut, Mena, Irán, Irak, Bush, Al Qaeda, Mierda…cierro el periódico. Me giro y veo la gente con ojos cerrados girados hacia el sol. Sonrisas. Felicidad. Blancos, negros, rojos, morenos, amarillos… como girasoles disfrutando de las caricias de la luz. Cierro los ojos y allí está. El placer divino más antiguo de todo lo que nos rodea; el Sol, grande y libre como nosotros, sus hijos.

Crecer en (para la) paz

Viendo las noticias sobre el estado de la salud del primer ministro israelí Ariel Sharon y las hipótesis sobre lo que podría representar para el proceso de paz su posible retirada del escenario político de Oriente Próximo, escribí un e-mail a Yulie, una amiga que vive en Israel. Le pregunté cómo estaba y me contestó: - “I believe that it was never about one man - neither on the Palestinian side (Arafat) nor in the Israeli (Sharon). When leaders die/change of people there is a great deal of new opportunities which are opened; it is only the media which consume and create/makes money from the drama. As for me, I am in peace with myself, and I guess it is the most important peace...” A esto quisiera añadir unos versos de Fernando Pessoa que José Saramago repitió en el reportaje que le hicieron para el Magazine de la Vanguardia: “Para ser grande, sé entero: nada tuyo exageres o excluyas. Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres en lo mínimo que hagas, por eso la luna brilla toda en cada lago,

La existencia de Dios

“Un juez decidirá si existió Jesús” es el título de una pequeña noticia (El País, 7 de enero, página 32) que para mí es tan trascendental como la que comenté en el post anterior. No es la primera vez que alguien se refiere a este tema en estos términos. Ya lo hizo, por ejemplo, el ex dictador comunista Enver Hodza, quien entre los primeros artículos de la constitución albanesa incluyó un apartado que simplemente decía: “Dios no existe”. Y punto. Por su parte, José Saramago declaró recientemente al Magazine de La Vanguardia lo siguiente: “No soy creyente, pero es que ni siquiera entiendo como alguien puede creer en Dios. Es muy difícil con los avances tecnológicos actuales… Cuando llegue mi hora, entraré en la nada, me disolveré en átomos y ya está, como hizo mi perro hace dos meses”. Por pura casualidad, pongo como ejemplo a estos dos hombres, que, aunque comparten la misma ideología, son incomparables. Estos dos comunistas convencidos intentaron resolver por la vía dialéctica uno d

Las declaraciones del teniente general Mena

El general José Mena dijo que era su “obligación alertar contra la actual propuesta de la reforma del Estatuto catalán y de las graves consecuencias, que tanto para las Fuerzas Armadas como institución, como para las personas que las integran, podría conllevar la aprobación del Estatuto de Cataluña en los términos en que está planteado” y que en el caso de que se aprobara “sería de aplicación el artículo octavo” de la Ley Fundamental que sitúa a las Fuerzas Armadas como garantes de la integridad territorial. El mismo argumento utilizó el mando del ejército de la antigua Yugoslavia cuando ordenó a los soldados que salieran a las calles de Eslovenia para defender la Constitución y la unión del estado. Los ciudadanos de Eslovenia habían votado en un referéndum democrático y una abrumadora mayoría de la población expresó su deseo de vivir en un estado independiente. Eso suponía el final de Yugoslavia y el final de su principal elemento de cohesión: el ejército. El ejército de Yugoslavi

New York, New York

“Start spreading the news…”, cantaba Sinatra en su homenaje a la gran Nueva York. De la misma manera empiezo este post porque creo que la noticia que leí el día 29 de diciembre en La Vanguardia se merecía más importancia de la que le dieron en la página 59 de la sección de Economía. El titular “El hotel Plaza, reconvertido en pisos de lujo, bate el récord inmobiliario de Nueva York” se adecuaba aparentemente a esta sección, pero una parte de su contenido la encontré mucho más trascendente. El artículo habla de la transformación de este emblemático hotel de lujo en un edificio de pisos particulares y solo gracias a mi inquietud mental aguanté leyendo hasta el final donde se revelaba quiénes son los protagonistas de esta transacción. “La empresa que llevará a cabo el proyecto es la firma Elad, del israelí Yitzkzhak Tshuva, que en 2004 compró el hotel al príncipe saudí Al Waleed Bin Talal, convertidos ambos en socios de un negocio que, por ejemplo, hubiera sido inconcebible en Oriente

Café Diverso

Hace dos años un grupo de gente diferente nos reunimos en un proyecto cuyo objetivo era explorar la diversidad cultural a través de historias reales. Durante un año, disfruté de la interacción diaria con personas de diferentes puntos de la Tierra. “Todos tenemos una buena historia” fue la idea que impulsaba todo el proyecto. Cada mes elegíamos un tema que intentaba inspirar a los autores para que todos escribieran sus relatos guiados por un mismo tema. La idea era fomentar la diversidad a través de los puntos comunes entre todos los seres humanos. El resultado ha sido recopilado en un libro recién publicado bajo el título “Café Diverso – Voces del Mundo” y que desde este mes se puede adquirir a través de la página web www.cafediverso.com Entre todas las historias se encuentran cuatro mías. Desde hace un año no formo parte del proyecto, pero estoy muy contento de haber escrito esos relatos, sobre todo dos que son muy personales porque al escribirlos he podido sacar de dentro de m unos

Lo tengo

Ha tardado un rato pero al final mi mente acabó convenciendo a mi cuerpo de que se levantara de la agradable y caliente cama y que fuera a ponerse otra vez a la nada agradable y fría cola de Gobernación. Eran las siete de la mañana: poca luz, pocos bares abiertos, la basura de la calle a medio recoger y yo rezando para que no hubiera mucha gente. Cuando llegué me encontré con más o menos setenta personas y la cola ya bien formada. “No puedo ni imaginar la hora a la que deben haber venido los primeros. Debe ser más o menos a la que yo salí del curro anoche”, pensé poniéndome al final de la fila detrás de una chica que luego supe que era de Perú. - Perdona. ¿A qué hora abren hoy? –le pregunté–. - A las nueve. - Vaya. Aproveché las dos horas entrenando mi vista recordando algo que había leído hace poco sobre los aborígenes australianos de las tribus más primitivas. Resulta que sus ojos tienen una movilidad continua. No los fijan en ningún punto, sino que recor

2006

- ¡Feliz año nuevo! ¿Qué tal te lo pasaste a noche? –me preguntó mi amigo Sava. - ¡Fantástico! -le contesté–. Estuve toda la noche en un hotel de cuatro estrellas. Vino, comida, champagne y mujeres. Todo de lujo. E incluso me pagaron. - ¿Y eso? - Estaba trabajando. Pasé la Nochevieja trabajando y el brindis lo hicimos entre compañeros en la cocina, que, a causa de nuestra diversidad étnica, parecía una asamblea de la ONU. Brindamos con cava y tragamos uvas. Seis por persona. No había más. Tampoco nos importaba. Cuando salí del hotel me di cuenta de que no sentía que me hubiera perdido algo. Las calles llenas de vómito, orina y testosterona no me llenaban de alegría. Me gustan muchísimo las fiestas, pero la euforia me gusta cada vez menos.