Hace, más o menos, un mes hice el último trámite para obtener el permiso de residencia Permiso de resistencia permanente. Tras esperar desde las cinco y medio de la mañana para entrar a las diez y presentar todo el papeleo, la funcionaria me entregó un resguardo informándome de que dentro de aproximadamente un mes podría pasar por el edificio de Balmes 192 para recoger mi NIE.
- Está en el edificio de atrás - dijo la señora.
- ¿Y tendré que hacer cola toda la mañana otra vez? - pregunté.
- No, allí no habrá tanta cola - contesto la amable consumidora de mis impuestos.
Lleno de optimismo y alegría por haber finalmente terminado (por un tiempo) con la "Extranjería" está mañana me fui a buscarlo.
Llegué sobre las nueve y pensé "¡Ostia que bien!" dentro había como mucho unas 15 personas, "En una sala con sillas cómodas y calefacción. Ya había saltado de nivel. Esto ha de ser como se siente ser un español".
Hasta allí.
Al entrar se me acercó un señor uniformado para informarse sobre el motivo de mi visita.
- Vengo a buscar mi DNI
- Hmm, sí. Pero es un NIE. Usted tiene que ir al edificio que está al otro lado.
- ¿Seguro? Es que en el resguardo pone esta dirección y además la señora que me lo dio me dijo que tengo que venir aquí.
- Ya, ya. Sí, pero tiene que ir usted allí donde le dije.
"Bueno, no pasa nada", pensé "Será llegar allí, dejar el resguardo y coger el documento"
¡Mierda! ¡No puede ser!
Había una cola inmensa igual a la de cuando tenía que entregar toda la documentación. Daba la vuelta a la esquina. "No, no puede ser, seguro que habrá otra cola para la gente que solamente ha de recoger el NIE", intenté animárme a mi mismo.
- Hola, buenos días. Vengo a recoger el NIE. - dije al señor uniformado que estaba en el principio de la cola.
- Póngase al final.
- No, es que usted no lo entiende. Solamente vengo a recogerlo, yo ya había hecho esta cola hace un mes y ahora solamente tengo que,...
- Al final de la cola - repetía la voz que salía desde el uniforme.
- Mire, estas personas están esperando para presentar la documentación. Yo ya lo había hecho,...
- ¡Cuantas veces se lo tengo que decir! ¡Póngase al final de la cola!
Me puse al final de la cola con la cara de muy mala leche, recordándome de la enorme cantidad de horas que en estos últimos siete años había regalado a la bur®ocracia española. Llamé al trabajo para decir que "esto iba pa' largo" y me apoyé contra la pared.
Entonces ví al señor uniformado subiendo hacía el final de la cola informando a la gente de que los que tenían que presentar la documentación han de pasar a otra cola. Allí me di cuenta de la fortuna lingüística que reside en este tipo de colas. Una enorme salva de insultos en todo tipo de lenguas y dialectos mundiales se mezclo con el aire frío español. De las que pude entender fue que "Estos hijos de puta, nos tratan como animales".
La cola se redujo a la mitad y pensé que ahora irá todo más rápido.
Pues no. Se movía muy lentamente.
Tras dos horas llegó mi turno y allí me di cuenta de por qué iba todo tan lento. Había solamente UNA MUJER atendiendo toda esta gente.
En el edificio al lado había más funcionarios que personas esperando.
El otro día leí en El País que "el 17,3% del total de residentes de la capital catalana son extranjeros".
¡Y todos ellos han de pasar por esta pobre mujer!
¡Vivo España! resfriado y con el dolor de pies.
- Está en el edificio de atrás - dijo la señora.
- ¿Y tendré que hacer cola toda la mañana otra vez? - pregunté.
- No, allí no habrá tanta cola - contesto la amable consumidora de mis impuestos.
Lleno de optimismo y alegría por haber finalmente terminado (por un tiempo) con la "Extranjería" está mañana me fui a buscarlo.
Llegué sobre las nueve y pensé "¡Ostia que bien!" dentro había como mucho unas 15 personas, "En una sala con sillas cómodas y calefacción. Ya había saltado de nivel. Esto ha de ser como se siente ser un español".
Hasta allí.
Al entrar se me acercó un señor uniformado para informarse sobre el motivo de mi visita.
- Vengo a buscar mi DNI
- Hmm, sí. Pero es un NIE. Usted tiene que ir al edificio que está al otro lado.
- ¿Seguro? Es que en el resguardo pone esta dirección y además la señora que me lo dio me dijo que tengo que venir aquí.
- Ya, ya. Sí, pero tiene que ir usted allí donde le dije.
"Bueno, no pasa nada", pensé "Será llegar allí, dejar el resguardo y coger el documento"
¡Mierda! ¡No puede ser!
Había una cola inmensa igual a la de cuando tenía que entregar toda la documentación. Daba la vuelta a la esquina. "No, no puede ser, seguro que habrá otra cola para la gente que solamente ha de recoger el NIE", intenté animárme a mi mismo.
- Hola, buenos días. Vengo a recoger el NIE. - dije al señor uniformado que estaba en el principio de la cola.
- Póngase al final.
- No, es que usted no lo entiende. Solamente vengo a recogerlo, yo ya había hecho esta cola hace un mes y ahora solamente tengo que,...
- Al final de la cola - repetía la voz que salía desde el uniforme.
- Mire, estas personas están esperando para presentar la documentación. Yo ya lo había hecho,...
- ¡Cuantas veces se lo tengo que decir! ¡Póngase al final de la cola!
Me puse al final de la cola con la cara de muy mala leche, recordándome de la enorme cantidad de horas que en estos últimos siete años había regalado a la bur®ocracia española. Llamé al trabajo para decir que "esto iba pa' largo" y me apoyé contra la pared.
Entonces ví al señor uniformado subiendo hacía el final de la cola informando a la gente de que los que tenían que presentar la documentación han de pasar a otra cola. Allí me di cuenta de la fortuna lingüística que reside en este tipo de colas. Una enorme salva de insultos en todo tipo de lenguas y dialectos mundiales se mezclo con el aire frío español. De las que pude entender fue que "Estos hijos de puta, nos tratan como animales".
La cola se redujo a la mitad y pensé que ahora irá todo más rápido.
Pues no. Se movía muy lentamente.
Tras dos horas llegó mi turno y allí me di cuenta de por qué iba todo tan lento. Había solamente UNA MUJER atendiendo toda esta gente.
En el edificio al lado había más funcionarios que personas esperando.
El otro día leí en El País que "el 17,3% del total de residentes de la capital catalana son extranjeros".
¡Y todos ellos han de pasar por esta pobre mujer!
¡Vivo España! resfriado y con el dolor de pies.
Comentarios
Y por lo que cuentas... claro que jode, como bien dices, el regalarle tantas horas a la burrocracia (española o la que sea: vengo de Argentina y ahí sí que hay que ser macho para aguantarla), te entiendo perfectamente, aunque estos últimos 7 años figure como español.
Creo que algo similar contó Herodoto en Historia, con la batalla de las Termópilas, el ejército masivo de los persas, los 300 espartanos y el embudo de rocas... Tal vez los directivos se inspiran en los clásicos (para que después no digan que no se lee o que no hay cultura).
Zivili!
por otra parte, pobre señora, tendrá algo en su karma que ha merecido el castigo de atender 500 personas cada mañana
Al menos ya no tendrás que sufrirla mucho tiempo porque dentro de nada tendrás tu documento de residencia permanente :) Un saludo y féliz 2.010.