R.D. es de Irlanda y hace un mes y medio que vino a Barcelona para pasar un tiempo en casa de un amigo que ya lleva algún tiempo viviendo en la Ciudad Condal. Una bonita y soleada jornada del pasado febrero decidió bajar con la bici hasta el centro. En una esquina hizo un giro brusco, perdió control y chocó con un Mercedes de clase S que estaba esperando a que la luz del semáforo se pusiera verde. De la fuerza del impacto, R.D tuvo que apoyarse con las manos en la parte delantera del coche. Ello le costará 3000 euros europeos. Al principio, el propietario del Mercedes le reclamaba 7000 “por los daños físicos y morales sufridos” pero, según dijo su abogada, “estaba dispuesto llegar a un acuerdo” antes del juicio. La abogada de R.D. sugirió a su cliente que lo hicieran y finalmente quedaron en 3.000.
R.D. no se lo podía creer. Yo mismo no me lo hubiera creído si no hubiera sido citado para traducirle durante el juicio.
“Si por chocar con la bici me pide siete mil…, ¿cuánto me costaría tener el placer de romperle la cara al hijoputa este aquí mismo?” Sus pupilas subieron hacía la derecha como si estuviera haciendo el cálculo y repasando los ahorros que le quedaban. Al final su abogada le persuadió para que pagara los 3000 euros que el Señor Mercedes reclamaba por los daños físicos y morales sufridos.
No entiendo las leyes, pero yo le pediría al tribunal que primero se hiciera un informe pericial forense para demostrar que el Señor Mercedes realmente tenía algo de moral. Luego aceptaría pagar por los daños físicos producidos al coche teniendo en cuenta que el impacto de una bicicleta contra un Mercedes no debe ser muy distinto al del de una mosca contra una vaca. De hecho, según me dijo R.D., la factura del taller al que fue llevado el coche ascendía a unos trescientos euros. Los 2.700 restantes es lo que vale tener la cara dura. Supongo que sin ella este Señor Mercedes nunca se hubiera podido permitir tener un coche como este.
R.D. no se lo podía creer. Yo mismo no me lo hubiera creído si no hubiera sido citado para traducirle durante el juicio.
“Si por chocar con la bici me pide siete mil…, ¿cuánto me costaría tener el placer de romperle la cara al hijoputa este aquí mismo?” Sus pupilas subieron hacía la derecha como si estuviera haciendo el cálculo y repasando los ahorros que le quedaban. Al final su abogada le persuadió para que pagara los 3000 euros que el Señor Mercedes reclamaba por los daños físicos y morales sufridos.
No entiendo las leyes, pero yo le pediría al tribunal que primero se hiciera un informe pericial forense para demostrar que el Señor Mercedes realmente tenía algo de moral. Luego aceptaría pagar por los daños físicos producidos al coche teniendo en cuenta que el impacto de una bicicleta contra un Mercedes no debe ser muy distinto al del de una mosca contra una vaca. De hecho, según me dijo R.D., la factura del taller al que fue llevado el coche ascendía a unos trescientos euros. Los 2.700 restantes es lo que vale tener la cara dura. Supongo que sin ella este Señor Mercedes nunca se hubiera podido permitir tener un coche como este.
Comentarios
Estan haciedo una copia de la asquerosa sociedad estadounidense donde cualquier hijo de puta con dinero te arruina la vida por la mayor tonteria... claro esta, con la complicidad de un sistema judicial definible de cualquier manera menos por la palabra justo.
supongo q esos cochazos impiden ver a los demás como a iguales, la mayoría nos convertiremos en peligrosos en potencia, ya que podemos "manchar" su mundo de mercedes , fortalezas y guardaespaldas.
es muy yanki, sí.
(y seguro q piensa q 3000 euros no es una limosna)
siloam
¿sabes lo que más me jode de esta gente? Que ganan una pasta a cargo de un montón de infelices que les hacen el trabajo. El clasismo existe, y qué pena me da.