Ya tenemos la tan esperada pregunta que ¿tendrán? que
responder los ciudadanos de Catalunya el próximo 9 de noviembre. "¿Quiere
usted que Catalunya sea un Estado? En caso afirmativo: "¿Quiere que sea un
Estado independiente?”.
Fiel reflejo del carácter conservador cuya máxima expresión
de atrevimiento es la ambigüedad, la formulación de la pregunta quedara para siempre
marcada en el consciente común y llenará los mercados navideños de los muñecos
caganer Nosinosisis vestidos de la camiseta “senyera” del Barça, con el escudo
de España y la sudadera azul amarilla con 12 estrellas europeas.
Ante el precipicio que quedó como el resultado del “dialogo”
con el Gobierno español, a los conservadores catalanes ya no les quedaba otro
remedio que lanzarse hacia atrás.
Buscar el dialogo con
las personas cuyo líder ante la oportunidad de nombrar entre todo el espectro de
proezas y valores que trasmite la ejemplar vida de Nelson Mandela, elige
la victoria de España en la Copa del Mundo, no ha de ser fácil.
La respuesta de Rajoy no es casual, igual que nada es en la
vida del dirigente “popular”. Este corredor a fondo conoce muy bien el país que
dirige. Es consciente de que tiene un país alegre pero no un país feliz y por
ello, para mantener fiel a su electorado, se ha de mantener fiel al discurso que
antepone los goles al bienestar social.
El juego entre dos fuerzas manipuladoras no podría dar otro
resultado que la confusión que surge de la pluralidad de las opciones
ofrecidas. Del dilema No-Sí, se ha pasado al No-Si-No-Si-Si.
Es cierto que a primera vista da la impresión de una mayor
expresión democrática; dos opciones son un dilema, tres o más ya son la elección.
Pero el proceso esta inverso. La idea detrás de las preguntas esenciales normalmente
es buscar respuestas certeras y no sumar preguntas relativas. Es ir segmentando
hacia el menor y no hacia el mayor número de respuestas, disminuir y no aumentar
la complejidad.
Pero una vez más se antepone la opcionalidad del juego (y apuestas)
y la formulación de la pregunta catalana consigue lo que Más les importa:
quedarse en el poder.
Para mí, lo realmente interesante de la nueva fórmula sería ver
si podrá ser extrapolable a otras comunidades autónomas, esto claro, con pequeños
matices étnicos.
Así por ejemplo en el País Vasco cabría darle un poco más de
ímpetu a la formula. Entonces mi sugerencias para la pregunta sería "¿Quiere
usted que País Vasco sea un Estado? ¿Quiere que sea un Estado independiente? ¡Ostia!”.
Por el otro lado en
Galicia entre las opciones de respuestas simplemente cabría añadir “Depende”. Y así sucesivamente.
Pero primero queda por ver cómo se resolverá la consulta soberanista
en Escocia.
En función del resultado, es probable que España esté entre
pocos países del mundo que no reconozca la independencia de Escocia.
En este escenario probablemente habrá el embargo del whisky
escoces, pero seguramente el mercado español quedaría bien abastecido con el famoso
güisqui de Extremadura. Así tras el referéndum todos los Nosinosisis podrán
brindar con alegría por el Nuevo 1714.
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