A noche vino a visitarme por unos días un buen amigo de Belgrado. Tras volver del aeropuerto nos fuimos a cenar y pensé que tras el día de viaje no le apetecería ir muy lejos, así que propuse el “Donde Jorge”, un restaurante chileno que tengo al lado de mi casa. Es un lugar tranquilo, donde se come bien y barato, así que cumplía con los requisitos.
Entramos en el restaurante sobre las diez y media y todas las mesas estaban vacías. Le dije, en cachondeo, a la camarera que estaba detrás de la barra que no teníamos la reserva, pero antes de terminar me di cuenta que era china.
- Perdona, no sé si me equivoqué de puerta, o qué, pero aquí antes había un restaurante chileno - dije.
- Sí, sí. Esto lestaulante chileno
Efectivamente, la bandera chilena, las fotos de cantantes y los objetos de folclor chileno, también lo decían.
- ¿Y tú de qué parte de Chile eres?
- Yo, china.
- Ahhhhh, y ¿qué pasó aquí? ¿Donde están los chilenos?
- Nosotlos tenel 50 polciento.
- ¿Pero la comida es chilena?
- Sí, sí. Cocinelo chileno.
Ya se hacía tarde y decidí atreverme y probar esa curiosa fusión cultural. Pedimos el vino y la comida, y mientras veíamos un programa de teletienda, en la tele (que por algún motivo la camarera, y su silenciosa compañera, encontraban interesantísimo) entraron dos chicas españolas.
Llevaban la misma cara de sorpresa que yo, e hicieron las mismas preguntas que yo.
- A mi también me parecía raro, pero parece ser que se come bien. – les dije.
- Y, ¿vosotros repetís, o es la primera vez?
- Es la primera vez.
- De cabeza, ¡Que atrevidos! – dijo la chica entre risas, miró a su compañera y encogiendo los hombros señaló a quedarse y atreverse.
Las chicas se sentaron un par de mesas de nosotros y empezaron a hablar, pero en inglés. Unos minutos después se acercó la camarera para tomar la comanda y, sin cortarse un pelo, les preguntó:
- Vosotlas de aquí, ¿Pol que hablal inglés?
- Pues para practicar.
- Ahhhh, vale. – tomo la nota y se fue a la cocina. De allí volvió con nuestros platos. – Aquí esta.
- Gracias. Ohhh, esto tiene buena pinta.
- Sí, sí, bueno. ¿Vosotlos también chilenos? – preguntó.
No entendí bien si con el “también” ella se incluía entre los chilenos, ni cómo el idioma serbio, en que hablábamos, la podría parecer un dialecto chileno. Y la contesté que no somos chilenos, sino de la antigua Yugoslavia. Pero su cara me decía que a ella la daba igual si hubiera dicho que somos de la antigua Grecia, porque tanto chilenos, serbios, franceses, rusos, o australianos, para ella era lo mismo: todos somos no-chinos.
Entramos en el restaurante sobre las diez y media y todas las mesas estaban vacías. Le dije, en cachondeo, a la camarera que estaba detrás de la barra que no teníamos la reserva, pero antes de terminar me di cuenta que era china.
- Perdona, no sé si me equivoqué de puerta, o qué, pero aquí antes había un restaurante chileno - dije.
- Sí, sí. Esto lestaulante chileno
Efectivamente, la bandera chilena, las fotos de cantantes y los objetos de folclor chileno, también lo decían.
- ¿Y tú de qué parte de Chile eres?
- Yo, china.
- Ahhhhh, y ¿qué pasó aquí? ¿Donde están los chilenos?
- Nosotlos tenel 50 polciento.
- ¿Pero la comida es chilena?
- Sí, sí. Cocinelo chileno.
Ya se hacía tarde y decidí atreverme y probar esa curiosa fusión cultural. Pedimos el vino y la comida, y mientras veíamos un programa de teletienda, en la tele (que por algún motivo la camarera, y su silenciosa compañera, encontraban interesantísimo) entraron dos chicas españolas.
Llevaban la misma cara de sorpresa que yo, e hicieron las mismas preguntas que yo.
- A mi también me parecía raro, pero parece ser que se come bien. – les dije.
- Y, ¿vosotros repetís, o es la primera vez?
- Es la primera vez.
- De cabeza, ¡Que atrevidos! – dijo la chica entre risas, miró a su compañera y encogiendo los hombros señaló a quedarse y atreverse.
Las chicas se sentaron un par de mesas de nosotros y empezaron a hablar, pero en inglés. Unos minutos después se acercó la camarera para tomar la comanda y, sin cortarse un pelo, les preguntó:
- Vosotlas de aquí, ¿Pol que hablal inglés?
- Pues para practicar.
- Ahhhh, vale. – tomo la nota y se fue a la cocina. De allí volvió con nuestros platos. – Aquí esta.
- Gracias. Ohhh, esto tiene buena pinta.
- Sí, sí, bueno. ¿Vosotlos también chilenos? – preguntó.
No entendí bien si con el “también” ella se incluía entre los chilenos, ni cómo el idioma serbio, en que hablábamos, la podría parecer un dialecto chileno. Y la contesté que no somos chilenos, sino de la antigua Yugoslavia. Pero su cara me decía que a ella la daba igual si hubiera dicho que somos de la antigua Grecia, porque tanto chilenos, serbios, franceses, rusos, o australianos, para ella era lo mismo: todos somos no-chinos.
Comentarios
¿El próximo viernes 5 te va bien?
;-)
Soy chilena, bueno no chilena pero igual un poco pero sé que nos moriremos todos chinos!
¡Gracias Amelie!
Hasta el viernes.
Guillermo
Muy bueno, Boro, como siempre.
Zivili!
Con respecto a la chica china, creo que su generalización está justificada...ellos son mil millones, así que todos los mediterraneos, ya sean serbios, turcos, catalanes o sicilianos debemos paracerles unos tipos muy iguales, que además no sumamos ni 1/4 de su población.
Dolors Sierra