Fui a ver la película “Bruno”, y pasé un buen rato entre risas con la cara de “¡no me lo puedo creer!” por la increíble cantidad de comentarios políticamente incorrectos, comprimidos de forma inteligente y rítmica. En líneas generales debo confesar que me ha gustado mucho. Igual que la mayoría de los espectadores que estuvieron conmigo en el cine. Sin embargo, ayer escuché otras opiniones. En una cena entre amigos tuvimos el debate sobre si la sobreactuación y la constante provocación, que pasan de sobra los criterios sociales y morales preestablecidos en la sociedad moderna, pueden ser justificadas. O, en otras palabras, si la aproximación maquiavélica que usa Sacha Baron Cohen para tratar los temas de homofobia y de superficialidad del mundo de la moda y espectáculo, puede ser justificada por la finalidad de su denuncia. Uno de los amigos en la cena decía que no estaba de acuerdo con usar la ignorancia de ciertos colectivos para burlarse de su modo de ver y entender las cosas,y herir...