- Hola. Me han dicho que te han entrado a robar.
- Sí.
- Vaya. Lo siento. Jo,… ¿Quién lo ha podido hacer?
- Según la policía, han podido ser unos ladrones.
Es la conversación que tuve esta tarde con una vecina al encontrarnos en las escaleras cuando salía de mi casa. El viernes pasado unos ladrones escogieron mi hogar para practicar su oficio. Destrozaron la puerta y al remover todos los armarios, estanterías y cajones se llevaron todo que tenía algún valor. Desgraciadamente también se han llevado algunas cosas de gran valor sentimental.
Rabia.
Pero, tras el primer ataque de rabia me calmé. Quizá el hecho de que no es la primera vez que me saqueen la casa ayudó. Recuerdo cuando nos quedamos sin/con nada durante la guerra y cuando mi tío, que volvía a ver que ha quedado de nuestra casa tras la ofensiva del ejército croata, preguntaba que nos gustaría que buscara. De todas las cosas solamente se me ocurrían unos tejanos blancos. Todavía no sé por qué. Quizá tiene algo que ver con el intento de aparentar que no había pasado nada y que lo más importante que me faltaba eran unos tejanos blancos.
He madurado desde entonces y ésta vez estoy completamente conciente de la putada que me hicieron (tanto el viernes pasado como hace trece años). Y lo bueno es que a mi el cabreo me dura poco y prefiero tomarlo con humor.
Pero otra vez me cabreé cuando ésta tarde al volver de trabajo me enterré que el mismo día que unos chorizos entraron en mi casa, otro chorizo fue entrevistado por la tele y pagado ¡300.000 euros! por ello.
Algo falla. Esto no puede ser normal.
Rabia.
Es como si viera el mismísimo Julián Muñoz llevando mis tejanos blancos. (Y aún más rabia me da imaginarlo llevándolas estiradas hasta el cuello)
- Sí.
- Vaya. Lo siento. Jo,… ¿Quién lo ha podido hacer?
- Según la policía, han podido ser unos ladrones.
Es la conversación que tuve esta tarde con una vecina al encontrarnos en las escaleras cuando salía de mi casa. El viernes pasado unos ladrones escogieron mi hogar para practicar su oficio. Destrozaron la puerta y al remover todos los armarios, estanterías y cajones se llevaron todo que tenía algún valor. Desgraciadamente también se han llevado algunas cosas de gran valor sentimental.
Rabia.
Pero, tras el primer ataque de rabia me calmé. Quizá el hecho de que no es la primera vez que me saqueen la casa ayudó. Recuerdo cuando nos quedamos sin/con nada durante la guerra y cuando mi tío, que volvía a ver que ha quedado de nuestra casa tras la ofensiva del ejército croata, preguntaba que nos gustaría que buscara. De todas las cosas solamente se me ocurrían unos tejanos blancos. Todavía no sé por qué. Quizá tiene algo que ver con el intento de aparentar que no había pasado nada y que lo más importante que me faltaba eran unos tejanos blancos.
He madurado desde entonces y ésta vez estoy completamente conciente de la putada que me hicieron (tanto el viernes pasado como hace trece años). Y lo bueno es que a mi el cabreo me dura poco y prefiero tomarlo con humor.
Pero otra vez me cabreé cuando ésta tarde al volver de trabajo me enterré que el mismo día que unos chorizos entraron en mi casa, otro chorizo fue entrevistado por la tele y pagado ¡300.000 euros! por ello.
Algo falla. Esto no puede ser normal.
Rabia.
Es como si viera el mismísimo Julián Muñoz llevando mis tejanos blancos. (Y aún más rabia me da imaginarlo llevándolas estiradas hasta el cuello)
Comentarios
Me alegro de ver que, a pesar de todo, puedes conservar el sentido del humor. :-)
Siento mucho lo de tus cosas, y sí, está claro que hay algo que no funciona en este país. Ojalá no vuelva a pasarte nunca más.
Saludos
un abrazo
Y creo que aunuqe no puedo hacerte partícipe de este asunto, quizás los españoles nos merecemos el asunto de los 300.000 euros del cabrón de Julian Muñoz , por gilipollas, que somos.
un abrazo
:))))
y lo siento, sobre todo por lo del valor sentimrntal( y al chorizo de la tele, le pagan porqur hay grnte que ve esos programas)
bresiños.