Se acerca el final de un ciclo basado en la quema de carburantes y la cultura de consumo. Un ciclo cuyas últimas décadas quedaran marcadas por las intervenciones del pensamiento liberal y las ideas cómo la planteada por una de sus estrellas, Murray Rothbard, quien decía “Lo que no funciona en la sociedad actual es lo público y lo que no pertenece a nadie”, y a continuación ofrece algunos “ejemplos”: “Es porque el aire o el agua no pertenecen a nadie, por lo que se puede contaminar sin consecuencias. Si el atmósfera fuera privatizada ¡sus propietarios preservarían su propiedad!”
(Por suerte no es así y no hemos de pagar la factura por poder respirar que, conociendo las prácticas del mercado liberal, se convertiría en un lujo accesible solamente a los que tienen el buen poder adquisitivo.)
Y ahora, tras el desplome del sistema financiero estadounidense, y el pánico reflejado en el europeo, los estados tuvieron que intervenir inyectando enormes cantidades del dinero PÚBLICO (!!!!) para evitar el colapso. Lo absurdo es que el Estado ha salido en ayuda de un modelo basado en la idea que “El Estado es el Mal absoluto y que todo puede ser privatizado, incluyendo la Justicia y la Defensa", según propagaba Rothbard.
Pero ahora que la burbuja ha petado ¿Cuál es la alternativa?
Uno de los principales objetivos del capitalismo fue establecer una cultura de consumo que garantizara el mercado para la producción masiva.
De allí viene uno de los primeros mandamientos capitalistas: Sin cultura no hay mercado.
Ahora que el sistema liberal ha alcanzado su máximo y entra en decaída, tenemos que pensar en qué cultura queremos. Y eso inevitablemente supondrá un nuevo giro evolutivo.
¿Cómo podemos sanar nuestro sistema sensorial seriamente dañado por los impulsos manipulados artificialmente para fomentar nuestra necesidad de adquirir objetos de uso cotidiano a corto plazo?
Creo que la solución está en la transformación del modelo educativo, basado en la “amontonación” de alumnos en las instituciones que archivan el conocimiento muerto y ejercen de imprentas de diplomas y certificados con un claro valor mercantil que se evalúa a la hora de cotizar en la bolsa de trabajo.
Quizá este sea un buen momento para reflexionar y entender que: Vivir es barato. El dinero es caro.
(Por suerte no es así y no hemos de pagar la factura por poder respirar que, conociendo las prácticas del mercado liberal, se convertiría en un lujo accesible solamente a los que tienen el buen poder adquisitivo.)
Y ahora, tras el desplome del sistema financiero estadounidense, y el pánico reflejado en el europeo, los estados tuvieron que intervenir inyectando enormes cantidades del dinero PÚBLICO (!!!!) para evitar el colapso. Lo absurdo es que el Estado ha salido en ayuda de un modelo basado en la idea que “El Estado es el Mal absoluto y que todo puede ser privatizado, incluyendo la Justicia y la Defensa", según propagaba Rothbard.
Pero ahora que la burbuja ha petado ¿Cuál es la alternativa?
Uno de los principales objetivos del capitalismo fue establecer una cultura de consumo que garantizara el mercado para la producción masiva.
De allí viene uno de los primeros mandamientos capitalistas: Sin cultura no hay mercado.
Ahora que el sistema liberal ha alcanzado su máximo y entra en decaída, tenemos que pensar en qué cultura queremos. Y eso inevitablemente supondrá un nuevo giro evolutivo.
¿Cómo podemos sanar nuestro sistema sensorial seriamente dañado por los impulsos manipulados artificialmente para fomentar nuestra necesidad de adquirir objetos de uso cotidiano a corto plazo?
Creo que la solución está en la transformación del modelo educativo, basado en la “amontonación” de alumnos en las instituciones que archivan el conocimiento muerto y ejercen de imprentas de diplomas y certificados con un claro valor mercantil que se evalúa a la hora de cotizar en la bolsa de trabajo.
Quizá este sea un buen momento para reflexionar y entender que: Vivir es barato. El dinero es caro.
Comentarios
te mando un link de Serge Latouche que habla del tema:
http://es.youtube.com/watch?v=fvBsiP3hAmA
Empieza en casa! saber consumir lo justo y necesario se enseña desde pequeño, y el problema es que estamos contaminados de esta locura de cultura llamada crecimiento. Ciao!
Muy bueno!!
un abrazo