- ¡¿Eres tú?!
- - Sí. Soy yo.
- ¡Has vuelto! No me lo puedo creer. ¿Cuanto ha sido? ¿Diez? ¿Quince años?
- No. No tanto. Hace ocho años que me fui.
- Joder. No me lo puedo creer. ¿Pero que coño te pasó? ¿Por qué te fuiste?
- Un día estuve en mi super despacho, con las super vistas, mi super sueldo y la foto de mi super novia dos veces portada de Interviú sobre la mesa,… y me sentía como una mierda. Mi vida no tenía sentido. Cogí mi super móvil y me puse a mirar el registro de las últimas llamadas. Cuando me enteré que ninguna me hizo sentir feliz. Apague el móvil y pedí a mi super secretaria que me reservara el primer vuelo a Nueva Delhi. El día siguiente estaba en un pequeño ashram compartiendo la habitación con un montón de hipis, directivos quemados y fumatas.
- ¡¿Durante ocho años!?
- No, que va. De allí me fui a Goa. Abrí un pequeño bar. Conocí unos holandeses y con ellos me fui a buscar una playa paradisíaca en Tailandia. Pero solo conseguí encontrar un par de enfermedades venéreas descatalogadas. De allí me fui a Japón a un templo budista. Tras siete meses de intento de meditación me di cuenta que esto no era lo mío y me fui a Australia. Cruce el desierto con una tribu aborigena y acabé en la cárcel por narcotráfico. Se ve que mis “compañeros de viaje” aprovechaban las rutas por las que nadie más se metía para llevar la heroína de un lado al otro del país. Tras ser expulsado de Australia me fui a Kenia y de allí a Mauritania. Conocí un periodista francés y acabé acompañándole a él y otros 70 inmigrantes en una patera hasta las Islas Canarias. Él vendió el reportaje y ganó muchos premios. Yo gané la neumonía y buenos amigos. De Canarias me fui a Cuba para hacer lo mismo desde allí hasta Estados Unidos. De 7 personas que nos subimos en la balsa llegamos con vida tres. Uno fue devorado por tiburones delante nuestros ojos al caerse en el mar. Otros tres simplemente se ahogaron después de que una ola inmensa nos golpeara. En Miami vivía en la caja de cartón en un cajero automático. Me hice amigo del director de la sucursal y este cuando se enteró de mi pasado profesional, mis últimas experiencias y mis conocimientos de idiomas y finanzas me recomendó a su cuñado que tenía una empresa de consultoría de empresas y coaching. Pronto llegué a ser el socio de la empresa y empecé a añorar a mi casa, mi familia y amigos… y aquí me tienes.
- ¿Pero lo encontraste?
- ¿El qué?
- El sentido de la vida.
- Claro.
- ¡¡¡¡¿Y cual es?!!!
- Vivir.
- - Sí. Soy yo.
- ¡Has vuelto! No me lo puedo creer. ¿Cuanto ha sido? ¿Diez? ¿Quince años?
- No. No tanto. Hace ocho años que me fui.
- Joder. No me lo puedo creer. ¿Pero que coño te pasó? ¿Por qué te fuiste?
- Un día estuve en mi super despacho, con las super vistas, mi super sueldo y la foto de mi super novia dos veces portada de Interviú sobre la mesa,… y me sentía como una mierda. Mi vida no tenía sentido. Cogí mi super móvil y me puse a mirar el registro de las últimas llamadas. Cuando me enteré que ninguna me hizo sentir feliz. Apague el móvil y pedí a mi super secretaria que me reservara el primer vuelo a Nueva Delhi. El día siguiente estaba en un pequeño ashram compartiendo la habitación con un montón de hipis, directivos quemados y fumatas.
- ¡¿Durante ocho años!?
- No, que va. De allí me fui a Goa. Abrí un pequeño bar. Conocí unos holandeses y con ellos me fui a buscar una playa paradisíaca en Tailandia. Pero solo conseguí encontrar un par de enfermedades venéreas descatalogadas. De allí me fui a Japón a un templo budista. Tras siete meses de intento de meditación me di cuenta que esto no era lo mío y me fui a Australia. Cruce el desierto con una tribu aborigena y acabé en la cárcel por narcotráfico. Se ve que mis “compañeros de viaje” aprovechaban las rutas por las que nadie más se metía para llevar la heroína de un lado al otro del país. Tras ser expulsado de Australia me fui a Kenia y de allí a Mauritania. Conocí un periodista francés y acabé acompañándole a él y otros 70 inmigrantes en una patera hasta las Islas Canarias. Él vendió el reportaje y ganó muchos premios. Yo gané la neumonía y buenos amigos. De Canarias me fui a Cuba para hacer lo mismo desde allí hasta Estados Unidos. De 7 personas que nos subimos en la balsa llegamos con vida tres. Uno fue devorado por tiburones delante nuestros ojos al caerse en el mar. Otros tres simplemente se ahogaron después de que una ola inmensa nos golpeara. En Miami vivía en la caja de cartón en un cajero automático. Me hice amigo del director de la sucursal y este cuando se enteró de mi pasado profesional, mis últimas experiencias y mis conocimientos de idiomas y finanzas me recomendó a su cuñado que tenía una empresa de consultoría de empresas y coaching. Pronto llegué a ser el socio de la empresa y empecé a añorar a mi casa, mi familia y amigos… y aquí me tienes.
- ¿Pero lo encontraste?
- ¿El qué?
- El sentido de la vida.
- Claro.
- ¡¡¡¡¿Y cual es?!!!
- Vivir.
Comentarios
VIVIR!!!!!
Fantástica entrada, Boris. Un abrazo muy fuerte.
un abrazo MUY fuerte
Viajero a lo Desconocido
¡Qué razón tienes!