No me gusta llevar la calderilla en los bolsillos (a lo mejor tenga algo que ver con que no llevo el reloj, pulseras, anillos, etc.) y normalmente la vacío de los bolsillos al volver a casa. Así, con el tiempo, cuando se me acumula una cantidad de monedillas, los aprovecho para comprar productos tipo agua, pan, leche, etc. Y, llevado por la convicción de que a las tiendas les irá mejor tener las monedas para el cambio, bajo al badulaque que tengo al lado de mi casa para hacerlo.
El encargado de la tienda y su único empleado, es un señor paquistaní de unos cincuenta años y su modo habitual de pasar el tiempo consiste en leer el Corán, o ver los DVD de Bollywood. Sin embargo, a pesar de estar completamente entregado a ello, nunca le ha faltado la sonrisa a ninguno de sus clientes.
Anoche, entré en la tienda con un montón de monedillas de 2, 5 y 10 céntimos para comprar un agua y pan. Cojo los productos y, como siempre, justifico el montón de calderilla con mi convicción de que a él le “irá mejor tenerlas”.
- Gracias – me dice, y continúa, jugando con las monedas en su mano como si por su peso supiera la cantidad exacta que allí había – ¡¿Tu no tener niños!? Me dice con un tono más de conclusión, que de pregunta.
- No. No tengo – le contesto sorprendido. – Y ¿tú como lo sabes?
- Muchos estos. No niños. – me contesta sonriendo y enseñando las monedillas en su mano. - Falta cinco céntimos. – añade, antes de guardar las monedas en la caja.
- Ah, perdona – digo, sorprendido por su agilidad contable, le doy los cinco céntimos y antes de poder preguntarle en que premisas basaba su conclusión, ya estaba fuera del badulaque con el pan, agua y una amplia sonrisa de regalo.
Todavía no sé si quería decir que tener mucha calderilla significa que no tienes niños pequeños porque:
a) el cambio acaba convirtiéndose en los chuches, chicles, etc
b) tener dinero sobrado, aunque sea poquísimo, solamente resulta ser posible sin tener una familia numerosa
Pero ahora sé que detrás de su pasividad aparente existe todo un mundo de reflexiones valiosas que demuestran su interés y curiosidad por un mundo que le debe parecer inmensamente extraño, e igual de divertido. Hasta ayer, para mi su badulaque era un lugar de paso, sin importancia, luz ni vistas. Para él es todo un mirador.
El encargado de la tienda y su único empleado, es un señor paquistaní de unos cincuenta años y su modo habitual de pasar el tiempo consiste en leer el Corán, o ver los DVD de Bollywood. Sin embargo, a pesar de estar completamente entregado a ello, nunca le ha faltado la sonrisa a ninguno de sus clientes.
Anoche, entré en la tienda con un montón de monedillas de 2, 5 y 10 céntimos para comprar un agua y pan. Cojo los productos y, como siempre, justifico el montón de calderilla con mi convicción de que a él le “irá mejor tenerlas”.
- Gracias – me dice, y continúa, jugando con las monedas en su mano como si por su peso supiera la cantidad exacta que allí había – ¡¿Tu no tener niños!? Me dice con un tono más de conclusión, que de pregunta.
- No. No tengo – le contesto sorprendido. – Y ¿tú como lo sabes?
- Muchos estos. No niños. – me contesta sonriendo y enseñando las monedillas en su mano. - Falta cinco céntimos. – añade, antes de guardar las monedas en la caja.
- Ah, perdona – digo, sorprendido por su agilidad contable, le doy los cinco céntimos y antes de poder preguntarle en que premisas basaba su conclusión, ya estaba fuera del badulaque con el pan, agua y una amplia sonrisa de regalo.
Todavía no sé si quería decir que tener mucha calderilla significa que no tienes niños pequeños porque:
a) el cambio acaba convirtiéndose en los chuches, chicles, etc
b) tener dinero sobrado, aunque sea poquísimo, solamente resulta ser posible sin tener una familia numerosa
Pero ahora sé que detrás de su pasividad aparente existe todo un mundo de reflexiones valiosas que demuestran su interés y curiosidad por un mundo que le debe parecer inmensamente extraño, e igual de divertido. Hasta ayer, para mi su badulaque era un lugar de paso, sin importancia, luz ni vistas. Para él es todo un mirador.
Comentarios
A mi me han dicho, despues de mi comentario:
"De los quehaceres de la casa, el que mas me gusta es planchar... mmm
Y el otro dijo: Cómo se nota que no tienes niños!
Me reí pero en el fondo me dió una especie de enojo, no? Te sucedió eso?. Porque el juicio del otro es como acercarte a tu ventana SIN QUE UNO LE DE PERMISO.
Buff... creo que hoy estoy de mal humor... Mmmm
Agente_99
y el trajina mucho con preadolescentes, moneditas y chuches...
abrazos
siloam
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12923858616709384876213/p0000001.htm
Lic Daniela