No me gusta llevar la calderilla en los bolsillos (a lo mejor tenga algo que ver con que no llevo el reloj, pulseras, anillos, etc.) y normalmente la vacío de los bolsillos al volver a casa. Así, con el tiempo, cuando se me acumula una cantidad de monedillas, los aprovecho para comprar productos tipo agua, pan, leche, etc. Y, llevado por la convicción de que a las tiendas les irá mejor tener las monedas para el cambio, bajo al badulaque que tengo al lado de mi casa para hacerlo. El encargado de la tienda y su único empleado, es un señor paquistaní de unos cincuenta años y su modo habitual de pasar el tiempo consiste en leer el Corán, o ver los DVD de Bollywood. Sin embargo, a pesar de estar completamente entregado a ello, nunca le ha faltado la sonrisa a ninguno de sus clientes. Anoche, entré en la tienda con un montón de monedillas de 2, 5 y 10 céntimos para comprar un agua y pan. Cojo los productos y, como siempre, justifico el montón de calderilla con mi convicción de que a él le “i...