Ayer, mientras desayunaba, escuché una noticia que hablaba sobre una reunión (¿o un congreso? no lo he podido escuchar bien) entre los familiares de las personas desaparecidas y los psicólogos. Se planteó el problema de la asistencia a los familiares que no pierden la esperanza de encontrar a sus hijos, padres, primos, vivos o muertos. En la noticia se mencionó un par de casos de personas desaparecidas por voluntad propia debido a problemas sociales o legales.
Yo me recordé de mis tíos Čedo y Đuka que hace dos años enterraron a mi primo
Željko, desaparecido desde el 5 de agosto de 1995. Željko tenía 21 año y tocaba clarinete en la orquesta militar del ejército de Republika Srpska Krajina De este modo cumplía su servicio militar igual que el resto de los varones mayores de 18 años que fueron reclutados durante la guerra civil. No llevaba armas.
La madrugada de 5 de agosto de 1995 el ejército de Croacia, con el apoyo logístico de
Esta madrugada Željko se encontraba en el cuartel militar en Knin. Entre el caos, producido por el bombardeo, a nadie le importaba un clarinetista, así que Željko lo aprovechó para irse hasta su casa que se encontraba no muy lejos de allí. Cuando entró en el piso, lo primero que hizo fue llamar a sus padres que se encontraban en un pueblo cercano. Les dijo que estaba bien y que solamente vino a coger un par de cosas, unos libros y la ropa y que tenía que volver al cuartel. “No os preocupéis. Pronto nos veremos”, le dijo a mi tío.
No se sabe exactamente cómo sucedió. Solamente sabemos que al salir del piso Željko se encontró con los primeros soldados croatas que entraron en el pueblo,… Željko no llevaba armas.
Desde entonces mis tíos, y el resto de la familia, no dejaron de buscarle. Junto con el resto de más de 6 000 familias de los desaparecidos durante “Oluja” en Belgrado, donde viven refugiados, creó
Durante estos días del agosto de 1995, yo también cumplía mi servicio militar en Petrinja, un pueblo en el norte de Republika Srpska Krajina cerca de Zagreb. Después de la ofensiva nos retiramos hacía Bosnia y durante unos seis o siete días mis padres no sabían nada de mi. Cuando por fin llegué a Banja Luka les llamé. Mi padre se puso a llorar.
Unos días después, siguiendo la colona de más de 250.000 refugiados serbios, llegué a Belgrado para encontrarme con mi familia. Estaba sentado con Pitro (mi mejor amigo del pueblo con quien me encontré en Banja Luka) en la parte trasera de una furgoneta roja. Teníamos la puerta abierta, para no ahogarnos del calor, y veíamos los tractores, coches y camiones cargados de personas y los restos de sus hogares y sus vidas rotas.
En Belgrado me encontré con mis padres y mi hermano. Nos abrazamos y, sin palabras, seguimos viviendo.
PD. A todos los que os interesa conocer mejor la historia contemporánea de los Balcanes os recomiendo leer el blog de Francisco Veiga: http://elveiga.blogspot.com/
Comentarios
Cada palabra que leo de ti me demuestra lo valiente que eres. Seguir adelante, paso tras paso, aunque duela, aunque nos cueste la misma vida, es signo de que seguimos vivos, y eso es lo que los nuestros, estén donde estén, quieren para nosotros.
Un abrazo muy fuerte y mil sueños por cumplir.
¡Animo Boris!, sigue compartiendo con todos nosotros, nos enriquece mucho, de verdad.¡toda la suerte del mundo para ti! SALUDOS.
Cuando llegué a Belgrado tuve que estar sin salir durante bastante tiempo a la calle porque la policía serbia hacía redadas por toda la ciudad reclutando los hombres mayores de 18 que venían de Croacia y les deportaban a luchar en Bosnia, donde seguían combates, y otros muchos al campo de entrenamiento que tenía Arkan en Slavonia Occidental donde fueron tratados como animales.
Realmente difícil de tragar y no quiero ni pensar lo que debe haber sido para vos o tu familia.
En Argentina (y muchos otros países) han habido operaciones gubernamentales encubiertas para la desaparción de personas. Nuestra última dictadura dejó como saldo más de 30.000 sombras, aún hoy reclamadas por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S. además de un desastre de país en lo económico y social, toda una generación desperdigada -huída- a los cuatro vientos y una absurda guerra por un pedazo de tierra olvidado...
Como suele pasar, las palabras no alcanzan para describir tanta tragedia, pero también por eso mismo, me parece admirable que se saquen esqueletos del armario de esta manera, siempre y cuando sean útiles para vos, en este caso.
Seguí así, que somos muchos los que esperamos próximas lecturas.
con respecto a tu post, como siempre: gracias.
( cuando cuelguen el concierto de bonnie en la web de sindal te aviso)
abrazos