"Fiat justitia et pereat mundus" ("Hágase la justicia aunque el mundo perezca") - Fernando I, el emperador de Alemania.
Menudas fechas ha elegido el libro “Las intermitencias de la muerte”, de José Saramago, para encontrarme. Me pilló por sorpresa, y mientras toda España está pendiente de una muerte anunciada Saramago me cuenta: “Sin muerte, óigame bien, señor primer ministro, sin muerte no hay resurrección, y sin resurrección no hay iglesia”, le decía el cardenal al primer ministro. Me parece que, en estos días, la Justicia está asumiendo el papel de la Iglesia en el manejo de su principal mercancía; la muerte.
Leo la prensa y me viene el recuerdo de la penúltima película de Alejandro Gonzáles Iñarritu en la cual remitió la teoría que afirma que el cuerpo humano al morir pierde 21 gramos, que equivaldrían al peso del alma. En el caso de Juana Chaos la Justicia no se ha mojado. Decidió quitarse encima la responsabilidad que la correspondía, y pasó la pelota a la Medicina para que esa mantuviera los 21 gramos del alma de Juana Chaos lejos de la sensible báscula del conflicto vasco.
Es imposible justificar y, seguramente mucho más difícil, perdonar la muerte de las veinticinco vidas que el terrorista había terminado. A continuación transcribo una parte de la carta publicada por la SER, en la que un ex compañero de celda y de ETA se dirige a Juana Chaos:
“Eres un protagonista nato y pasas el día mirándote al obligo,…. Tus actitudes, tus huelgas de hambre, tus desafíos, tus amenazas, tus cartas, tus crueles instancias oficiales riéndote del dolor ajeno (¿recuerdas aquella que pedías cava y marisco para celebrar la muerte de una pareja de manos de ETA? Por aquella vileza si que deberían meterte una dura condena, sobre todo por falta de humanidad y ética) te han llevado a un callejón sin salida y estás llegando a poner en peligro, con todo ello, una salida al conflicto y una reactivación de la lucha armada, bien sea callejera o de alta intensidad,…
Has pasado 63 días de huelga de hambre por que no te han puesto en libertad cuando tú considerabas que era tu tiempo cumplido. Te juzgan por dos cartas prepotentes que tu vanidad te obligo a escribir (que conste que no estoy de acuerdo con que te juzguen por ello y menos que te condenan, pero bien sabes que no va el asunto por ahí y que las cartas son excusa),…
Estarás conmigo que tú votaste en repudiar a compañeros por acogerse a las medidas de reinserción y que practicaste el desprecio hacia ellos, en que has sido claro defensor de no recurrir los partes disciplinarias, de no solicitar ningún tipo de redención que acortase la condena ya que esto suponía entrar en el juego institucional y por lo tanto colaborar con nuestros verdugos.
Si tu entraste en prisión en 87 y la acumulación de tus largas penas equivalen a 30 años, te correspondería salir en 2017, y si o me equivoco estamos en 2006. ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? ¡Ah! ¿que has conseguido redenciones en estos años? En que quedamos, que uno es traidor con la causa y colaborador con el enemigo si lo hace. ¡Ah! ¿Qué para ti no. ¡Vaya! Veo que hay dos varas para medir. ¿Y tus principio revolucionarios, donde quedan?”…
No tengo ninguna duda de que Juana Chaos es un cruel asesino, pero la sociedad tiene que ser suficientemente madura para no dejarse caer en la trampa que la ha preparado. La situación es grave y la gravedad se hace notar mucho más en los países en conflicto (sé desde mi propia experiencia). La gravedad hace que algunos 21 gramos tienen más peso que otros. Por ello, los que miden lo deben tener en cuenta a la hora de pesar. Dejarle morir en la cárcel a Juana Chaos, no ayudaría a mejorar las cosas, sino todo lo contrario. La muerte le convertiría en mártir, y abriría la caja de las incógnitas que alimentan la Paranoia; la madre de los extremistas deseosos de quitarle la “h” al Chaos.
Una vez la Justicia incluya en sus decisiones los factores que son ajenos a su deber y rigor, como por ejemplo los factores políticos, corre el riesgo de cometer la injusticia y como decía Platón: “La peor forma de injusticia es la justicia simulada”.
Menudas fechas ha elegido el libro “Las intermitencias de la muerte”, de José Saramago, para encontrarme. Me pilló por sorpresa, y mientras toda España está pendiente de una muerte anunciada Saramago me cuenta: “Sin muerte, óigame bien, señor primer ministro, sin muerte no hay resurrección, y sin resurrección no hay iglesia”, le decía el cardenal al primer ministro. Me parece que, en estos días, la Justicia está asumiendo el papel de la Iglesia en el manejo de su principal mercancía; la muerte.
Leo la prensa y me viene el recuerdo de la penúltima película de Alejandro Gonzáles Iñarritu en la cual remitió la teoría que afirma que el cuerpo humano al morir pierde 21 gramos, que equivaldrían al peso del alma. En el caso de Juana Chaos la Justicia no se ha mojado. Decidió quitarse encima la responsabilidad que la correspondía, y pasó la pelota a la Medicina para que esa mantuviera los 21 gramos del alma de Juana Chaos lejos de la sensible báscula del conflicto vasco.
Es imposible justificar y, seguramente mucho más difícil, perdonar la muerte de las veinticinco vidas que el terrorista había terminado. A continuación transcribo una parte de la carta publicada por la SER, en la que un ex compañero de celda y de ETA se dirige a Juana Chaos:
“Eres un protagonista nato y pasas el día mirándote al obligo,…. Tus actitudes, tus huelgas de hambre, tus desafíos, tus amenazas, tus cartas, tus crueles instancias oficiales riéndote del dolor ajeno (¿recuerdas aquella que pedías cava y marisco para celebrar la muerte de una pareja de manos de ETA? Por aquella vileza si que deberían meterte una dura condena, sobre todo por falta de humanidad y ética) te han llevado a un callejón sin salida y estás llegando a poner en peligro, con todo ello, una salida al conflicto y una reactivación de la lucha armada, bien sea callejera o de alta intensidad,…
Has pasado 63 días de huelga de hambre por que no te han puesto en libertad cuando tú considerabas que era tu tiempo cumplido. Te juzgan por dos cartas prepotentes que tu vanidad te obligo a escribir (que conste que no estoy de acuerdo con que te juzguen por ello y menos que te condenan, pero bien sabes que no va el asunto por ahí y que las cartas son excusa),…
Estarás conmigo que tú votaste en repudiar a compañeros por acogerse a las medidas de reinserción y que practicaste el desprecio hacia ellos, en que has sido claro defensor de no recurrir los partes disciplinarias, de no solicitar ningún tipo de redención que acortase la condena ya que esto suponía entrar en el juego institucional y por lo tanto colaborar con nuestros verdugos.
Si tu entraste en prisión en 87 y la acumulación de tus largas penas equivalen a 30 años, te correspondería salir en 2017, y si o me equivoco estamos en 2006. ¿Qué ocurre? ¿Qué pasa? ¡Ah! ¿que has conseguido redenciones en estos años? En que quedamos, que uno es traidor con la causa y colaborador con el enemigo si lo hace. ¡Ah! ¿Qué para ti no. ¡Vaya! Veo que hay dos varas para medir. ¿Y tus principio revolucionarios, donde quedan?”…
No tengo ninguna duda de que Juana Chaos es un cruel asesino, pero la sociedad tiene que ser suficientemente madura para no dejarse caer en la trampa que la ha preparado. La situación es grave y la gravedad se hace notar mucho más en los países en conflicto (sé desde mi propia experiencia). La gravedad hace que algunos 21 gramos tienen más peso que otros. Por ello, los que miden lo deben tener en cuenta a la hora de pesar. Dejarle morir en la cárcel a Juana Chaos, no ayudaría a mejorar las cosas, sino todo lo contrario. La muerte le convertiría en mártir, y abriría la caja de las incógnitas que alimentan la Paranoia; la madre de los extremistas deseosos de quitarle la “h” al Chaos.
Una vez la Justicia incluya en sus decisiones los factores que son ajenos a su deber y rigor, como por ejemplo los factores políticos, corre el riesgo de cometer la injusticia y como decía Platón: “La peor forma de injusticia es la justicia simulada”.
Comentarios
"Una vez la Justicia incluya en sus decisiones los factores que son ajenos a su deber y rigor, como por ejemplo los factores políticos, corre el riesgo de cometer la injusticia"
En mi humilde opinión el imaginario del término justicia , su significa do, es totalmente subjetivo y dependiente del contexto en que se enuncie(histórico, social y cultural).Lo que a día de hoy se considera justo, es posible que mañana no lo sea; y lo que aquí se considera justo en otro lugar puede que no sa visto así. Con todo esto lo único que pretendo decir es que justicia y política no son separables.
Una decisión judicial puede tener efectos políticos (y graves, como bien has dicho en el texto). Por tanto, en este caso especialmente, la decisión judicial ha de estar influenciada por el factor político.
Para acabar, dejo la mía: Si la iniciativa emprendida por Jauna Chaos tiene éxito ¿servirá de precedente para cualquier otro preso que por no estar de acuerdo con su propia condena, copiara tal iniciativa?
Sin más
Jo
por supuesto que no pretendo defender la iniciativa ni la postura de Juana Chaos, solamente trato de notar de que interpretar la justicia según criterios de la actualidad política ofrece argumentos a los que no creen en el Estado de Derecho.
un saludo
Un saludo Boris
Boris, no creía ni creo que defiendas la postura de Juana. Por otro lado, con una mirado macro, y no actual como dices, la justicia debe ser consciente de las repercusiones sociales y políticas que tienen sus actos. Con repercusiones me refiero a presente y futuro.
Sin más, saludos,
Jo