- ¡Hombre! Están aquí tus amigas esperándote – gritaba el guardia de seguridad al verme llegando al juzgado de instrucción donde tenía que traducir de bosnio para mis clientes habituales, las gitanas carteristas de la Rambla.
- Es que somos inseparables – le contesté en cachondeo - ¡Qué raro que han venido! ¿Las fuiste a buscar tú personalmente?
- Je,je,.. no pero un día que les pillara por las calles se van a enterar. ¡Vaya cara más dura que tienen, macho! – dijo mirando con una expresión amenazante a una de las chicas gitanas a la que yo iba a traducir.
Todas las chavalas gitanas de Bosnia a las que suelo traducir habitualmente se dedican a robar bolsos y carteras de los turistas extranjeros en el metro y por las calles del centro de Barcelona. Algunas de ellas tienen hasta cincuenta antecedentes acumulados en muy poco tiempo, pero siguen delinquiendo. Las legislativas también les favorecen, dado que por un hurto de menos de 500 euros acaban pagando una multa y salen en libertad el mismo día. Las multas suelen ser entre 180 y mil euros. Los jueces, los funcionarios, los guardias de seguridad y los mossos que trabajan en los juzgados ya les conocen de sobra y muchos de ellos muestran, de una forma muy clara, la poca gracia que les hace verles allí.
Esta vez me tocaba traducir a una chica y un chico. Los dos se declararon inocentes a pesar de que los testigos, la victima y la chica policía que les detuvo, declararon todo lo contrario. Los acusados decían no tener antecedentes previos lo que enfureció el juez que leyó en voz alta su expediente. Evidentemente enojado confirmó que los tenían y me pidió que les tradujera lo que iba a decir:
- Digales, por favor, que no me creo ninguna palabra de lo que me están contando.
Así lo hice y, según la expresión impasible en las caras de mis clientes, las palabras del juez no les sorprendieron, ni tampoco preocuparon.
- Diles, que este tribunal les encuentra autores de los hechos por los que fueron acusados y les condena a pagar 720 euros cada uno. Se pueden ir.
Cuando les traduje la sentencia a “mis clientes” la chica empezó gritar en una mezcla de italiano-español
- Auuuuuuu, Señor Juez. Setechento euri. Auuuuuu, pero yo no fato nada. Auuuuuu – entonces se giró hacía mi diciéndome en un tono más sereno – Pregúntale ¿si lo podríamos pagar a plazos?
Lo hice y obtuve la respuesta inmediata del juez: “¡Pueden salir! Serán informadas de de todo”.
Mientras bajábamos por las escaleras saliendo de los juzgados D., el chico gitano, me decía:
- Traductor, traductor... ¡siete cientos euros! ¡Es mucho dinero!
- ¿Por qué mentiste que no tenías antecedentes? – le pregunté.
- Soy ladrón – me contestó riéndose.
- Vaya trabajo que tienes – le dije. D. entendió mi sarcasmo y respondió.
- Este país es muy bueno para “trabajar”…una cartera y la multa pagada. Adiós, Traductor. Tengo que trabajar – y se marchó seguido por las carcajadas de risa que sus propias palabras le habían provocado.
- Es que somos inseparables – le contesté en cachondeo - ¡Qué raro que han venido! ¿Las fuiste a buscar tú personalmente?
- Je,je,.. no pero un día que les pillara por las calles se van a enterar. ¡Vaya cara más dura que tienen, macho! – dijo mirando con una expresión amenazante a una de las chicas gitanas a la que yo iba a traducir.
Todas las chavalas gitanas de Bosnia a las que suelo traducir habitualmente se dedican a robar bolsos y carteras de los turistas extranjeros en el metro y por las calles del centro de Barcelona. Algunas de ellas tienen hasta cincuenta antecedentes acumulados en muy poco tiempo, pero siguen delinquiendo. Las legislativas también les favorecen, dado que por un hurto de menos de 500 euros acaban pagando una multa y salen en libertad el mismo día. Las multas suelen ser entre 180 y mil euros. Los jueces, los funcionarios, los guardias de seguridad y los mossos que trabajan en los juzgados ya les conocen de sobra y muchos de ellos muestran, de una forma muy clara, la poca gracia que les hace verles allí.
Esta vez me tocaba traducir a una chica y un chico. Los dos se declararon inocentes a pesar de que los testigos, la victima y la chica policía que les detuvo, declararon todo lo contrario. Los acusados decían no tener antecedentes previos lo que enfureció el juez que leyó en voz alta su expediente. Evidentemente enojado confirmó que los tenían y me pidió que les tradujera lo que iba a decir:
- Digales, por favor, que no me creo ninguna palabra de lo que me están contando.
Así lo hice y, según la expresión impasible en las caras de mis clientes, las palabras del juez no les sorprendieron, ni tampoco preocuparon.
- Diles, que este tribunal les encuentra autores de los hechos por los que fueron acusados y les condena a pagar 720 euros cada uno. Se pueden ir.
Cuando les traduje la sentencia a “mis clientes” la chica empezó gritar en una mezcla de italiano-español
- Auuuuuuu, Señor Juez. Setechento euri. Auuuuuu, pero yo no fato nada. Auuuuuu – entonces se giró hacía mi diciéndome en un tono más sereno – Pregúntale ¿si lo podríamos pagar a plazos?
Lo hice y obtuve la respuesta inmediata del juez: “¡Pueden salir! Serán informadas de de todo”.
Mientras bajábamos por las escaleras saliendo de los juzgados D., el chico gitano, me decía:
- Traductor, traductor... ¡siete cientos euros! ¡Es mucho dinero!
- ¿Por qué mentiste que no tenías antecedentes? – le pregunté.
- Soy ladrón – me contestó riéndose.
- Vaya trabajo que tienes – le dije. D. entendió mi sarcasmo y respondió.
- Este país es muy bueno para “trabajar”…una cartera y la multa pagada. Adiós, Traductor. Tengo que trabajar – y se marchó seguido por las carcajadas de risa que sus propias palabras le habían provocado.
Comentarios
(yo los conozco en el ospital, y allí, es distinto...mejor o peor , no sé, una persona enferma siempre mustra aotra desnudez)
p.s: los españoles tenemos mucho q aprender, de cosmopolitismo, de q el veecino sea extranjero y así
abrazos
siloam
un abrazo
A mí me robaron en una tienda en el centro de Madrid, con la suerte de que pillaron a los ladrones, rumanos, y les llevaron a la comisaría. Pues bien, jamás hubo juício. Al menos recuperé lo robado porque el agente de seguridad se lo quitó.
Enorabuena por el blog.