Llevo tres días en casa con mi fiel compañera de otoño. La gripe. La cabrona es como tener primos o amigos pesados, que a pesar de haber estado super borde con ellos durante su última visita siguen volviendo a tu casa pensando que tú mal comportamiento forma parte de un cariño especial o de tú sentido de humor particular. ¡A la mierda, no quiero que vuelvas!
Pero no está de todo mal esto de estar con gripe. Algo bueno va saliendo con los mocos, por ejemplo, tengo tiempo para estar conmigo y reflexionar sobre todo lo que me gustaría hacer un día en que no esté tanto tiempo conmigo.
¿Qué me gustaría hacer?
¿Con quien me lo gustaría hacer?
¿Dónde me lo gustaría hacer?
Y finalmente la pregunta puta ¿Por qué me lo gustaría hacer?
En fin, es el individualismo y la única respuesta moralmente correcta parece ser “no lo sé”.
El otro día hablé con Elena sobre las parejas, las relaciones y el lío que todo esto supone, y deducimos que el problema principal es que todo el mundo quiere realizarse. Llevar a cabo su gran proyecto vital y luego,… ya veremos.
La pregunta es ¿y tú qué quieres? Y la respuesta es, “no lo sé, pero lo quiero con todo mi alma”.
Quizá el problema no es tanto la ambición, que es sin embargo el pilar de la sociedad occidental, sino el plazo para cumplirla. Al corto plazo las ambiciones son más básicas. Es comer, beber y amar (fumar ya es de todo ilegal). Al largo plazo es todo esto pero haciéndolo tal como lo hacen los de la tele.
Si realizarse significa ser como los Beckham, los Tom Cruise o los Bisbal, yo prefiero quedarme con gripe.
Pero no está de todo mal esto de estar con gripe. Algo bueno va saliendo con los mocos, por ejemplo, tengo tiempo para estar conmigo y reflexionar sobre todo lo que me gustaría hacer un día en que no esté tanto tiempo conmigo.
¿Qué me gustaría hacer?
¿Con quien me lo gustaría hacer?
¿Dónde me lo gustaría hacer?
Y finalmente la pregunta puta ¿Por qué me lo gustaría hacer?
En fin, es el individualismo y la única respuesta moralmente correcta parece ser “no lo sé”.
El otro día hablé con Elena sobre las parejas, las relaciones y el lío que todo esto supone, y deducimos que el problema principal es que todo el mundo quiere realizarse. Llevar a cabo su gran proyecto vital y luego,… ya veremos.
La pregunta es ¿y tú qué quieres? Y la respuesta es, “no lo sé, pero lo quiero con todo mi alma”.
Quizá el problema no es tanto la ambición, que es sin embargo el pilar de la sociedad occidental, sino el plazo para cumplirla. Al corto plazo las ambiciones son más básicas. Es comer, beber y amar (fumar ya es de todo ilegal). Al largo plazo es todo esto pero haciéndolo tal como lo hacen los de la tele.
Si realizarse significa ser como los Beckham, los Tom Cruise o los Bisbal, yo prefiero quedarme con gripe.
Comentarios
Me he medio leido tu blog de una sentada... me parece genial! Tú forma de expresarte, tus reflexiones, tus vivencias... Si no te importa vendré a menudo por aquí.
PD bonitos ojos