Ayer estuve en una charla sobre el cine colombiano y el proceso de paz titulado “Relación, Cultura y Conflicto: Aportes, Retos y Compromisos”. Los invitados cineastas no tenían muchas ganas de hablar de Colombia como un país en guerra. “No existe una sola Colombia” decía uno de los invitados “Hay muchas Colombias”. Los demás invitados dieron un resumen bastante pesimista de la situación cultural y política de su país, lo que molestó una joven colombiana del público y les replicó que estaba harta de que siempre que se hablara de su país, se hablara en un contexto negativo. En cierto sentido entiendo su rabia porque a mi siempre me toca escuchar de mi país como un ejemplo moderno de la tragedia humana.
Durante diez años en los que me ha tocado vivir dos guerras he visto muchísima dolor y tristeza. Pero, debo decir que igual que la herida cuando se enfría, la paz me dolió más que la guerra. Al miedo y el terror, los sustituyeron las mentiras y la hipocresía político-mercantil que negoció con los destinos de miles y miles de personas que todavía siguen andando en la oscuridad de los sótanos de la historia,... esperando la justicia. Yo decidí no esperar esa herencia y me marché igual que hicieron otros centenares miles de mi generación.
Ahora desde esta perspectiva tengo el privilegio de observar lo sucedido en la reciente historia de mi(s) país(es) con más distancia emocional, pero la conclusión sigue siendo la misma de antes: “Todo es mierda salvo el mear”, como diría mi tío.
Durante diez años en los que me ha tocado vivir dos guerras he visto muchísima dolor y tristeza. Pero, debo decir que igual que la herida cuando se enfría, la paz me dolió más que la guerra. Al miedo y el terror, los sustituyeron las mentiras y la hipocresía político-mercantil que negoció con los destinos de miles y miles de personas que todavía siguen andando en la oscuridad de los sótanos de la historia,... esperando la justicia. Yo decidí no esperar esa herencia y me marché igual que hicieron otros centenares miles de mi generación.
Ahora desde esta perspectiva tengo el privilegio de observar lo sucedido en la reciente historia de mi(s) país(es) con más distancia emocional, pero la conclusión sigue siendo la misma de antes: “Todo es mierda salvo el mear”, como diría mi tío.
Comentarios
No me extraña el malestar de la colombiana, desde aquí tenemos una idea de lationamerica distorsionada. Y celebrando el día 12 la distorsinamos más
Por mi parte conocó un poco Croacia y te creo.
abrazos