Ayer por la tarde fue invitado a participar en el encuentro entre un grupo de jóvenes gitanas “de Bosnia” y la justicia española. El encuentro tuvo lugar en los juzgados de Barcelona y mi papel era de traductor. La verdad es que no tenía mucho que hacer dado que la mayoría de las declarantes no hablaban bosnio.
¿¡Y son de Bosnia!?
Entraban a declarar en tres grupos y, antes de entrar el primer grupo, les pregunté cuál de ellas iba a hablar en bosnio. Una de ellas me dijo:
“Yo bosnio no hablar mucho. Pero cantar sí.” Como me imaginaba que al juez una declaración musical no le iba a hacer mucha gracia la dije que no sería la mejor idea y que hablara en el idioma que mejor la saliera.
Del total de 13 chicas detenidas solo tres o cuatro hablaron bosnio y las demás en italiano. Todas ellas fueron detenidas por el mismo mosso d'esquadra que según declaraba las detuvo en el intento de hurto. Luego, todas las chicas declaraban lo mismo: no hicieron nada mal, se dedican a vender rosas por la calle, ganan unos 150-200 euros al mes y viven de la ayuda de “la tía” que les envía el dinero. Al fiscal le llamó la atención este último detalle y con mucha ironía intentó averiguar si se tratase de una misma tía, pero se quedo sin respuesta porque no le entendían, o no querían entenderlo.
En un momento la juez interrumpió la declaración de una de las chicas que habló en bosnio y la preguntó de que ciudad de Bosnia era. La repito la pregunta a la declarante y me contesta “De Belgrado” la digo que Belgrado no esta en Bosnia y me contesta “Sí, sí, de allí de Croacia”. Veo que es inútil y que la chica no había estado en Bosnia en su vida. Entonces la juez la dice que se siente y empieza tomar la declaración de la otra chica. Esta declaraba en italiano. Resultó que la juez también lo sabía hablar y entonces la preguntó en el mismo idioma:
“¿Eres de Bosnia?”
“Sí, de Bosnia.” contestó la chica.
“¡¿Y, no hablas bosnio?! – dijo la juez sorprendida.
“No”
“¿Y cómo es que habla italiano”
“Lo aprendí en el colegio”
“¿Dónde?”
“En Bosnia.”
“Se pueden sentar” - dijo la juez viendo que esta conversación no tenía ningun sentido y dictó la sentencia. Cada una de ellas tendrá que pagar una multa de 180 euros.
Desde mi punto de vista existen tres opciones de pago:
Opción a): las chicas tendrán que vender muchas rosas.
Opción b): lo pagará la “tía”.
Opción c): saldrán a robar las carteras de los turistas.
Algo me dice que será la opción c) y que volveré a verlas en el mismo sitio dentro de muy poco tiempo.
¿¡Y son de Bosnia!?
Entraban a declarar en tres grupos y, antes de entrar el primer grupo, les pregunté cuál de ellas iba a hablar en bosnio. Una de ellas me dijo:
“Yo bosnio no hablar mucho. Pero cantar sí.” Como me imaginaba que al juez una declaración musical no le iba a hacer mucha gracia la dije que no sería la mejor idea y que hablara en el idioma que mejor la saliera.
Del total de 13 chicas detenidas solo tres o cuatro hablaron bosnio y las demás en italiano. Todas ellas fueron detenidas por el mismo mosso d'esquadra que según declaraba las detuvo en el intento de hurto. Luego, todas las chicas declaraban lo mismo: no hicieron nada mal, se dedican a vender rosas por la calle, ganan unos 150-200 euros al mes y viven de la ayuda de “la tía” que les envía el dinero. Al fiscal le llamó la atención este último detalle y con mucha ironía intentó averiguar si se tratase de una misma tía, pero se quedo sin respuesta porque no le entendían, o no querían entenderlo.
En un momento la juez interrumpió la declaración de una de las chicas que habló en bosnio y la preguntó de que ciudad de Bosnia era. La repito la pregunta a la declarante y me contesta “De Belgrado” la digo que Belgrado no esta en Bosnia y me contesta “Sí, sí, de allí de Croacia”. Veo que es inútil y que la chica no había estado en Bosnia en su vida. Entonces la juez la dice que se siente y empieza tomar la declaración de la otra chica. Esta declaraba en italiano. Resultó que la juez también lo sabía hablar y entonces la preguntó en el mismo idioma:
“¿Eres de Bosnia?”
“Sí, de Bosnia.” contestó la chica.
“¡¿Y, no hablas bosnio?! – dijo la juez sorprendida.
“No”
“¿Y cómo es que habla italiano”
“Lo aprendí en el colegio”
“¿Dónde?”
“En Bosnia.”
“Se pueden sentar” - dijo la juez viendo que esta conversación no tenía ningun sentido y dictó la sentencia. Cada una de ellas tendrá que pagar una multa de 180 euros.
Desde mi punto de vista existen tres opciones de pago:
Opción a): las chicas tendrán que vender muchas rosas.
Opción b): lo pagará la “tía”.
Opción c): saldrán a robar las carteras de los turistas.
Algo me dice que será la opción c) y que volveré a verlas en el mismo sitio dentro de muy poco tiempo.
Comentarios
a ver cuando y como.
un abrazo, Fenómeno!
Au
la paciencia, esa virtud revolucionaria, q decía el Ché Guevara)
encantada de leerte.
emma