Esta mañana he vuelto de Madrid en uno de los primeros vuelos del día. No soy nada madrugador, así que cuando aterricé en Barcelona aún andaba envuelto en el sueño madrileño. Al salir del avión un autobús nos llevó hasta el edificio del aeropuerto donde iba a recoger mi maleta. Cuando llegamos, se abrió una puerta corredera y justo al otro lado vi que había un policía organizando una cola delante de las taquillas para realizar un “Control de pasaportes”.
Intenté volver sobre mis pasos para buscar otra entrada, y otros dos señores que iban en el mismo autobús hicieron otro tanto, pensando que nos habíamos equivocado de salida porque habíamos cogido un vuelo nacional y no internacional. Entonces un policía nos detuvo diciendo que teníamos que pasar por el control y que preparásemos nuestros pasaportes. Mientras le enseñaba mi carné de identidad, le dije que venía de Madrid y que no había salido del país.
- “Preparen sus pasaportes”, repitió el androide del Cuerpo Nacional de Policía perturbando mi plácido estado sonámbulo.
“¿Me he perdido alguna noticia importante mientras estaba de viaje?”, pensé cínicamente relacionando el jaleo con el Estatut, con la posibilidad de que los vuelos Madrid-Barcelona hayan dejado de considerarse como nacionales.
Por “suerte”, como aún estoy esperando a que el gobierno termine con el -como parece ser- muy complicado y delicado proceso de impresión de mi renovada tarjeta de residencia (¡un mes!), me veo obligado a llevar conmigo la anterior. Pero, como esta caducó en agosto del año pasado, el instinto previsor (originado por la certeza de que “nunca se sabe”) hizo que llevara a Madrid mi pasaporte croata.
El pasaporte fue precisamente lo que quiso ver el poli que controlaba los pasaportes al enterarse de que mi carné de identidad había caducado.
- “¿Lleva Usted el Permiso de Regreso?”, me preguntó.
- “¡Pero si no he salido del país! ¡Vengo de Madrid! No veo por qué tengo que tener el permiso de regreso si no he salido fuera” -le dije ya molesto por haber perdido casi una hora allí.
- “¿Así que Usted viene de Madrid? ¿Sabe qué ha pasado ? El problema es que la compañía no nos había informado de que este era un vuelo compartido con los vuelos internacionales procedentes de América Latina.”
En ese momento ya pude despertarme tranquilamente. Después de una hora de absurda espera estaba seguro de seguir en España. En la de Iberia.
Intenté volver sobre mis pasos para buscar otra entrada, y otros dos señores que iban en el mismo autobús hicieron otro tanto, pensando que nos habíamos equivocado de salida porque habíamos cogido un vuelo nacional y no internacional. Entonces un policía nos detuvo diciendo que teníamos que pasar por el control y que preparásemos nuestros pasaportes. Mientras le enseñaba mi carné de identidad, le dije que venía de Madrid y que no había salido del país.
- “Preparen sus pasaportes”, repitió el androide del Cuerpo Nacional de Policía perturbando mi plácido estado sonámbulo.
“¿Me he perdido alguna noticia importante mientras estaba de viaje?”, pensé cínicamente relacionando el jaleo con el Estatut, con la posibilidad de que los vuelos Madrid-Barcelona hayan dejado de considerarse como nacionales.
Por “suerte”, como aún estoy esperando a que el gobierno termine con el -como parece ser- muy complicado y delicado proceso de impresión de mi renovada tarjeta de residencia (¡un mes!), me veo obligado a llevar conmigo la anterior. Pero, como esta caducó en agosto del año pasado, el instinto previsor (originado por la certeza de que “nunca se sabe”) hizo que llevara a Madrid mi pasaporte croata.
El pasaporte fue precisamente lo que quiso ver el poli que controlaba los pasaportes al enterarse de que mi carné de identidad había caducado.
- “¿Lleva Usted el Permiso de Regreso?”, me preguntó.
- “¡Pero si no he salido del país! ¡Vengo de Madrid! No veo por qué tengo que tener el permiso de regreso si no he salido fuera” -le dije ya molesto por haber perdido casi una hora allí.
- “¿Así que Usted viene de Madrid? ¿Sabe qué ha pasado ? El problema es que la compañía no nos había informado de que este era un vuelo compartido con los vuelos internacionales procedentes de América Latina.”
En ese momento ya pude despertarme tranquilamente. Después de una hora de absurda espera estaba seguro de seguir en España. En la de Iberia.
Comentarios
Mucha paciencia, que a los que tenemos pasaporte español también nos tocan las narices.
Un besote
no entiendo eso del permiso de regreso... ¿si no lo tienes no puedes volver a entrar en el país aunque tengas todos los papeles en regla? mi madre, vaya esquizofrenia burocrática
Hace unos años, a uno me pareció verle mover la comisura de los labios en lo que se atisbaba como un “buenos días”. Casi lloro de alegría y le sonreí, él me sonrió y me tuvo 2 horas rebuscando en mi coche y buscando con lupa rasguños en el pasaporte.
En fin, las cositas de los aduaneros...
Un saludo.