La inmigración moderna no llega atraída por el Estado, sino por el mercado y el Estado no parece estar muy interesado en hacer grandes esfuerzos para integrarla. Sobre todo a los inmigrantes que tienen una gran tradición de rechazo social a lo largo de toda la historia de la humanidad: Los gitanos.
Ayer conocí a dos chicas gitanas de Bosnia acusadas de haber robado la cartera a una extranjera en el Paseo de Gracia.
- “¿Qué voy a hacer contigo?” -decía la juez a la primera acusada.
A continuación, nos leyó el acta según la cual N. ha sido detenida cinco veces en menos de un mes. La pregunta de la juez era mucho más trascendental de lo que puede parecer a simple vista. Se la podrían formular casi todas las administraciones occidentales. Todas las chicas a las que “presto servicios” de traductor son menores de edad y a pesar de su aparente insensatez conocen muy bien sus derechos a la hora de cometer el hurto. Nunca roban cantidades superiores a 500 euros, ello supondría un delito y no una falta. Por eso, lo máximo a lo que se les puede sentenciar es a una multa de entre 150 y 500 euros, que pagan en varios plazos durante meses.
El Estado les exige que paguen estas cantidades sin preocuparse mucho por los medios que tienen para conseguirlo. Están indocumentadas y sin ninguna alternativa laboral, así que una vez en la calle vuelven a robar. De este modo, se crea un círculo vicioso y un juego con el Estado en el que no tienen ni la más remota posibilidad de triunfar. Van acumulando sentencias hasta que les dictan la orden de expulsión. Punto y final.
Para ellas las posibilidades de encontrar un trabajo digno dentro de la sociedad en que vivimos son tan pocas que ni siquiera los más utópicos se atreven a creerlas. En el mercado global ya no hay sitio para los oficios que tradicionalmente ejercían los gitanos. Isabel Fonseca cita a Ficowski y su libro “Los gitanos de Polonia”, donde el autor explica las causas de la desaparición de los oficios tradicionales gitanos: “Una vez perdida la posibilidad de ejercer profesiones tradicionales prácticas, el medio principal de ganarse la vida pasó a ser expoliar al resto de la sociedad”.
Creo que el sistema capitalista donde la propiedad privada es la base de toda la sociedad puede hallar una fórmula o una alternativa para que un colectivo con diferentes valores y costumbres no se quede interna y eternamente marginalizado. Simplemente tendría que asumir que los valores burgueses no son ninguna verdad suprema sino la simple doctrina, de momento, mayoritaria.
Ayer conocí a dos chicas gitanas de Bosnia acusadas de haber robado la cartera a una extranjera en el Paseo de Gracia.
- “¿Qué voy a hacer contigo?” -decía la juez a la primera acusada.
A continuación, nos leyó el acta según la cual N. ha sido detenida cinco veces en menos de un mes. La pregunta de la juez era mucho más trascendental de lo que puede parecer a simple vista. Se la podrían formular casi todas las administraciones occidentales. Todas las chicas a las que “presto servicios” de traductor son menores de edad y a pesar de su aparente insensatez conocen muy bien sus derechos a la hora de cometer el hurto. Nunca roban cantidades superiores a 500 euros, ello supondría un delito y no una falta. Por eso, lo máximo a lo que se les puede sentenciar es a una multa de entre 150 y 500 euros, que pagan en varios plazos durante meses.
El Estado les exige que paguen estas cantidades sin preocuparse mucho por los medios que tienen para conseguirlo. Están indocumentadas y sin ninguna alternativa laboral, así que una vez en la calle vuelven a robar. De este modo, se crea un círculo vicioso y un juego con el Estado en el que no tienen ni la más remota posibilidad de triunfar. Van acumulando sentencias hasta que les dictan la orden de expulsión. Punto y final.
Para ellas las posibilidades de encontrar un trabajo digno dentro de la sociedad en que vivimos son tan pocas que ni siquiera los más utópicos se atreven a creerlas. En el mercado global ya no hay sitio para los oficios que tradicionalmente ejercían los gitanos. Isabel Fonseca cita a Ficowski y su libro “Los gitanos de Polonia”, donde el autor explica las causas de la desaparición de los oficios tradicionales gitanos: “Una vez perdida la posibilidad de ejercer profesiones tradicionales prácticas, el medio principal de ganarse la vida pasó a ser expoliar al resto de la sociedad”.
Creo que el sistema capitalista donde la propiedad privada es la base de toda la sociedad puede hallar una fórmula o una alternativa para que un colectivo con diferentes valores y costumbres no se quede interna y eternamente marginalizado. Simplemente tendría que asumir que los valores burgueses no son ninguna verdad suprema sino la simple doctrina, de momento, mayoritaria.
Comentarios
hay mucha trastienda de sociología actual, eso que delante de las leyes y los políticos en tu post.
pero esa frase me ha hecho sonreir, me parece que los mejores conocedores del código penal, asi en plan de ir tirando, los que mejor lo conocen son los delincuentes de poca monta, los nacionales tb. Escuchar esas cosas de .no si no digo nada, y bla, bla..no pueden detenerme me ha dejado pasmada muchas veces, yo lo escucho de refilón, a veces, en el hospital. (supongo q los de guante blanco estarán asesoradísimos)
abrazos
siloam
No se por qué pero me suena un tanto utopico... creo que no existen las intenciones de que esto ocurra
Muy bueno tu espacio....
un abrazo