Ahora creo que entiendo que es lo que me extrañaba tanto de este país tan lindo, es esa individualidad compacta en todos los ámbitos, desde la arquitectura en sus calles, hasta el fado y los bares.Ayer me perdí en el barrio de Alfama y buscando una salida me encontré a Carlos Jorge, un señor de unos 60 años que en vez de indicarme el camino decidió llevarme al lugar que estaba buscando.
El camino que iba a coger yo coincidía con la calle en que se encuentra la Junta Sportiva Adiense, así que pasamos a tomar una cerveza, que él insistía en pagar diciéndome “el que convida invita”. De paso me recomendó un bar de fado “bueno y económico”. Estas fueron las palabras claves. Me apuntó “Lino” y “Rua Sao Pedro”, y su nombre por si había “algún problema”.
Por la noche volví siguiendo sus instrucciones y encontré la calle pero no el bar “Lino”. Pregunté a unos chavales si sabían donde estaba el local y uno de ellos me llevó hasta el bar “Esquina do Alfama”. Entonces empezó a empujarme hacia adentro y a decirme “Lino, Lino”. Resultó ser que Lino es el dueño del bar, además de uno de los cantantes. Al entrar le dije a la camarera que solo quería tomar algo y ella me cogió del brazo y me llevó hacia una mesa al fondo donde me presentó a dos chicas americanas diciendo en un castellano fluido “¡mirad, chicas, os traigo compañía”.
Las americanas son profesoras de inglés en Madrid y la camarera nació en Mérida y a mí de pronto todo me parecía una película. La camarera no paraba de decir “Mirad, qué guapo” a las chicas y una señora mayor con unos aires muy de fado me miraba y me decía “Tudo bem” sonriendo y animando a las mesas a cantar el estribillo de la canción. De repente ella misma salió a cantar y me dedicó la segunda canción. No me lo podía creer.
Al principio toda esta espontaneidad me parecía fingida pero al oír cantar a los que venían, la entrega y el respeto que le profesaban todos los que la escuchaban vi que no lo era. Mi pelo rubio, la pinta de guiri atontado por este ambiente tan acogedor y ese vino tan vivo decían claramente que no soy luso, pero la cara de iluso que tenía era mi traje más elegante.
Estoy en Oporto y me espera una cata de vinos...
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