Antes del “bombardeo humanitario” nadie sabía dónde estaba Kosovo. Después del bombardeo sigue estando ahí, con los mismos, y peores, problemas de antes. A continuación, reproduzco un párrafo del articulo titulado “Imperialismo o imperio”, publicado en el Viejo Topo No. 217, a modo de resumen de las inversiones geoestratégicas de los “constructores” todopoderosos en esta zona del mundo.
“Ahí hay que buscar el verdadero objetivo de las intervenciones y presencia militar en los Balcanes y Afganistán: el choque EEUU-UE por el control de los “corredores” que comunican el Mediterráneo con el Cáucaso y con el Mar Caspio, de fundamental importancia estratégica a medio plazo para hacer llegar los recursos energéticos (petróleo, gas, etc.) a través de estos territorios hasta Occidente.
En este marco, ha ido adquiriendo progresiva relevancia el proyecto del “corredor 8”, financiado por el FMI, la UE y Francia, para la realización de un eje estratégico que nazca en la costa búlgara del Mar Negro, atraviese Macedonia y el sur de Albania y llegue al Adriático en los puertos de Durazzo y Valona. En esta directiva está prevista la construcción de una autopista, una línea de ferrocarril de alta velocidad, y, sobre todo, el mayor oleoducto europeo de la historia.
Por todo ello se comprende que las últimas “guerras” en realidad, no tenían ningún objetivo “humanitario” sino que se explican evaluando, con atención y rigor, los intereses económicos, por muy escondidos que quieren estar, alrededor del petroleo y los oleoductos. Las consecuencias de la guerra en los Balcanes han sido devastadoras, a corto y largo plazo, para las personas que viven en estos países. Basta pensar que en Pristina (Kosovo) residían unos 30.000 serbios; tras la guerra casi 90% de la población no albanesa (serbios, gitanos,…) fue “expulsada” de hecho y se ha refugiado en Serbia. Es legítimo preguntarse si la guerra de la OTAN en los Balcanes ha conseguido alguno de los objetivos que se habían proclamado a los cuatro vientos para justificar la intervención militar.
Desde los años de la guerra de Kosovo está quedando patente la inutilidad y la atrocidad de la llamada “guerra humanitaria” que no ha instaurado la paz, ni la democracia ni la estabilidad en los Balcanes. El odio, la violencia, la corrupción, la pobreza, la prostitución, el desastre medioambiental forman el legado de esta guerra, igual que el resto de las guerras balcánicas. Los territorios y centros urbanos devastados durante los 78 días de bombardeos ininterrumpidos han sido colocados en una situación preindustrial. ¡Pensemos en los militares muertos y de mutilados graves! Los verdaderos objetivos han sido los proyectos expansionistas para convertir Kosovo y el área en un puesto avanzado de la dominación imperialista que permita el control de toda esta parte de los Balcanes”.
“Ahí hay que buscar el verdadero objetivo de las intervenciones y presencia militar en los Balcanes y Afganistán: el choque EEUU-UE por el control de los “corredores” que comunican el Mediterráneo con el Cáucaso y con el Mar Caspio, de fundamental importancia estratégica a medio plazo para hacer llegar los recursos energéticos (petróleo, gas, etc.) a través de estos territorios hasta Occidente.
En este marco, ha ido adquiriendo progresiva relevancia el proyecto del “corredor 8”, financiado por el FMI, la UE y Francia, para la realización de un eje estratégico que nazca en la costa búlgara del Mar Negro, atraviese Macedonia y el sur de Albania y llegue al Adriático en los puertos de Durazzo y Valona. En esta directiva está prevista la construcción de una autopista, una línea de ferrocarril de alta velocidad, y, sobre todo, el mayor oleoducto europeo de la historia.
Por todo ello se comprende que las últimas “guerras” en realidad, no tenían ningún objetivo “humanitario” sino que se explican evaluando, con atención y rigor, los intereses económicos, por muy escondidos que quieren estar, alrededor del petroleo y los oleoductos. Las consecuencias de la guerra en los Balcanes han sido devastadoras, a corto y largo plazo, para las personas que viven en estos países. Basta pensar que en Pristina (Kosovo) residían unos 30.000 serbios; tras la guerra casi 90% de la población no albanesa (serbios, gitanos,…) fue “expulsada” de hecho y se ha refugiado en Serbia. Es legítimo preguntarse si la guerra de la OTAN en los Balcanes ha conseguido alguno de los objetivos que se habían proclamado a los cuatro vientos para justificar la intervención militar.
Desde los años de la guerra de Kosovo está quedando patente la inutilidad y la atrocidad de la llamada “guerra humanitaria” que no ha instaurado la paz, ni la democracia ni la estabilidad en los Balcanes. El odio, la violencia, la corrupción, la pobreza, la prostitución, el desastre medioambiental forman el legado de esta guerra, igual que el resto de las guerras balcánicas. Los territorios y centros urbanos devastados durante los 78 días de bombardeos ininterrumpidos han sido colocados en una situación preindustrial. ¡Pensemos en los militares muertos y de mutilados graves! Los verdaderos objetivos han sido los proyectos expansionistas para convertir Kosovo y el área en un puesto avanzado de la dominación imperialista que permita el control de toda esta parte de los Balcanes”.
Comentarios
No te sobran razones. Sé que es la impotencia, la injusticia cometida y el ver que las cosas cambian despacísimo. Pero tu sabes que el motivo de la bastarda intervención de la OTAN en Serbia no es petrologístico. Este mismo argumento del oleoducto, calcado, lo he oído decenas de veces para las guerras de Croacia y Bosnia.
No digo que el asqueroso bastardeo geopolítico contemplase esa opción (como otras muchas) dentro de un paquete de opciones estratégicas como resultado de la miserable intervención, pero no que la razón fuera esa. Como dice el refrán: “ya que el Pisuerga (o el Sava) pasa por Valladolid (por Obrenovac)...”. De hecho, creo que ese corredor tenía, antes de la intervención, varias alternativas claras de paí¬ses “amigos” tanto al Norte como al Sur de Kosovo más factibles..
Que la intervención fue y es una autentica vergüenza miserable y un agravio terrible para los serbios: plenamente de acuerdo. Que el motivo fue el petróleo: No, Nista.
Eso quisiera Milosevic y jerifaltí¬a política, que la culpa fuese del petróleo.
Chao Boris, siempre un placer leerte.