- Me gusta mucho fútbol, pero no entender ayer cuando gente grita “puta España” -decía Vladimir, un compañero ucraniano que la semana pasada vino a trabajar como extra en el hotel en el que trabajo. Se refería a los gritos de los culés después del partido del Barça contra el Zaragoza. En un castellano muy básico, nos explicaba que en su país también hay equipos de diferentes regiones que son muy rivales pero jamás había oído los aficionados gritar “puta Ucrania”.
- No entender. Todos juegan Liga española –añadió sorprendido.
Y eso que ni siquiera se trataba de un Barça-Madrid.
Quizá yo lo entienda algo mejor porque sé que también en el campo del Madrid se suelen oír gritos de “putos catalanes”. Pero sobre todo lo sé, porque algo parecido ocurría en mi antiguo país (leer el post “Buenos viejos tiempos”, publicado el 27 de agosto). Entiendo que el fútbol despierte instintos primarios que estimulan comportamientos chovinistas y el subconsciente colectivo. Entiendo que para reforzar la identidad nacional es importante tener un adversario al que culpar de todo lo malo que no se quiere reconocer en sí mismo.
Como dije en el post anterior, hay que ignorarles. Entre otros, porque no puedo imaginar un domingo en Barcelona sin que dos culés que comenten el resultado del Barça se hagan la pregunta más importante: “¡¿Y qué ha hecho el Madrid?!”
- No entender. Todos juegan Liga española –añadió sorprendido.
Y eso que ni siquiera se trataba de un Barça-Madrid.
Quizá yo lo entienda algo mejor porque sé que también en el campo del Madrid se suelen oír gritos de “putos catalanes”. Pero sobre todo lo sé, porque algo parecido ocurría en mi antiguo país (leer el post “Buenos viejos tiempos”, publicado el 27 de agosto). Entiendo que el fútbol despierte instintos primarios que estimulan comportamientos chovinistas y el subconsciente colectivo. Entiendo que para reforzar la identidad nacional es importante tener un adversario al que culpar de todo lo malo que no se quiere reconocer en sí mismo.
Como dije en el post anterior, hay que ignorarles. Entre otros, porque no puedo imaginar un domingo en Barcelona sin que dos culés que comenten el resultado del Barça se hagan la pregunta más importante: “¡¿Y qué ha hecho el Madrid?!”
Comentarios
en fin, ejemplos en sucesos
y lo llaman deporte