Vivimos en tiempos desesperados. Por un lado tenemos un mundo “normal” en el que se vive y se come bien y por otro lado un mundo donde se vive mal y se come cuando se puede. Tenemos países del Primer y del Tercer mundo. El segundo debe ser ese que sale en televisión donde todo es una maravilla y donde reinan la felicidad, la alegría y las campañas electorales. El Primer Mundo es éste, democrático y desarrollado, donde hay de todo en abundancia y el otro es el que de vez en cuando aparece en las noticias para que así apreciemos la suerte y los valores que tenemos. Las noticias de la pobreza, el hambre, las guerras y las dictaduras nos muestran imágenes e historias de gente desesperada.
También sucede que la mayoría de estos países desesperados son los que suministran a nuestro mundo las materias primas, pero como no son capaces de gestionarlas ellos mismos, lo hacen generosamente nuestras multinacionales. ¿Se desesperarán también las multinacionales? Pues no, pero sus ejecutivos y empleados sí. Las reglas de juego eliminan a cualquiera que no sea capaz de cumplir todo que se le pide que haga.
- Pedro...
- Que sí, hombre, que es así. Cuando empecé a trabajar en las Canarias me hicieron una entrevista en la que las preguntas principales fueron cuánto dinero quería cobrar y después cuáles eran mis gastos mensuales, la hipoteca, los créditos, etc. Si, por ejemplo, un chaval de 25 años dice en una de estas entrevistas que quiere trabajar para comprarse una moto o algo así ni siquiera le miran. Pero como venga un tío con tres hijos, una hipoteca y créditos hasta el cuello, que necesita cobrar todos los meses porque si no lo hacen toda la familia se va a la puta calle, lo cogen. La empresa sabe que ese tipo trabajará como un mulo y que no pensará demasiado en qué lado se pondrá si alguna vez tiene que elegir entre hacer algo contra su voluntad pero a favor de la empresa o no cobrar.
Por todo ello, se potencia la familia como institución social. Y se hace desde todas las instancias porque es la mejor arma de chantaje moral. Todo está muy bien dispuesto mientras vas cobrando y alimentando a la familia para que parezca que eres tú el que tiene el control, pero en realidad no lo tienes.
También sucede que la mayoría de estos países desesperados son los que suministran a nuestro mundo las materias primas, pero como no son capaces de gestionarlas ellos mismos, lo hacen generosamente nuestras multinacionales. ¿Se desesperarán también las multinacionales? Pues no, pero sus ejecutivos y empleados sí. Las reglas de juego eliminan a cualquiera que no sea capaz de cumplir todo que se le pide que haga.
- Pedro...
- Que sí, hombre, que es así. Cuando empecé a trabajar en las Canarias me hicieron una entrevista en la que las preguntas principales fueron cuánto dinero quería cobrar y después cuáles eran mis gastos mensuales, la hipoteca, los créditos, etc. Si, por ejemplo, un chaval de 25 años dice en una de estas entrevistas que quiere trabajar para comprarse una moto o algo así ni siquiera le miran. Pero como venga un tío con tres hijos, una hipoteca y créditos hasta el cuello, que necesita cobrar todos los meses porque si no lo hacen toda la familia se va a la puta calle, lo cogen. La empresa sabe que ese tipo trabajará como un mulo y que no pensará demasiado en qué lado se pondrá si alguna vez tiene que elegir entre hacer algo contra su voluntad pero a favor de la empresa o no cobrar.
Por todo ello, se potencia la familia como institución social. Y se hace desde todas las instancias porque es la mejor arma de chantaje moral. Todo está muy bien dispuesto mientras vas cobrando y alimentando a la familia para que parezca que eres tú el que tiene el control, pero en realidad no lo tienes.
Comentarios
Durante unos años salte de trabajo en trabajo segun mis intereses y gracias a mi libertad de soltero. Hasta que forme una familia y ahora estoy a mi vez atrapado. No por mi familia, si no por todos esos que se aprovechan que uno ya no vive solo para uno mismo.
jalberto