“Estamos jodidos”, soltó el padre sin apenas percatarse de
la presencia de su pequeño hijo que una década más tarde vivirá aquella
profecía pronunciada, tras la incredulidad que siguió la noticia que interrumpió
aquel “Hajduk (Split) – Crvena Zvezda (Belgrado)”.
Aquel 4 de mayo de 1980, la pelota dejó de rodar, aunque el árbitro
ni tan siquiera tuvo que pitar para que el partido se parrara. Al escuchar la noticias los jugadores ylos aficionados de uno y
otro equipo irrumpieron a llorar.
El silencio sonó como el trueno en las mentes y corazones de
millones de personas de aquella curiosa y utópica creación llamada Yugoslavia. Pero
aquella pelota que dejó de rodar en el estadio de Poljud (Split) no tardó mucho
en moverse y perdimos el empate.
Nada más haber enterado al Mariscal, sus generales y
sucesores frustrados empezaron a mover la pelota que se quedó parada en el
minuto 15 de aquella tarde de primavera en el estadio de Poljud. Los Muy Hijos
de la Gran Puta Que les Parió empezaron a vender el cuento de que aquello no
podía quedar en el empate a cero. Había que acabar aquel partido, decían. (Eso sí,
sin que ellos sudarán o sangraran la camiseta)
El resultado lo hemos vivido una década más tarde. La
profecía se cumplió de sobra. Nosotros mismos nos encargamos de graduarla. De
jodidos, pasando por bien jodidos a muy jodidos en pocos años hicimos pedazos
décadas de progreso.
He vivido catorce años en España y no sé qué me dio por
volver a ver el video de
Poljud pero tras verlo y pensé en las noticias de España empecé a imaginar cómo hubiera sido
si aquel 20 de noviembre de 1975 se hubiera jugado el Clásico. Qué hubiera sido si
en el minuto 15 con el resultado 0:0 entre el Madrid y el Barça, Carlos Arias Navarro hubiera anunciado con voz compungida:
¿Hubiera habido lágrimas y abrazos?,... Quien lo sabrá,… pero una cosa la sé de buena tinta: todos ganarían si
dejaran quieta la pelota y que aquel partido se quedará en el empate a cero.Porque los únicos que sacarán provecho de este juego son los que ni sudan ni sangran la camiseta. En fin, los de siempre.
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