¡Qué país! |
Me parecía muy lógica toda la información solicitada y como
para el alquiler del piso tenía que presentar mucha información le dije que se
lo podía enviar todo ahora mismo por e-mail y así agilizar el trámite. Así lo
hice y de paso le entregué los documentos de identidad expedidos por el Reino
de España. (A quien le interesa, en los archivos de este blog está todo el
timeline del proceso que me llevó por distintas fases administrativas y sus
consecuencias.)
El hombre estaba contento, nosotros estábamos contentos,… en
fin, era una imagen idílica de la clase media caucasio-europea saliendo de la
recesión económico-financiera (lástima que ya no hacen el Nodo).
Pero entonces la imagen se quedó parrada y empezó a
oscurecer pasando a sepia.
-
Ehhhh, perdona señor esto no nos sirve. ¿No tiene usted otro
carné de identidad?
-
¿Cómo que otro? Es el único que me dieron.
-
Sí pero, este es el carné comunitario y necesitamos
uno español.
-
Perdona no le entiendo.
-
Ehhhh, a ver, para poder solicitar la
financiación necesita presentar un documento de identidad español.
-
Es este. – decía yo enseñando el carné
comunitario recientemente expedido por el Ministerio de Interiores de España a
mi nombre y con mi número NIE.
-
No. Lo siento señor, con esto no podemos a pedir
la financiación.
Al instante me pasaron las imágenes de otros absurdos
parecidos (Algunos ejemplos: El sello de la entrada 1,
2,
3,
Es
la X,… ) y sinceramente pensé que me estaba tomando el pelo y que en
cualquier momento me lo diría. Pero no. El hombre lo decía en serio.
Hace unos dos meses me tocó renovar mi tarjeta de residencia
(desde ya un tiempo tengo la permanente)
y cuando había presentado todo el papeleo que había descargado de internet con
la gran asistencia de Sasha, una gran amiga y compañera navegante forjada en
los mares de absurdos de las burocracia española, me enteré que de hecho no
tenía que hacerlo.
Desde el año pasado Croacia es miembro de la Unión Europea, convirtiéndome
automáticamente a mí en un “comunitario”. No tenía que hacer cola, ni llevar millones
de papeles ni sellos. Ni esperar meses hasta que estuviera listo. Solamente tenía
que pagar la tasa y el día siguiente recoger el papelito verde que ponía “comunitario”.
Vaya. Parecía que los dioses por fin se pusieron de mi lado y
me dejaron entrar en el paraíso administrativo. Se acabaron los madrugones para
estar entre los primeros en la fila para coger el turno y poder presentar la
solicitud, se acabaron los permisos de retorno, y otras paridas. ¡Por fin!
- Pensé que siendo europeo las cosas tendrían que ser más
sencillas” me dijo Cecilia.
- Yo también - dije pero era evidente que no, que los absurdos administrativos son mi cruz y que mis Ulises no iban a terminar con un carné verde.
- Yo también - dije pero era evidente que no, que los absurdos administrativos son mi cruz y que mis Ulises no iban a terminar con un carné verde.
Sinceramente no sé cuál será el motivo. Pero sigue el mismo patrón que desde hace
casi ya 10 años me hace teclear este
blog. (Permiso
de resistencia, Quiero
ser como Mesi, Cita
previa, Quizás)
Pero permítanme plantearlo desde el otro matiz. Uno nuevo que
te lo planteo aquí, querido lector.
Un país cuya elite política no deja de verse involucrada en
todo tipo de estafas y escándalos. Un país cuyo sistemas financiero tras haber hundido el bienestar social ha
tenido que ser saneado con centenares de miles de millones de euros, y ahora que
declara tener más de cincuenta mil millones de sobra dice no esperar una
reactivación rápida de crédito. Un país cuyos trabajadores son entre los tres
últimos de toda la UE, en términos de calidad de vida. Un país que encabeza el
fracaso escolar y el paro juvenil,…
Un país como este ¿es realmente “comunitario”?
Y si lo es ¿qué tipo de comunidad es esta?
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