Creo que difícilmente encontraremos una sola persona, con acceso a los medios de comunicación, que no guardara en su memoria la imagen del atentado de 11 S. Son tantas imágenes de una asombrosa potencia narrativa, que se hayan publicado desde el momento del impacto del primer avión contra una de las Torres Gemelas, que difícilmente podríamos clasificar cual es la que más impactante.
La foto de Falling Man , es quizá la más vista y seguramente la más premiada, pero hoy salieron publicadas otras fotos cuya narrativa es más sutil. Pero hoy vi por primera vez otra foto que me parece igual o más relevante para rexlexionar sobre aquel día 10 años atrás.
Es la foto titulada,…ceniza y muestra un juego de té cubierto por la ceniza después del colapso de las torres. El juego pertenecía a la familia Williamson, cuyo apartamento en Cedar Street estaba a unos pocos metros de la torre sur.
A la primera vista me recordó de las imágenes de los libros de historia y más concretamente la foto de los restos arqueológicos de la ciudad Pompeya. Un instante de lo cotidiano, preservado en su estado natural, manteniendo la naturalidad de los momentos vividos antes del impacto que lo cambió todo. Un instante cubierto de cenizas, como el bálsamo que lo proteja del paso de tiempo.
Una bandeja con el juego de té, cargada de recuerdos de una vida que se fue a una velocidad asombrosa. Un lapso acelerado de la memoria nuclear, cuyo impacto en cuestión de minutos se propagó por todo el planeta, imprimiendo el recuerdo de terror en las mentes de todos los que la vimos.
Es una composición que me recuerda de la insostenibilidad de la hiper-productividad informativa a que estamos sometidos. Es como si el juego de té estuviera allí para acordarnos de que hemos de saber parar, pensar y reflexionar antes de hacer cualquier tipo de juicio.
Diez años despues seguimos inmersos en la incompatibilidad narrativa.
Necesitamos crear un Museo de la Memoria Contemporánea.
Un lugar donde buscar el encuentro del “mosaico de diásporas, el archipiélago de culturas”, como lo define Zygmund Bauman en este excelente artículo. Y poder así evitar la “incomunicación babélica”, a la que nos estamos dirigiendo a una gran velocidad.
La foto de Falling Man , es quizá la más vista y seguramente la más premiada, pero hoy salieron publicadas otras fotos cuya narrativa es más sutil. Pero hoy vi por primera vez otra foto que me parece igual o más relevante para rexlexionar sobre aquel día 10 años atrás.
Es la foto titulada,…ceniza y muestra un juego de té cubierto por la ceniza después del colapso de las torres. El juego pertenecía a la familia Williamson, cuyo apartamento en Cedar Street estaba a unos pocos metros de la torre sur.
A la primera vista me recordó de las imágenes de los libros de historia y más concretamente la foto de los restos arqueológicos de la ciudad Pompeya. Un instante de lo cotidiano, preservado en su estado natural, manteniendo la naturalidad de los momentos vividos antes del impacto que lo cambió todo. Un instante cubierto de cenizas, como el bálsamo que lo proteja del paso de tiempo.
Una bandeja con el juego de té, cargada de recuerdos de una vida que se fue a una velocidad asombrosa. Un lapso acelerado de la memoria nuclear, cuyo impacto en cuestión de minutos se propagó por todo el planeta, imprimiendo el recuerdo de terror en las mentes de todos los que la vimos.
Es una composición que me recuerda de la insostenibilidad de la hiper-productividad informativa a que estamos sometidos. Es como si el juego de té estuviera allí para acordarnos de que hemos de saber parar, pensar y reflexionar antes de hacer cualquier tipo de juicio.
Diez años despues seguimos inmersos en la incompatibilidad narrativa.
Necesitamos crear un Museo de la Memoria Contemporánea.
Un lugar donde buscar el encuentro del “mosaico de diásporas, el archipiélago de culturas”, como lo define Zygmund Bauman en este excelente artículo. Y poder así evitar la “incomunicación babélica”, a la que nos estamos dirigiendo a una gran velocidad.
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Un abrzote