
Exaltado, ante tal muestra de afecto, el Embajador Celeste, resaltó la supremacía del Amor y afirmó que "las condiciones de vida han cambiado mucho" desde los orígenes del cristianismo.
Finalmente, el B16 dio palabras de ánimo asegurando que: "Al final vence el Amor", palabras que quedaron documentadas en la fachada de la iglesia de Sant Jaume, en una céntrica calle de Barcelona:

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