- Si algún día me muera, quiero que todos sepan que el principal sospechoso es Dios.
- ¡Anda, no digas bobadas! Tu no te vas a morir.
- Bueno, por si acaso. Uno nunca sabe con estas cosas. Además, te digo algo, yo preferiría morirme que caerme en el olvido.
- Pues, es lo mismo.
- Ahh, no amigo. El olvido es peor que tu Infierno.
- Joder, que negativa eres.
- Por lo menos yo no me tengo que prostituir para vivir.
Es el dialogo que escuché, antes de despertarme, entre la postmoderna y el cristianismo.
En el paso entre la sociedad 2.0 a la sociedad 2.1, estás dos ideas predominantes en el mundo occidental se encuentran ante el dilema digital: ¿Pa’qué tenemos el corazón?
El corazón es un vividor. No tiene recuerdos. No aprende. No miente. Simplemente vive. Ahora-Aquí. Bum-Bum.
Entonces, ¿por qué nos cuesta tanto conectar con él?
Quizá porque lo que más nos cuesta aprender, es olvidar.
Y, como ninguna quiere ser olvidada, las ideas se preocupan más de la cabeza que del corazón.
Espero que el 2.1. tenga&traiga ideas nuevas.
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Un beso
(Eduardo Galeano)