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Objetivo Irán

En julio de 2003 publiqué el siguiente artículo en la revista New Look. Entonces la noticia era Irak, pero todo indicaba que Irán sería el siguiente objetivo.

OBJETIVO IRÁN
Boris Matijas
Irán fue protagonista de un feliz hallazgo en el año 2000: En el territorio de este vasto y desconocido país aparecieron nuevas reservas de petróleo. En total, unos 90.000 millones de barriles, lo que equivale a casi el 10% de las reservas mundiales. Poco después, el presidente Bush incluía a Irán en su “Eje del Mal”. Desde entonces, los tambores de guerra no han dejado de sonar en el otrora Imperio Persa. Al igual que en el caso iraquí, la excusa alegada por el gobierno norteamericano para atacar Irán son las armas de destrucción masiva. Esta vez, nucleares. La administración Bush lleva varios meses acusando a Irán de contar con un proyecto para construir armas nucleares y advierte que no va a “tolerarlo”. Las acusaciones estadounidenses se han intensificado en las últimas semanas, por lo que han sido contestadas por el gobierno iraní asegurando que las supuestas armas son en realidad un proyecto para construir una planta nuclear que ha de servir para suministrar electricidad.
Asimismo, hace unas semanas Irán invitó a Estados Unidos a participar en el desarrollo de su programa nuclear. Concretamente, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores afirmó: “No creo que los EE.UU. estén realmente preocupados por los programas nucleares de Irán. Si lo está, le invitamos a venir y participar en ellos y a construir las instalaciones”. Con estos gestos, el régimen de Jatami se muestra dispuesto a colaborar y, a diferencia del Irak de Sadam, su gobierno ostenta cierta credibilidad. Por tanto, la excusa de derrocar a un dictador sanguinario tampoco serviría a los Estados Unidos para avalar un posible ataque.
El gobierno de Teherán es “mucho más abierto que la mayoría de los estados árabes”, compara Elvira Sánchez Mateos, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Barcelona. “Lo que sucede es que los Estados Unidos pretenden debilitar este régimen agitando la lucha interna entre los “reformadores” de Jatami y los ayatolás. En este sentido, un estado débil es más proclive a aceptar sugerencias exteriores”.
Mientras, y como en el caso de Irak, antes de obtener pruebas que puedan inculpar a Irán, el presidente estadounidense parece creer que dos monólogos constituyen un diálogo e insiste en que Irán debe colaborar y abonar su plan nuclear. “Y si no, lo haremos nosotros”, ha sentenciado. A su favor, Bush cuenta ya con algunas encuestas, como las del Washington Post y la cadena ABC, que a mediados de junio sostenían que el 56% de los estadounidenses apoyaría una acción militar en Irán.“Cuando hablamos de amenazas no hay que percibirlas objetivamente. En el caso de Irán, lo importante no es si este país tiene o no armas nucleares. El tema es que para los Estados Unidos la posibilidad de que un país que no es su amigo tenga armas de destrucción masiva es percibido como una amenaza. En este sentido no es importante si las tiene o no, y tampoco importa si tiene intención de atacar o no”, según Sánchez.
María Jesús Merinero, profesora de Historia Contemporánea en la Universidad de Extremadura y autora del libro “Irán, hacia un desorden prometedor” (Catarata) admite que en estos momentos es difícil prever si Estados Unidos atacará o no Irán: “Hace unos días hubiera apostado que tras las torpezas cometidas en Irak desde el punto de vista humanitario y político –porque no han solucionado nada, no invadirán Irán, pero tengo dudas. En estos momentos, depende mucho del desarrollo de la situación en Irak, porque es visible que no esperaban tener tantas dificultades para controlar la posguerra. Supongo que continuarán con su unilateralismo, pero creo que en el caso de Irán no tendrán el respaldo de los aliados, tampoco el del Reino Unido, para una intervención sin consenso internacional”.
Irónicamente, el destino de Irán está muy ligado al que le suceda a Irak, su vecino y antiguo enemigo. Durante la sangrienta guerra que ambos mantuvieron durante los años 80, el gobierno estadounidense vendió armas ilegalmente a ambos bandos. Ahora ésa es la excusa para justificar las amenazas.
La relación entre Estados Unidos e Irán ha sido más estrecha de lo que podría parecer a simple vista. Situado en la ruta de la seda, del té, del tabaco y del petróleo, Irán siempre ha sido amenazado por diferentes conquistadores. En la actualidad, Irán es el segundo productor mundial de petróleo. De los 24.000 millones de dólares que factura en concepto de exportaciones, 21.000 millones corresponden al petróleo. Tampoco son desdeñables sus grandes reservas de gas natural, un total de 26.000 millones de barriles.
Francia, Alemania, Italia y Japón conocen bien estas cifras, ya que disfrutan desde hace tiempo de su cuota de mercado en Irán. Sin embargo, desde principios de los años 80 no existen relaciones diplomáticas entre los gobiernos estadounidense e iraní, sobre todo a causa de la Ley d’Amato de 1997. Con ésta, Washington pretendía sancionar a todos aquellos estados que invirtieran más de veinte millones de dólares al año en Irán. Sin embargo, la ley quedó claramente fuera de lugar cuando la empresa petrolífera francesa Total, asociada con la rusa Gazprom y Petronas de Malasia, firmaron un acuerdo con Teherán para invertir dos mil millones de dólares para la explotación del gas iraní.
Pese a todo, los socios de Irán podrían verse afectados por las políticas estadounidenses. Las posturas de la Unión Europa y Estados Unidos intentan aproximarse después de la crisis desatadas a causa de la invasión de Irak. El acercamiento tomó cuerpo con las palabras pronunciados por el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi en la cumbre anual entre ambos lados del Atlántico el pasado mes de junio: “Cuando Estados Unidos y la Unión Europea están unidos, ningún problema y ningún enemigo puede hacernos frente”.
Elvira Sánchez Mateos también destaca este acercamiento: “Si Europa quiere tener un papel internacional no puede oponerse a Estados Unidos, un país mucho más potente. Si lo hace, EE.UU. se radicalizará en su unilateralismo. Lo que debe hacer la Unión Europea es intentar suavizar y matizar las aspiraciones estadounidenses. No es que podamos frenarlas, pero sí podemos hacer que su actitud sea más reflexionada. Sin nosotros, su actuación en las relaciones internacionales será mucho más brutal”.

DESPIECES
Irán, por dentro
La situación interna en Irán es cada día más turbulenta. Más de doscientos intelectuales han firmado una carta dirigida al ayatolá Jamenei pidiéndole que abandone su estatus como líder supremo de Irán y los principios que le convierten en el representante de Dios en la Tierra. Ciento veinte legisladores también han enviado una carta al ayatolá pidiéndole que acepte las reformas “antes de que todo el establishment y la independencia y la integridad territoriales peligren”.
Pero sobre todo la mirada del mundo está puesta en las protestas de los estudiantes, que en las últimas semanas se están manifestando con el objetivo de conseguir un referéndum para decidir el futuro de su país. La mayor parte de la población iraní es menor de 30 años, lo cual constituye un 70% de la población total. El dato es especialmente importante, ya que la ley electoral de Irán da derecho a votar a todos los mayores de 15 años.
Nazanin Amiriam, escritora y politóloga iraní residente en Barcelona, asegura que el movimiento estudiantil siempre fue importante en su país: “Las universidades han sido desde siempre las abanderadas de la lucha por las libertades y la democracia. Hoy cerca de dos millones de jóvenes estudian en las universidades públicas y privadas del país, cansados de lo que llaman "la inquisición islámica", piden la separación entre la religión y el estado. Sin duda, por falta de una coordinadora - a causa de la fuerte control y represión policial- este movimiento tendrá sus altibajos, lo que no significa que se rinda”.
La escritora considera que “una parte de los jóvenes cree que sólo una intervención norteamericana les puede liberar de este régimen, mientras los más veteranos no paran de repetir que las intervenciones de Estados Unidos en Afganistán e Irak –ambos vecinos nuestros- no han significado precisamente la “liberación y la democracia”. La profesora de Historia Contemporánea María Jesús Merinero ve la situación presente como una continuación de las protestas provocadas por las ejecuciones de cinco poetas en 1998 y añade: “Las críticas sociales e intelectuales hacen que un sistema democrático siga avanzando. Las elecciones parlamentarias previstas para el año que viene pueden derribar el sistema autoritario y conseguir por fin que se acabe imponiendo el estado de derecho en Irán. Ello se podría llevar a cabo desde dentro, pero la actuación de la administración estadounidense no favorece esta solución”.

Despiece 2
Más odio que amor - Las relaciones Estados Unidos e Irán
Las voces de amenaza dirigidas al régimen iraní se entienden al analizar el interés estadounidense por controlar las grandes reservas del petróleo y el gas de este país. El interés geopolítico es igualmente importante, ya que este país se encuentra en el corazón de Oriente Medio, donde comparte fronteras , entre otros, con Irak, Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Turquía y varias ex repúblicas soviéticas.
Desde hace tres décadas, EE. UU. se ha visto desplazado del mercado del segundo productor de petróleo mundial, algo que ya le disgustó en 1953, cuando el primer ministro iraní, Mohamed Mosadeq, se “atrevió” a nacionalizar la industria petrolífera iraní y expulsar la empresa británica AICO, quien ostentaba el control de la misma. En ese año, la CIA llevó a cabo la operación “Trajax” con el objetivo de derrocar a Mosadeq.
A partir de entonces y hasta la revolución islámica, el Sha Reza Pahlavi se hizo con el poder bajo la supervisión norteamericana. Durante ese período, y pese a la tradicional preocupación estadounidense en su proclamada “eterna lucha” por los valores de la democracia y los derechos humanos, el panorama descrito por Amnistía Internacional en 1976 es más que desalentador. En él aseguraba que Irán tenía el más elevado índice de penas de muerte del mundo, ningún sistema válido de tribunales civiles y un historial de torturas que resultaba increíble: “Ningún país en el mundo ostenta peores records en el tema de los derechos humanos que Irán”.
Después de esto, los desencuentros han sido múltiples y notables. La llegada del ayatolá Jomeini al poder produjo el cambio de régimen y el aislamiento internacional de Irán. A continuación llegaron las crisis de los rehenes, cuando en 1979 un grupo de islamistas radicales ocupó la embajada estadounidense y secuestró a 52 de sus empleados durante dos años. El gobierno del demócrata Carter perdió ante Reagan las elecciones de 1980, entre otros, por no haber logrado liberarlos con sus negociaciones. En 1992 se abrió una investigación interna en la Casa Blanca para esclarecer una operación llamada “Sorpresa de octubre”. Durante la investigación varios testigos dijeron haber visto al ex director de la CIA y futuro vicepresidente y presidente de los Estados Unidos, George Bush Senior negociar con los mulás iraníes para que alargaran el secuestro de los rehenes hasta el final de las elecciones. Poco después de las mismas, fueron liberados. No obstante, la investigación se dio por cerrada un año después por “falta de pruebas”.
En la actualidad son los Estados Unidos los que deben presentar pruebas para demostrar sus acusaciones contra Irán, aunque visto lo ocurrido en Irak el escepticismo de la comunidad internacional es más que comprensible.

Artículo publicado en New Look, julio de 2003

Comentarios

Pastruki ha dicho que…
Joder, Boro, que buen artículo... da mucho mucho qué pensar, y lamentablemente no es nada bueno.

Zivili!

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