En una entrevista publicada en La contra de La Vanguardia, Ricardo Fornesa, ex presidente de la Caixa y AGBAR, afirma que “los catalanes somos diferentes pero no sobre nadie ni contra nadie,… somos más discretos hasta en el vestir, y tal vez más prudentes en nuestros planes”
¿Los catalanes no piensan a lo grande?
- Yo creo que sí: el problema es que el catalán es un individualista nato.
El español también
- Aquí aún más: preferimos ser amos en nuestra empresa pequeñita que parte del equipo en la grande.
El actual entorno económico esta despertando una nueva conciencia basada en el conocimiento compartido y esto implica la cooperación, algo que puede chocar con la mentalidad y estilo de gestión individualista, tan clamados con orgullo como el símbolo identitario desde distintos ámbitos nacionalistas.
Debo confesar que no conozco la orientación política ni ideológica del señor Fornesa, pero me ha gustado mucho su respuesta a la pregunta ¿Madrid es el problema?
“El problema son los enfrentamientos identitarios, que, como dice Maalouf, aniquilan el primer mandamiento del progreso humano, que es cooperar”.
Teniendo en cuenta que las empresas familiares, según datos del Instituto de la Empresa Familiar, representan el 70% del conjunto empresarial español, creo que las empresas familiares, por su arraigamiento, cercanía y apego social, son la mejor respuesta económica ante las desalmadas estructuras multinacionales. Pero, para poder competir han de aprender a compartir, y olvidarse de las disputas medievales basadas en unas identidades ficticias cuyo único proposito era fortalecer las estructuras feudales locales. Y, de este modo, enviar un mensaje claro a los políticos e instituciones que nutren sus discursos de estos argumentos primitivos.
¿Los catalanes no piensan a lo grande?
- Yo creo que sí: el problema es que el catalán es un individualista nato.
El español también
- Aquí aún más: preferimos ser amos en nuestra empresa pequeñita que parte del equipo en la grande.
El actual entorno económico esta despertando una nueva conciencia basada en el conocimiento compartido y esto implica la cooperación, algo que puede chocar con la mentalidad y estilo de gestión individualista, tan clamados con orgullo como el símbolo identitario desde distintos ámbitos nacionalistas.
Debo confesar que no conozco la orientación política ni ideológica del señor Fornesa, pero me ha gustado mucho su respuesta a la pregunta ¿Madrid es el problema?
“El problema son los enfrentamientos identitarios, que, como dice Maalouf, aniquilan el primer mandamiento del progreso humano, que es cooperar”.
Teniendo en cuenta que las empresas familiares, según datos del Instituto de la Empresa Familiar, representan el 70% del conjunto empresarial español, creo que las empresas familiares, por su arraigamiento, cercanía y apego social, son la mejor respuesta económica ante las desalmadas estructuras multinacionales. Pero, para poder competir han de aprender a compartir, y olvidarse de las disputas medievales basadas en unas identidades ficticias cuyo único proposito era fortalecer las estructuras feudales locales. Y, de este modo, enviar un mensaje claro a los políticos e instituciones que nutren sus discursos de estos argumentos primitivos.
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