Perseguidos por los sueños, los días corrían tras el futuro...
- Todos queremos algo -, sopló el árbol en la oreja del viento que descansaba en una de sus ramas, quieto como la luz negra.
- ¿Y tú, qué quieres? -, preguntó el viento.
- Quiero volar -, dijo el árbol.
- ¿Y donde irías? -, seguía el viento.
- ¡¿Cómo iba a saberlo!?, si nunca he volado. -, respondió el árbol con la voz muy tensa.
- ¡Ves! No todos deben volar -, soltó el viento.
- ¡Fuera de mi rama! -, gritó el árbol furioso, sacudiendo el copo, haciendo volar el viento.
- Sí. Todos quieren algo, pero son pocos los que saben por qué lo quieren -, dijo sorprendido el viento y lleno de hojas que se llevó del árbol, añadió: "Pensándolo tanto, al final se quedan calvos".
- Todos queremos algo -, sopló el árbol en la oreja del viento que descansaba en una de sus ramas, quieto como la luz negra.
- ¿Y tú, qué quieres? -, preguntó el viento.
- Quiero volar -, dijo el árbol.
- ¿Y donde irías? -, seguía el viento.
- ¡¿Cómo iba a saberlo!?, si nunca he volado. -, respondió el árbol con la voz muy tensa.
- ¡Ves! No todos deben volar -, soltó el viento.
- ¡Fuera de mi rama! -, gritó el árbol furioso, sacudiendo el copo, haciendo volar el viento.
- Sí. Todos quieren algo, pero son pocos los que saben por qué lo quieren -, dijo sorprendido el viento y lleno de hojas que se llevó del árbol, añadió: "Pensándolo tanto, al final se quedan calvos".
Comentarios
... y, tal como dices, al final todos calvos, y en los huesos.
Un abzo
un abrazo