- ¿Y tú, qué haces para Navidades?
- Nada especial, comida con la familia,... ya sabes, y luego haré una escapadita con mi mujer en un pequeño pueblo de aquí al lado.
- Está bien, piensa en millones de personas de alrededor del planeta que les encantaría pasar un par de días en Catalunya. Es que es muy bonita.
- Cierto. Y además los catalanes acogemos bien. ¿No? ¿Tú, qué dices?
- Hombre, solo te voy a decir que llevo seis años aquí. Si pensara lo contrario ya me hubiera marchado.
Es la conversación que tuve ayer con Carles, mi primer maestro de Aikido. Y está mañana me enteré que anteayer se celebró el día internacional del inmigrante. Llevo casi la mitad de mi vida viviendo distintas condiciones y sensaciones migratorias, desde refugiado hasta inmigrante, y mi sentimiento de pertenencia y arraigamiento territorial está únicamente unido al presente.
Y aquí me siento en casa.
Yo no he vivido aquí para trabajar. He venido a hacer lo mismo que hacía de donde venía: he venido a vivir. Y como todo el ser humano, estoy en el pleno derecho de buscar las mejores condiciones para hacerlo.
A continuación copio algunas partes del excelente artículo de Joan Subirats, publicado bajo el titulo 18 de diciembre en El País de hoy:
“(…) En Cataluña vemos estos días como la máxima dirigente del Partido Popular afirma sin ambages que en el país no caben más inmigrantes, mientras que en CiU se postula la necesidad de que la plena incorporación de los inmigrantes se produzca sólo después de superar un "test de integración", que condicione su acceso a la residencia permanente (tras cinco años) y al derecho al voto en las municipales. Al mismo tiempo, CiU se muestra reacia en los temas de centros de culto y quiere restringir el reagrupamiento familiar al núcleo estricto de hijos y cónyuges, en un momento en que precisamente la mayoría de nuevas llegadas al país son de este tipo. Y mientras España, como los demás países de la Unión Europea, sigue sin firmar ni ratificar la Convención Internacional de las Naciones Unidas de 1990 sobre la protección de los derechos de los trabajadores inmigrantes.
Desde el punto de vista económico o informativo, contemplamos el mundo como una gran unidad de mercado y hemos ido construyendo una esfera comunicativa global con gran movilidad de productos, ideas y de aquellas personas que forman parte de las élites globales. Pero, ahora, contradictoriamente, pretendemos evitar y limitar a toda costa la movilidad de aquellas personas con menos recursos y más necesidades, y que tratan de hacer realidad una globalización que no cuenta con ellos. Nuestras propias insuficiencias e impotencias en el control de fronteras, mares y ríos, conduce a que "compremos" voluntades y compromisos de los países del sur para que ejerzan ellos de policías (Plan Frontex) y que guarden así nuestros reductos de bienestar, amenazados ahora por una crisis de la que desconocemos sus alcances y desarrollos futuros. (…)
Necesitamos pensar en el futuro, y normalizar nuestra sociedad, crecientemente diversificada. Los inmigrantes son muy visibles en nuestras calles acompañando personas mayores, son visibles en bares y restaurantes, son visibles en supermercados y en empresas de servicios de todo tipo. No son visibles en nuestras instituciones representativas, en nuestras administraciones públicas, en nuestros servicios de seguridad, en nuestros medios de comunicación.
Su papel subalterno en la esfera pública e institucional es cada vez más llamativo. No debemos caer en la lógica de cuotas, que acaba generando dinámicas de aislacionismo multicultural, sino buscar formas de incentivar y animar la presencia de personas inmigrantes en todas las esferas institucionales y representativas. En momentos como éstos, en los que soplan vientos de cerrazón en toda Europa, es una buena noticia que en Cataluña logremos aprobar un documento que, de no descafeinarse y de concretarse, puede servir de palanca para conseguir cambios que avancen en la acomodación y acceso a la ciudadanía de personas que contribuyen con su esfuerzo a la indudable mejora del país.” http://www.elpais.com/articulo/cataluna/diciembre/elpepiespcat/20081220elpcat_5/Tes
- Nada especial, comida con la familia,... ya sabes, y luego haré una escapadita con mi mujer en un pequeño pueblo de aquí al lado.
- Está bien, piensa en millones de personas de alrededor del planeta que les encantaría pasar un par de días en Catalunya. Es que es muy bonita.
- Cierto. Y además los catalanes acogemos bien. ¿No? ¿Tú, qué dices?
- Hombre, solo te voy a decir que llevo seis años aquí. Si pensara lo contrario ya me hubiera marchado.
Es la conversación que tuve ayer con Carles, mi primer maestro de Aikido. Y está mañana me enteré que anteayer se celebró el día internacional del inmigrante. Llevo casi la mitad de mi vida viviendo distintas condiciones y sensaciones migratorias, desde refugiado hasta inmigrante, y mi sentimiento de pertenencia y arraigamiento territorial está únicamente unido al presente.
Y aquí me siento en casa.
Yo no he vivido aquí para trabajar. He venido a hacer lo mismo que hacía de donde venía: he venido a vivir. Y como todo el ser humano, estoy en el pleno derecho de buscar las mejores condiciones para hacerlo.
A continuación copio algunas partes del excelente artículo de Joan Subirats, publicado bajo el titulo 18 de diciembre en El País de hoy:
“(…) En Cataluña vemos estos días como la máxima dirigente del Partido Popular afirma sin ambages que en el país no caben más inmigrantes, mientras que en CiU se postula la necesidad de que la plena incorporación de los inmigrantes se produzca sólo después de superar un "test de integración", que condicione su acceso a la residencia permanente (tras cinco años) y al derecho al voto en las municipales. Al mismo tiempo, CiU se muestra reacia en los temas de centros de culto y quiere restringir el reagrupamiento familiar al núcleo estricto de hijos y cónyuges, en un momento en que precisamente la mayoría de nuevas llegadas al país son de este tipo. Y mientras España, como los demás países de la Unión Europea, sigue sin firmar ni ratificar la Convención Internacional de las Naciones Unidas de 1990 sobre la protección de los derechos de los trabajadores inmigrantes.
Desde el punto de vista económico o informativo, contemplamos el mundo como una gran unidad de mercado y hemos ido construyendo una esfera comunicativa global con gran movilidad de productos, ideas y de aquellas personas que forman parte de las élites globales. Pero, ahora, contradictoriamente, pretendemos evitar y limitar a toda costa la movilidad de aquellas personas con menos recursos y más necesidades, y que tratan de hacer realidad una globalización que no cuenta con ellos. Nuestras propias insuficiencias e impotencias en el control de fronteras, mares y ríos, conduce a que "compremos" voluntades y compromisos de los países del sur para que ejerzan ellos de policías (Plan Frontex) y que guarden así nuestros reductos de bienestar, amenazados ahora por una crisis de la que desconocemos sus alcances y desarrollos futuros. (…)
Necesitamos pensar en el futuro, y normalizar nuestra sociedad, crecientemente diversificada. Los inmigrantes son muy visibles en nuestras calles acompañando personas mayores, son visibles en bares y restaurantes, son visibles en supermercados y en empresas de servicios de todo tipo. No son visibles en nuestras instituciones representativas, en nuestras administraciones públicas, en nuestros servicios de seguridad, en nuestros medios de comunicación.
Su papel subalterno en la esfera pública e institucional es cada vez más llamativo. No debemos caer en la lógica de cuotas, que acaba generando dinámicas de aislacionismo multicultural, sino buscar formas de incentivar y animar la presencia de personas inmigrantes en todas las esferas institucionales y representativas. En momentos como éstos, en los que soplan vientos de cerrazón en toda Europa, es una buena noticia que en Cataluña logremos aprobar un documento que, de no descafeinarse y de concretarse, puede servir de palanca para conseguir cambios que avancen en la acomodación y acceso a la ciudadanía de personas que contribuyen con su esfuerzo a la indudable mejora del país.” http://www.elpais.com/articulo/cataluna/diciembre/elpepiespcat/20081220elpcat_5/Tes
Comentarios
No conocía el plan que se está gestando en Cataluña... gracias por la cita.
Un abrazote
yo es que ando apretándome las manos cada vez que escucho tonterías (la crisis, y los inmigrantres cobrando!...cosas así)
pero yo tengo dos hermanos en otros países, que por supuesto trabajan y todo lo demás.
Y soy nieta de emigrantes, tal vez por eso estoy aquí.
bienveninidos siempre!!!
(es que a mi me gusta la mezocolanza, ya sabes...ese es uno de los lados bueno de USA, un vecino judio, otro nosequé...auqnue ultimamente el vaquero casi acaba con eso)
un besiño y un abrazo muy fuerte.
emma