- ¿Te puedo cortar el brazo?
- No
- ¿Te puedo cortar el brazo?, por favor
- ¡No!
- Anda déjame cortarte el brazo, porfa.
- No, ¡pesada!
- Bueno, vale. Jo, como te pones.
Unos años después
- Me dejas cortarte el brazo.
- ¡No!
- Vale. Escucha. Esta es mi última oferta: Me dejas cortarte el brazo y yo te dejaré ser mi amiga.
Un discurso parecido se está llevando entre la Unión Europea y Serbia. La última oferta (extraoficial) que preparan los líderes europeos consiste en acelerar el acceso de Serbia a la Unión a cambio de la independencia de Kosovo.
La Unión Europea hambrienta del protagonismo internacional y deseosa de perfilar su confusa identidad supranacional, decide sacar pecho, y después de la firma del Tratado Europeo (no aprobada por una gran parte de sus ciudadanos) demostrar que sus dientes de leche pueden arañar. ("(Kosovo) No es un asunto de Putin, ni de Bush, es un asunto europeo porque está en Europa", declaró el futuro presidente de la UE Nicolas Sarkozy)
Kosovo es (una vez más) la prueba para la estabilidad europea y una gran oportunidad de poner a prueba los mecanismos de lo que en el futuro podría ser una política exterior común europea. Para pasar la prueba el pragmatismo prevalece la ley. La Unión Europea está dispuesta saltarse la Resolución 1244 de la ONU
donde se reafirma “la adhesión de todos los Estados Miembros al principio de la soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia y los demás Estados de la región,…” … y se pide “Establecer un entorno seguro de modo que los refugiados y las personas desplazadas puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad,…”
Lo más parecido a una posible independencia sería el punto 8 del Anexo 1., que pide: “Un proceso político para el establecimiento de un acuerdo sobre un marco político provisional que disponga un gobierno autónomo sustancial para Kosovo,” Pero, a continuación el texto aclara: “teniendo en cuenta plenamente los acuerdos de Rambouillet y los principios de soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia y de los demás países de la región”.
La posible independencia de Kosovo sería un importante precedente legal para los movimientos independistas alrededor del viejo continente. ¿Qué argumentos utilizará la gran sabiduría europea cuando los movimientos independentistas de los serbios en Bosnia, catalanes y vascos en España, corzos en Francia, sardos en Italia, flamencos en Bélgica, etc. reclamen el mismo derecho?
- No
- ¿Te puedo cortar el brazo?, por favor
- ¡No!
- Anda déjame cortarte el brazo, porfa.
- No, ¡pesada!
- Bueno, vale. Jo, como te pones.
Unos años después
- Me dejas cortarte el brazo.
- ¡No!
- Vale. Escucha. Esta es mi última oferta: Me dejas cortarte el brazo y yo te dejaré ser mi amiga.
Un discurso parecido se está llevando entre la Unión Europea y Serbia. La última oferta (extraoficial) que preparan los líderes europeos consiste en acelerar el acceso de Serbia a la Unión a cambio de la independencia de Kosovo.
La Unión Europea hambrienta del protagonismo internacional y deseosa de perfilar su confusa identidad supranacional, decide sacar pecho, y después de la firma del Tratado Europeo (no aprobada por una gran parte de sus ciudadanos) demostrar que sus dientes de leche pueden arañar. ("(Kosovo) No es un asunto de Putin, ni de Bush, es un asunto europeo porque está en Europa", declaró el futuro presidente de la UE Nicolas Sarkozy)
Kosovo es (una vez más) la prueba para la estabilidad europea y una gran oportunidad de poner a prueba los mecanismos de lo que en el futuro podría ser una política exterior común europea. Para pasar la prueba el pragmatismo prevalece la ley. La Unión Europea está dispuesta saltarse la Resolución 1244 de la ONU
donde se reafirma “la adhesión de todos los Estados Miembros al principio de la soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia y los demás Estados de la región,…” … y se pide “Establecer un entorno seguro de modo que los refugiados y las personas desplazadas puedan regresar a sus hogares en condiciones de seguridad,…”
Lo más parecido a una posible independencia sería el punto 8 del Anexo 1., que pide: “Un proceso político para el establecimiento de un acuerdo sobre un marco político provisional que disponga un gobierno autónomo sustancial para Kosovo,” Pero, a continuación el texto aclara: “teniendo en cuenta plenamente los acuerdos de Rambouillet y los principios de soberanía e integridad territorial de la República Federativa de Yugoslavia y de los demás países de la región”.
La posible independencia de Kosovo sería un importante precedente legal para los movimientos independistas alrededor del viejo continente. ¿Qué argumentos utilizará la gran sabiduría europea cuando los movimientos independentistas de los serbios en Bosnia, catalanes y vascos en España, corzos en Francia, sardos en Italia, flamencos en Bélgica, etc. reclamen el mismo derecho?
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