Serbia se esta abriendo al Mundo y la mejor muestra de ello son los vuelos de bajo coste que este mes comenzaron volar para Belgrado. Teniendo en cuenta que para una gran mayoría de ciudadanos de Serbia obtener el visado de algún país de la UE es comparable con ganar la lotería, no sé a quien estarán destinados estos vuelos.
Mientras yo vivía allí los únicos “turistas” que volaban para Belgrado eran los espías, periodistas y funcionarios de alguna administración occidental en la “misión de paz” que chupaban de los altísimos presupuestos destinados a implementar la política del país/institución que representaban en el “Wild East”.
Todos esos colonizadores eran fascinados con lo barato que les resultaba estar allí y con lo marchosos que eran los “indígenas”. Lo sé porque durante más de tres años yo mismo estaba chupando uno de estos presupuestos enseñando las desgracias de nuestras guerras a los espectadores de los países con los que la mayoría de los ciudadanos serbios siguen soñando a visitar un día. Debo admitir que la intensidad y la instantaneidad de la vida que vivía en aquellos tiempos no he vuelto a sentir en ningún otro sitio en el que he vivido posteriormente. Pero, al mismo tiempo nunca he vivido con tan poca perspectiva como en aquellos días.
“¡¿Está algo vacía la ciudad!?” – lo comenté a Djole mientras volvíamos andando por Terazije, en el centro de Belgrado.
“Sí, tío. Es una puta mierda esta integración europea” – me contestó riéndose - “Durante Sloba (Milosevic) por lo menos había fiesta todos los días y la gente salía siempre”.
“A la mierda con esta puta slobonostalgia” – de repente intervino nuestra amiga Sanja. - “Olvidad ya de una puta vez estos cuentos de lo bien que nos lo pasábamos bajo Slobo. Sin trabajo,… traficando,… robando y jugando cartas bajo las bombas de la OTAN. ¡Que espabilados! Anda ya”.
“Sí que era una mierda. Pero tienes que admitir que te sentías más viva”. – replicó Djole.
“Sentirte vivo y vivir son dos cosas diferentes. Y los tiempos de los que me estás hablando no tienen nada que ver con vivir” - terminó Sanja.
Djole y Sanja son dos antiguos combatientes de la oposición a régimen de Slobodan Milosevic y decidí transcribir la discusión que tuvieron porque creo que de la mejor manera reflejan el dilema principal en la actualidad Serbia. ¿A donde ir después de Milosevic? Todos lo tienen claro que hay que avanzar, pero la dirección que hay que coger no es tan clara. ¿Yendo hacía atrás también se avanza?
Serbia en las próximas fechas tiene que entregar a Mladic y Karadzic, buscados por el tribunal de Haya, y decidir sobre el futuro de Kosovo. Las dos tareas crean mucho dolor de cabeza a la joven democracia serbia porque las dos chocan directamente con los valores tradicionales del pueblo serbio y, como en cualquier otro país democrático, nadie está dispuesto a perder los votos. De allí surge la prudencia con la que la nueva élite gobermental esta hablando del tema. Todos están concientes de la solución final pero nadie se atreve a ser el mensajero. Tal como dijo Danko Plevnik, un periodista croata: “Para Serbia, Kosovo esta perdido desde hace mucho tiempo. Lo que no está perdido, es la manera en la que lo va a perder”.
Serbia se tiene que abrir al Mundo pero primero tiene que vencer el miedo de volar. Los vuelos baratos quizá ayudarán pero estos a veces salen muy caros y llevan lejos de los centros principales lo que implica el riesgo de perderse. Y, Serbia no tiene tiempo para perderse.
Mientras yo vivía allí los únicos “turistas” que volaban para Belgrado eran los espías, periodistas y funcionarios de alguna administración occidental en la “misión de paz” que chupaban de los altísimos presupuestos destinados a implementar la política del país/institución que representaban en el “Wild East”.
Todos esos colonizadores eran fascinados con lo barato que les resultaba estar allí y con lo marchosos que eran los “indígenas”. Lo sé porque durante más de tres años yo mismo estaba chupando uno de estos presupuestos enseñando las desgracias de nuestras guerras a los espectadores de los países con los que la mayoría de los ciudadanos serbios siguen soñando a visitar un día. Debo admitir que la intensidad y la instantaneidad de la vida que vivía en aquellos tiempos no he vuelto a sentir en ningún otro sitio en el que he vivido posteriormente. Pero, al mismo tiempo nunca he vivido con tan poca perspectiva como en aquellos días.
“¡¿Está algo vacía la ciudad!?” – lo comenté a Djole mientras volvíamos andando por Terazije, en el centro de Belgrado.
“Sí, tío. Es una puta mierda esta integración europea” – me contestó riéndose - “Durante Sloba (Milosevic) por lo menos había fiesta todos los días y la gente salía siempre”.
“A la mierda con esta puta slobonostalgia” – de repente intervino nuestra amiga Sanja. - “Olvidad ya de una puta vez estos cuentos de lo bien que nos lo pasábamos bajo Slobo. Sin trabajo,… traficando,… robando y jugando cartas bajo las bombas de la OTAN. ¡Que espabilados! Anda ya”.
“Sí que era una mierda. Pero tienes que admitir que te sentías más viva”. – replicó Djole.
“Sentirte vivo y vivir son dos cosas diferentes. Y los tiempos de los que me estás hablando no tienen nada que ver con vivir” - terminó Sanja.
Djole y Sanja son dos antiguos combatientes de la oposición a régimen de Slobodan Milosevic y decidí transcribir la discusión que tuvieron porque creo que de la mejor manera reflejan el dilema principal en la actualidad Serbia. ¿A donde ir después de Milosevic? Todos lo tienen claro que hay que avanzar, pero la dirección que hay que coger no es tan clara. ¿Yendo hacía atrás también se avanza?
Serbia en las próximas fechas tiene que entregar a Mladic y Karadzic, buscados por el tribunal de Haya, y decidir sobre el futuro de Kosovo. Las dos tareas crean mucho dolor de cabeza a la joven democracia serbia porque las dos chocan directamente con los valores tradicionales del pueblo serbio y, como en cualquier otro país democrático, nadie está dispuesto a perder los votos. De allí surge la prudencia con la que la nueva élite gobermental esta hablando del tema. Todos están concientes de la solución final pero nadie se atreve a ser el mensajero. Tal como dijo Danko Plevnik, un periodista croata: “Para Serbia, Kosovo esta perdido desde hace mucho tiempo. Lo que no está perdido, es la manera en la que lo va a perder”.
Serbia se tiene que abrir al Mundo pero primero tiene que vencer el miedo de volar. Los vuelos baratos quizá ayudarán pero estos a veces salen muy caros y llevan lejos de los centros principales lo que implica el riesgo de perderse. Y, Serbia no tiene tiempo para perderse.
Comentarios
un abrazo, pilota!
Lista general de ofertas sobre vuelos 2x1 de 2009
Un saludo a todos.