- ¡Uyyyy, j’ai fait un catastrophe! – dijo Amaie con una sonrisa pintada de yogur de fresas que acaba de echar por toda su alrededor. Y mientras se reía en sus grandes ojos brillaba la maravillosa ausencia del pasado y futuro. Solamente existía este precioso instante que resbalaba sobre la rigidez de mis 30 años acumulados. Ella tiene tres, y a mí me parecen tan grandes como un planeta entero. La razón debe de ser el hecho que ella lo aprovecha todo. En cada respiro. Todo lo que le rodea tiene un único fin; interactuar.
Estamos en Vence cerca de Niza y nos vamos a bañar todos los días en el río Lobo (Loup). Es un lugar mágico. Es como si a los Alpes, de no poder llegar al Mediterráneo, se les hubiera caído una lágrima que todavía corre entre el bosque. Allí, estirado en una piedra bien cómoda, leo “Le Petit Prince” intentando recuperar la sensación del mundo grande que tanta alegría le da a mi pequeña compañera de viaje.
Lo intenté pero no lo consegí. Mi mente pesa demasiado para la inocencia. Pero no me desespero. Siempre puedo aprender a volver a crecer. Para empezar seguiré el buen consejo de una flor:
“Il faut bien que je supporte deux ou trois chenilles si je veux connaître les papillons.
" (Antoine Saint-Exupery)
Estamos en Vence cerca de Niza y nos vamos a bañar todos los días en el río Lobo (Loup). Es un lugar mágico. Es como si a los Alpes, de no poder llegar al Mediterráneo, se les hubiera caído una lágrima que todavía corre entre el bosque. Allí, estirado en una piedra bien cómoda, leo “Le Petit Prince” intentando recuperar la sensación del mundo grande que tanta alegría le da a mi pequeña compañera de viaje.
Lo intenté pero no lo consegí. Mi mente pesa demasiado para la inocencia. Pero no me desespero. Siempre puedo aprender a volver a crecer. Para empezar seguiré el buen consejo de una flor:
“Il faut bien que je supporte deux ou trois chenilles si je veux connaître les papillons.
" (Antoine Saint-Exupery)
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