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Los extraños

Estaba tomando el desayuno en una plaza cerca de mi casa cuando escuché la siguiente conversación entre dos personas autóctonas:

- ¿Qué tío, ya te vas a trabajar? -le preguntó uno al otro.
- No, tío, qué va, que trabajen los “sinpapeles”. Para eso han venido –y se marchó dejando que el olor de su miserable ser se evaporase y mezclse con el calor estropeándome el desayuno.

Esta mañana he tenido que traducir la toma de declaración de tres jóvenes sudsaharianos acusados de tráfico de drogas. Mientras esperaba a que subieran a uno de ellos desde los calabozos, entró en el despacho un grupo de cuatro gitanas rumanas, cada una de ellas con un niño en los brazos. Se las acusaba de incivismo y el Estado les quería quitar la custodia de los niños.

Como el juez no permitía que los niños entraran en la sala mientras ellas declaraban, hubo que buscarles “niñeras” entre los que estábamos presentes. O sea, los funcionarios del juzgado, media docena de abogadas y abogados y yo. Al final, tres funcionarias cogieron otros tantos bebés, pero todavía faltaba una “niñera”. Los abogados presentes, a pesar de no estar ocupados ninguno en aquel momento, se hicieron los “suecos” y finalmente tuve que ofrecerme yo para coger al cuarto bebé a pesar de que justo en ese momento tenía que traducir la toma de declaración de uno de los imputados. Lo hice con el bebé en mis brazos. No sé si habría sido más fácil encontrar un voluntario entre los presentes si el bebé hubiera sido de origen "iberoeuropeo", sólo sé que anteayer, cuando hubo que cuidar al hijo de un abogado que tenía que entrar en la sala, hubo muchas "niñeras" voluntarias.

El “extranjero” no es una persona extraña, sino simplemente una persona de otro país. Los “extranjeros” son los que no lo entienden, sean de donde sean.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Suerte del punto tierno de imaginarte con el bebé en los brazos, porque la historia es para indignarse.
Respira hondo.
Muchos saludos,
Lisa

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