El Magazine de La Vanguardia del domingo 12 de marzo 2006 publicó una entrevista con el sociólogo Manuel Castells, profesor de la Univeristat Oberta de Catalunya. Entre otras cosas interesantes, decía lo siguiente:
“La velocidad del cambio es, probablemente, un factor que si no se acompaña de políticas sociales, culturales y educativas puede representar un problema. En lo referente al bajo nivel educativo del inmigrante que llega a España, debo decir que es un mito: según los datos del Observatorio de Inmigración del Ayuntamiento de Barcelona, el nivel medio educativo de los inmigrantes es superior al de la población nativa. Muchos inmigrantes trabajan en puestos de baja cualificación porque por falta de papeles o por desconocer el idioma no pueden hacer otra cosa. Sé del caso de informáticos rusos y ucranianos que trabajan en la construcción y por la noche hacen trabajos baratísimos de consultoría informática. Veo como un problema muy serio la contradicción del rechazo creciente, cultural y social, de la inmigración por parte de la sociedad española, que la necesita absolutamente y que en los próximos diez o quince años necesitará 250.000 inmigrantes más, según un estudio del profesor Joseph Olive. Esa contradicción es explosiva.”
Hace unos días conocí a Eric, un periodista de El Salvador, quien me dijo: “El origen determina el futuro. Yo aquí no me planteo ningún futuro. Llevo catorce años trabajando como periodista, pero todo mi curriculum me sirve para trabajar aquí de camarero. Tal vez sería un buen camarero con buena conversación… si me dejaran hablar.”
Señores, habrá que ponerse las pilas antes de que se acaben las respuestas.
“La velocidad del cambio es, probablemente, un factor que si no se acompaña de políticas sociales, culturales y educativas puede representar un problema. En lo referente al bajo nivel educativo del inmigrante que llega a España, debo decir que es un mito: según los datos del Observatorio de Inmigración del Ayuntamiento de Barcelona, el nivel medio educativo de los inmigrantes es superior al de la población nativa. Muchos inmigrantes trabajan en puestos de baja cualificación porque por falta de papeles o por desconocer el idioma no pueden hacer otra cosa. Sé del caso de informáticos rusos y ucranianos que trabajan en la construcción y por la noche hacen trabajos baratísimos de consultoría informática. Veo como un problema muy serio la contradicción del rechazo creciente, cultural y social, de la inmigración por parte de la sociedad española, que la necesita absolutamente y que en los próximos diez o quince años necesitará 250.000 inmigrantes más, según un estudio del profesor Joseph Olive. Esa contradicción es explosiva.”
Hace unos días conocí a Eric, un periodista de El Salvador, quien me dijo: “El origen determina el futuro. Yo aquí no me planteo ningún futuro. Llevo catorce años trabajando como periodista, pero todo mi curriculum me sirve para trabajar aquí de camarero. Tal vez sería un buen camarero con buena conversación… si me dejaran hablar.”
Señores, habrá que ponerse las pilas antes de que se acaben las respuestas.
Comentarios
conozco a médico ecutoriano trabajando de albañil, a universitario senegalés vendiendo en la calle, etc.