En el comentario para el post titulado La zanahoria y el palo, Asturcón decía: “Y sé que no es fácil armar un rompecabezas como el balcánico... pero cuando la voluntad brilla por su ausencia aún es más difícil”.
Hace ya diez años que los líderes de los tres bandos en conflicto firmaron la paz en Bosnia y Herzegovina mediante los tratados de Dayton. Desde entonces la comunidad internacional sigue buscando vías sostenibles para establecer una base que haga posible que la sociedad de esta ex república yugoslava prospere.
Uno de los principales obstáculos es la simbología nacional, que se interpone cada vez que se toma una iniciativa; ¿Cómo encontrar una bandera cuyos colores sientan como suyos los tres pueblos que conforman el estado post Dayton? ¿Cómo componen un himno que canten todos sus ciudadanos olvidando su nacionalidad? ¿Cómo diseñar un símbolo con el que se identifiquen todos los que allí viven?
Es muy difícil, pero hay esperanza.
El año que viene en Mostar se inaugurará una estatua que va a lograrlo. La idea es una iniciativa cívica que surgió cuando se pensó en construir un monumento en este pueblo del sur de Bosnia y Herzegovina que tras la guerra quedó en ruinas y en el que antes del conflicto convivieron bosnios, croatas, serbios, judíos y otras etnias.
Los de Mostar pensaron durante una temporada qué personaje de la historia común podían colocar en la plaza principal del pueblo y evitar que éste fuese malinterpretado por alguna de las diferentes etnias de la ciudad.
Después de mucho tiempo de debatir públicamente la decisión fue tomada por amplio consenso y con un amplísimo respaldo popular.
El futuro símbolo de la convivencia y de la historia común que unirá los dos lados del río Neretva será... ¡Bruce Lee!
Hace ya diez años que los líderes de los tres bandos en conflicto firmaron la paz en Bosnia y Herzegovina mediante los tratados de Dayton. Desde entonces la comunidad internacional sigue buscando vías sostenibles para establecer una base que haga posible que la sociedad de esta ex república yugoslava prospere.
Uno de los principales obstáculos es la simbología nacional, que se interpone cada vez que se toma una iniciativa; ¿Cómo encontrar una bandera cuyos colores sientan como suyos los tres pueblos que conforman el estado post Dayton? ¿Cómo componen un himno que canten todos sus ciudadanos olvidando su nacionalidad? ¿Cómo diseñar un símbolo con el que se identifiquen todos los que allí viven?
Es muy difícil, pero hay esperanza.
El año que viene en Mostar se inaugurará una estatua que va a lograrlo. La idea es una iniciativa cívica que surgió cuando se pensó en construir un monumento en este pueblo del sur de Bosnia y Herzegovina que tras la guerra quedó en ruinas y en el que antes del conflicto convivieron bosnios, croatas, serbios, judíos y otras etnias.
Los de Mostar pensaron durante una temporada qué personaje de la historia común podían colocar en la plaza principal del pueblo y evitar que éste fuese malinterpretado por alguna de las diferentes etnias de la ciudad.
Después de mucho tiempo de debatir públicamente la decisión fue tomada por amplio consenso y con un amplísimo respaldo popular.
El futuro símbolo de la convivencia y de la historia común que unirá los dos lados del río Neretva será... ¡Bruce Lee!
Comentarios
Los simbolos, idolos y heroes ensalzandos por los estados siempre ha servido mas para separar y enfrentar que para unir. Tal vez esa sea la solucion, un idolo sin reminiscencias politicas, ideologicas, etnicas...
Comienza el mas importante trabajo de Bruce Lee...